Si busca un teléfono antiguo del modelo Heraldo, de los de rueda, Manuel Antonio Álvarez, conocido como "Tonín”, natural de Nembra, lo vende por internet. Los compra, los repara y luego los pone a la venta aprovechando el auge de la moda “vintage” y de las compras de segunda mano. La compraventa de objetos usados ha crecido un 10% desde el confinamiento, según uno de los portales líder en el sector. Los que venden quieren hacer sitio en su casa y sacar un dinero; los que compran buscan cosas muy específicas y a buen precio. 

"Son todo ventajas", dice la sierense Lucy Vigil que estos días está esperando que unos compradores con los que contactó por otra plataforma digital de venta de segunda mano se lleven su butacón y quede más libre el salón de su casa polesa. Es su venta más reciente, pero ni mucho menos la última porque le ha cogido el tranquillo a sacar de su entorno "todas las cosas que han dejado de serte útiles y que ya solo son objetos que se acumulan, que hay que limpiar, y que dan más trabajo del uso que les das". El suyo no es el perfil de "Tonín", pero es incluso más habitual: el del vendedor esporádico que se saca un dinero de algo que antes quizá hubiera llevado al contenedor o al trastero.

Dos teléfonos vintage reparados por "Tonín"

“Tonín” es consciente que es el momento propicio para la compraventa en internet. Hace un año, en mayo, en pleno confinamiento, vendió más que nunca porque “no había mercaos y la gente buscaba cosas por internet”. Pero él ya había empezado antes; hace ahora unos dos años que se hizo cuenta en Wallapop. “Me enseñó uno de mis hijos y estoy encantao”, confiesa. Lo suyo no es vender por vender. Tiene un objetivo: conseguir dinero para comprar más objetos antiguos y aumentar su colección. Su sueño es montar un Museo Etnográfico. El año pasado lo consiguió por unos días en la localidad allerana de Cuérigo. “Hice una exposición para juntar todo lo que habíamos recopilado mi mujer y yo durante 40 años. Lo visitaron unas 400 personas. Yo no cobré nada”, recuerda. El canal de venta por internet es su fuente de financiación para seguir comprando reliquias. 

“Lo que más se vende son las cosas de guerra, pero los teléfonos antiguos también salen muy bien”, explica. Sus últimas adquisiciones: dos modelos de 1924 que compró en el mercado del Campillín, en Oviedo. En cuanto los tenga reparados, los subirá a la página. No se los queda porque en su colección ya hay unos 30 teléfonos y los tiene muy parecidos. Compra para vender. “El gris de disco ye el más baratín porque ye más fácil de encontrar; lo compro por unos 10 o 15 euros, lo reparo y lo vendo por 30; si ye el colorao lo pongo por algo más, unos 50 euros”.

Teléfono antiguo Heraldo, de Telefónica

Los objetos de electrónica son los más vendidos, según un informe de la OCU de 2019 sobre la compraventa en internet. Le siguen muebles y artículos de hogar. Después ya viene la ropa, una categoría que también tiene venta en otras apps especializadas. 

En el perfil de la gijonesa María Puente hay ropa para niños y adultos, pero también muchas más cosas. En total, tiene 68 artículos a la venta, que van desde una máquina para hacer abdominales, unas botas Hunter o una colección de revistas “Ciclismo a fondo” del año 97. 

“Empecé subiendo cosas de los niños. Luego me animé con otras cosas mías que son nuevas o están en muy buen estado. Lo que hago es subir lo que yo compraría y me saco unos eurillos”, explica. Vende parte de su ropa porque por un problema de tiroides ya no le sirve. Es práctica: “Para que se estropeen en el armario prefiero recuperar parte del dinero”. En el mes de marzo sacó unos 500 euros, “pero hay otros meses que no vendes nada”. 

Algunos de los artículos que vende María en Wallapop

Por 3 euros se pueden encontrar libros en el perfil de una joven ovetense de 26 años. En concreto, el libro citado es “El artista de la muerte”, de Jonathan Santlofer. También están a la venta trilogías de moda como, por ejemplo, la escrita por Carmen Mola -”La novia gitana”, “La Red púrpura” y “La nena”- con un precio de 27 euros. “Vendo libros porque es lo único que tengo. Me encanta leer desde pequeña pero mi casa no es infinita. Cuando veo que ocupan más espacio que yo, pongo a la venta los libros que menos me han gustado. Me da penita, pero al menos otra gente puede leerlos”, explica. Aunque dice que no saca mucho dinero consigue hacer espacio en su estantería para nuevos títulos. A la hora de entregar los paquetes, al principio, le daba un poco de miedo “porque no sabía con quién iba a encontrarme, pero, por ahora, sólo me he encontrado gente muy maja y puntual”. 

El perfil de María, una chica joven que hace sitio en casa para cosas nuevas, es el más habitual en las plataformas de compraventa digital. Más del 90% de los menores de 35 años han utilizado alguna vez uno de los canales de venta por internet más populares, según un un informe de la OCU. 

Pero lo mayores no se quedan atrás y van perdiendo el miedo. Lucy Vigil dice que sería hace unos diez años cuando la convencieron de participar en un mercadillo de Llanes convocado expresamente para darle segunda vida a objetos de los trasteros. Y de trasteros y acumulados esta sierense sabe en abundancia. "Lo reconozco, siempre fui de acumular mucho", asume. Así que cuando se cansó de tener cientos de cachivaches por casa que luegon pasaban a convertirse en cajas y cajas en el trastero, decidió que había que darle salida. La experiencia del mercadillo fue muy bien y cuando en sucesivas ediciones vio que aquello se masificaba y que "acababa regalando cosas para no traerlas de nuevo para casa", le vio el futuro a la venta por internet.

Sofá, corchadora, gramófono y mantelería de hilo a los que la sierense Lucy Vigil les dio salida en internet.

Recuerda haber vendido un gramófono "que ni era una gran antigüedad, ni valía ya para nada"; una máquina antigua de corchar sidra; juegos de cama de lino, mantelería de lagarterana que le llenaba los cajones, la cama de castaño de la habitación de su hija cuando necesitó hacer espacio para un escritorio... "Todo se puede

"Todo lo que estorba en casa, ahora tengo claro que lo vendo", cuenta. Y con lo que saca, sea mucho o poco, "ya le puedo hacer un regalo a mis hijos o dedicarlo a otra cosa que necesite". Su familia sabe de su habilidad y también vende lo que les sobra a otros. Como la máquina de dar pedales que sus sobrinos le compraron durante el confinamiento a su padre -cuñado de Lucy- para que hiciera ejercicio. Y que pasado el encierro... nunca más quiso ver delante.

Dejar ir lo viejo para hacer sitio a lo nuevo, la máxima de la técnica china del feng shui, es ahora una tendencia al alza entre los jóvenes -y no tan jóvenes- asturianos.