La dermatitis atópica (DA) es un trastorno crónico de la piel, caracterizado por piel seca e irritable que cursa con brotes ocasionales de tipo eccema. “Lo más habitual es sentir la piel seca, descamativa o rugosa, y con picor”, precisa el Dr. Alejandro Fernández, jefe del servicio de dermatología de Clínica Corachan. Durante períodos de crisis o exacerbación, el picor será mayor, con enrojecimiento de determinadas áreas de la piel, principalmente en zonas de flexión como la parte interna de los codos y detrás de las rodillas.

Más allá de esos síntomas predominantes (picor, sequedad y presencia de eccemas recurrentes y en brotes), pueden darse etapas de remisión en las cuales el paciente no experimente dichos síntomas .

“Hablamos de una enfermedad multifactorial que resulta de la interacción de factores genéticos, ambientales e inmunológicos”, señala el doctor Fernández. “Los pacientes con DA presentan defectos en la función de barrera de la piel; carecen de ciertas proteínas que mantienen la integridad cutánea”, añade .

La DA suele aparecer antes de los 5 años de edad, aunque también puede persistir los años posteriores o aparecer ya en la edad adulta. Las estadísticas revelan una prevalencia infantil global de entre el 10 y el 20% y en los adultos del 1 al 3% .

No es alergia

Es importante aclarar que la DA no es una alergia a ninguna sustancia determinada, y no se resuelve eliminando alimentos. “Existen casos en que determinados desencadenantes pueden estar asociados a ella (aeroalérgenos de tipo ácaros, entre otros), así como una asociación con alimentos, pero esto representa únicamente el 15% de los casos”, explicala Dra. Carolina Carrera, especialista del servicio de dermatología de Clínica Corachan. Del mismo modo, en algún caso se puede observar conjuntamente con asma y rinitis alérgica .

La dermatitis atópica se suele presentar en personas con una predisposición genética. Entre un 70 y un 80% de los pacientes tienen una historia familiar positiva de atopia (dermatitis atópica, asma o rinitis alérgica). Hay estudios que señalan que es más prevalente en el sexo femenino, aunque otros afirman que no hay diferencias en cuanto al sexo .

Si la dermatitis atópica no es tratada, el paciente puede presentar complicaciones secundarias al picor y rascado de la piel como pueden ser el engrosamiento (liquenificación) e infecciones sobreañadidas (impétigo), además de una disminución en su calidad de vida .

Tratamiento

El manejo de este trastorno dermatológico es multidisciplinario. Se trata de combinar una amplia gama de recursos que incluyen medidas generales para evitar factores desencadenantes. “Hay que evitar, por ejemplo, el exceso de lavado, el uso de jabones detergentes y la ropa ajustada de fibra sintética. También se recomienda no usar esponjas o cualquier elemento que frote la piel durante la ducha. Esta debe ser breve y máximo de una al día. Hay que evitar además el secado con la toalla por fricción”, indica la doctora.

La hidratación es la base del tratamiento para evitar recaídas, así como también durante el brote de la enfermedad, ya que permite disminuir la cantidad de corticoides de uso tópico, requeridos para el control de la inflamación (rojeces y picor) .

Además de cremas que contengan corticoides, durante el brote se suelen utilizar antihistamínicos orales para disminuir el picor (prurito), entre otras medidas .

¿Se cura?

La mayoría de los niños con DA mejoran de forma espontánea al hacerse adultos, sencillamente no presentando más crisis. Por el contrario, los casos de DA que debutan en la adolescencia o adultez tienden a tener peor pronóstico, con mayor frecuencia de las crisis y severidad.

Puede darse el caso de un niño con DA que no mejore al llegar a la adolescencia y persista con la enfermedad más allá de la infancia, como también los casos que se inician en la adolescencia o adultez. “Un niño con DA severa en la infancia tendrá mayores probabilidades de continuar con la enfermedad durante su vida adulta. Aunque se desconoce qué ocasiona tener DA con debut en la adolescencia o adultez, suele existir una predisposición genética (padres con atopia, rinitis o asma), igual que en los casos que se presentan durante la infancia”, declara la doctora Carolina Carrera.

