Adiós a la inflamación: esto es lo que estás haciendo mal y por eso no pierdes peso
Con "hay que comer menos y moverse más" no basta

Un plato competo y nutritivo / Freepik
Con la llegada del nuevo año, miles de personas se plantean el objetivo de perder peso, quemar grasa y ganar salud. Para la mayoría, lograr este objetivo pasa por hacer dietas donde se reduce la ingesta de alimentos y las calorías. Esto es un enfoque simplista que muchos estudios han demostrado que deja de lado un factor fundamental: la inflamación.
Durante demasiado tiempo, al encontrarse ante el objetivo de perder peso y quemar grasa, se ha llevado a cabo un enfoque equivocado del metabolismo y de la salud.
Este enfoque ha resultado ser demasiado simplista y centrado únicamente en dietas hipocalóricas que generan adaptaciones peligrosas en el organismo y que implican que la persona pase hambre, sufra y no consiga sus objetivos.
Este paradigma, que durante décadas se ha limitado a decir que "hay que comer menos y moverse más", no solo resulta insuficiente a día de hoy, sino que no ha tenido en cuenta uno de los factores más importantes a la hora de lograr el objetivo de perder grasa: la inflamación.
"Cuando hay un exceso de grasa, tenemos que entender que se comporta como un órgano endocrino y también como un órgano inmunológico", dice David Vargas, Fundador y CEO de Regenera.
"Por eso cuando nos planteamos perder peso no sirve tener en cuenta solo las calorías, sino que hay que prestar atención a la inflamación", continúa David. "De hecho, la revista Time ya calificó en su portada a la inflamación como "The secret killer" (el asesino secreto) hablando de esta como causa de infartos, cáncer y alzheimer. Pero por supuesto que un estado de inflamación, es decir, de alerta inmunitaria constante y sostenida en el tiempo, también va a dificultar el objetivo de quemar grasa".
Cómo influye el entorno en la capacidad para quemar grasa
Durante la mayor parte de la evolución como seres humanos, se ha ejercitado a diario para sobrevivir. Se salía a cazar y a recolectar para poder comer en un entorno de escasez, lo que ayudaba a utilizar la grasa como sustrato energético. También, durante miles de años, el ser humano se ha alimentado con proteínas de calidad, aminoácidos esenciales y carbohidratos naturales y de baja densidad. Y por supuesto, el sistema inmunitario estaba diseñado para responder a infecciones o lesiones.
El entorno en el que se vive ahora es radicalmente distinto: la alimentación se compone de productos procesados, harinas refinadas, azúcares añadidos, aceites vegetales industriales y una larga lista de aditivos que no existían en la dieta ancestral.
Estos alimentos son inflamatorios porque alteran nuestro equilibrio hormonal, generan picos de glucosa en sangre y sobrecargan nuestro sistema inmunitario, contribuyendo a un estado conocido como inflamación crónica de bajo grado. Un estado que solo empeora cuando le sumamos factores como la desregulación de los biorritmos, el estrés, la falta de sueño de calidad o los problemas emocionales.
"Básicamente, nuestra biología no ha tenido tiempo de adaptarse a este entorno en el que vivimos. Seguimos siendo, en esencia, los mismos cazadores recolectores que hace miles de años, pero vivimos en un mundo que nos ofrece alimentos que no nos nutren, en el que no tenemos la necesidad de movernos para sobrevivir y donde la comida es muy abundante y altamente procesada. En este contexto, el sistema inmune está en alerta constante, que es justo lo contrario a lo que debería ser", resume David Vargas, profesor del nuevo curso de Regenera Prime, Quema grasa y desinflámate. Esta propuesta enseña a través de vídeos a comer bien y crear el contexto adecuado para que la dieta funcione.
Cómo generar el contexto para conseguir los objetivos
Ahora que se sabe que la inflamación es un factor clave en la quema de grasas y que se vive en un entorno proinflamatorio que nada tiene que ver con lo que el cuerpo espera de él, la pregunta es cómo generar el contexto adecuado para lograr este objetivo.
Según David Vargas, esto "es todo un reto y, si se lleva a cabo de forma simplista, contando solo las calorías sin tener en cuenta el resto de factores que están afectando a la persona, acabará en sufrimiento y fracaso. El "efecto yo-yo" o "el efecto rebote" y todas esas expresiones con las que muchas veces hace referencia a las dietas fallidas, tienen un porqué y es este: el abordaje no es el correcto".
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