Es relativamente común que cuando hacemos ejercicio percibamos en la boca un cierto regusto a sangre. Esta sensación, a veces desagradable, puede hacernos temer algo grave. Si bien, no tiene por qué ser así. De hecho, lo más probable es que se trate de algo totalmente normal. Esta es la explicación médica.

Tal y como explica en redes sociales el médico Francisco Vizcaíno, esta sensación es totalmente normal "Con el ejercicio, la presión sanguínea se eleva. Eso afecta a los pulmones, que están conformados por saquitos de aire y rodeados por capilares sanguíneos. Con el aumento de presión y el esfuerzo alguno de estos capilares puede romperse llevando la sangre al sistema respiratorio", relata el facultativo, en una breve pero comprensible explicación de los porqués de este fenómeno.

@franciscovizcainoborrero Te ha pasado? #medico #MIR #cosejosmedicos #curiosidades #estudiantedemedicina #medstudent ♬ sonido original - Francisco Vizcaino B

Correr no tiene edad

Correr no tiene edad. Siempre y cuando se realice con precauciones y a partir de una rutina progresiva que vaya paso a paso, esta práctica deportiva puede llevarse a cabo. Correr es tan sencillo que puede practicarse hasta una edad avanzada. Cómo dicen algunos, "hasta que el cuerpo aguante". Con un buen calzado y un médico que indique el estado real del corredor, la actividad puede iniciarse y continuar hasta la vejez. Son numerosos los casos de atletas que han completado incluso maratones (42,195 kilómetros) a una edad avanzada.

Los corredores senior o mayores de 60 años serán los protagonistas del próximo número de "Experiencia Running", colección que puede adquirirse cada domingo con LA NUEVA ESPAÑA por sólo 0,50 euros más el cupón que aparecerá en la contraportada del periódico. Entre sus diversos contenidos destaca la historia de Fauja Singh, el maratonista más longevo del mundo. Comenzó a correr a los 89 años, tras un drama familiar, y se mantuvo en activo hasta los 101, completando nueve maratones. Este atleta indio puede servir de ejemplo a todas esas personas que, a partir de cierta edad, creen que "ya no están para hacer deporte". Error.

A partir de los 45 años, la capacidad para el ejercicio aeróbico decae un 10% por década. Sin embargo, un estudio de la Universidad de Greenville, en Carolina del Norte, explica que los corredores mayores pueden recuperar la velocidad realizando fortalecimiento muscular. A mayor edad, aumenta la contracción del sistema muscular. Si se pretende mantener la velocidad, explica este estudio, el corredor de más de 50 años deberá efectuar un esfuerzo más grande. Por ello, la cúspide de un maratonista de alto rendimiento suele darse entre los 30 y los 35 años. A partir de entonces se entra en una inevitable curva descendente en el rendimiento. Con esta merma se dan pasos más cortos como una adaptación neuromuscular al desgaste de la edad para ahorrar energía. Y con esto se exige más a las articulaciones de la cadera en detrimento de las de la rodilla y el pie.

Por todo ello, los mayores de 50 o 60 años deben saber que tienen una nueva oportunidad. Las personas en esta franja de edad se encuentran aún con fuerzas y ganas de mejorar física y mentalmente, y suelen atravesar una etapa de la vida en la que es probable que cuenten con más tiempo e independencia, dado que los hijos han crecido y no requieren tanta atención. Además, la vida laboral también puede haberse reducido e incluso desaparecido tras la merecida jubilación. Por todo ello, tienen innumerables motivos para ponerse a correr y llevar un ritmo de vida activo. Por un lado, este deporte ayuda a combatir el colesterol, es un buen sostén físico y psicológico, ocupa el tiempo de ocio, mejora la capacidad cardiovascular, da energía y vigor y combate el estrés. Y por otro, quizás el más importante, ayuda a combatir el debilitamiento de los huesos en las personas mayores. Una razón de peso.