Las medidas generales y crema hidratante serán parte de la rutina diaria en el tratamiento, recomendaciones que el paciente deberá seguir de forma continua. Por otro lado, la duración del tratamiento específico durante las crisis (cremas con cortisona y antihistamínicos) dependerá de la severidad y extensión de las lesiones; pudiese prolongarse desde unos días hasta unas semanas .

Como ya fue mencionado, mantener el hábito de hacer una ducha corta evitando el agua muy caliente y utilizando dermolimpiadores de tipo syndet (agentes limpiadores sustitutos de jabones detergentes, que tienen un pH ácido, similar al de la piel) y sin frotar con esponjas, así como aplicar crema hidratante una o dos veces al día son fundamentales en la rutina del paciente para evitar o disminuir la frecuencia de las recaídas .La Dra. Carrera apunta además que “es preferible también el uso de ropa holgada, de algodón y de colores claros, y evitar la ropa oclusiva, sintética o de lana, así como el uso de suavizantes al lavar la ropa”.

Además, “permanecer en lugares muy secos o muy calurosos podría ser un disparador de las crisis, y no debemos olvidar el estrés emocional como factor desencadenante. El estrés puede precipitar la aparición de las crisis”, sentencia .

El papel de los aeroalérgenos, como los ácaros del polvo y la caspa de los animales, no está claro que puedan resultar perjudiciales. Y, aunque la supresión total de los aeroalérgenos ambientales es imposible, se pueden tomar medidas para reducir la exposición a estos factores en aquellos pacientes en quienes se sospecha que podrían jugar un rol perjudicial .

En cuanto a los alimentos, evitar el alimento alergénico conocido es un enfoque razonable, siempre y cuando exista una asociación entre los síntomas y la ingesta del mismo (huevo, pescado, nueces, cacahuete) pero recordemos que esto es una asociación poco frecuente .

Localización concreta

Para distinguir la dermatitis atópica de otros tipos de eccema, la localización de los focos en las diferentes zonas de la piel ayuda. “Los eccemas clásicos de la DA están presentes en las zonas flexurales, como el pliegue flexor de codos y rodillas, también en el cuello y en el contorno de los ojos. Sin embargo, existen presentaciones atípicas de DA, por lo cual es importante acudir al dermatólogo para una correcta valoración”, recomienda la doctora Carrera .

En la mayoría de los casos, la exposición al sol para una persona con DA tiene un efecto beneficioso. Pero se deben evitar las horas centrales del día, usando protectores solares adecuados para pieles atópicas y utilizando gorras o medios de protección física.De todos modos, es durante el inviernocuando se suele evidenciar más la enfermedad .

Dianas de investigación

La DA es una enfermedad compleja que surge de la interacción entre genética y factores medio-ambientales. En relación a la genética, existen mutaciones en genes que codifican proteínas epidérmicas y estructurales de la piel, así como genes que codifican elementos importantes del sistema inmune. La alteración de la barrera epidérmica (determinada genéticamente) es uno de los factores más importantes, ya que predispone a la pérdida transepidérmica de agua, de ahí que sequedad y picorsean los síntomas principales de la DA. También en la piel que presenta esta enfermedad existe un desequilibrio de la flora bacteriana, con mayor proporción de bacterias que pudiesen ser potencialmente patógenas y causar mayor inflamación e infecciones. Estudios recientes señalan una posible relación entre la dermatitis atópica y la disbiosis intestinal (desbalance de la microbiota intestinal).

“En un estudio en pacientes con DA que recibieron determinadas cepas de probióticos orales, se observó una reducción en la intensidad y frecuencia de los brotes, así como una disminución en la necesidad de usar corticoides tópicos. Sin embargo, son necesarios más estudios para elucidarlo”, concluye el responsable del servicio de dermatología de Clínica Corachan, el Dr. Alejandro Fernández .