El miedo es el motor que mueve el mundo, además de otros sentimientos como el amor y la amistad, y eso se refleja en la historia de Ana María de Soto, la primera mujer que se alistó en la Armada en 1873”. Así lo dijo en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVAESPAÑA la historiadora y periodista Alicia Vallina (Pola de Siero, 1976), durante la presentación del libro “Hija del mar” (Plaza&Janés), el relato de una mujer que se lanzó a la aventura para enfrentarse a su destino.

“Esta es la historia de una mujer que recorre un camino físico y metafórico desde su hogar en Córdoba a la Real Isla de León, la actual San Fernando, para alistarse en la Armada, donde se dotaban los barcos que cruzaban el Atlántico;ser mujer era un lastre para ella, pero logró superarlo”, señaló la autora, colaboradora de LA NUEVA ESPAÑA y actualmente s coordinadora técnica de la Unidad de Museos de la Subdirección General de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa.

Batallas e historias humanas

La presentación corrió a cargo de Cecilia Alvargonzález Figaredo, subdirectora de la Fundación Alvargonzález, que comparte con la autora la pasión por el mar y esos valores de la Armada española que aparecen plasmados en el libro. La autora, doblemente doctorada en Historia del Arte y Estudios del Mundo Antiguo por las Universidades Autónoma y Complutense de Madrid, ha trabajado en el Museo Sorolla, en el Museo Sefardí de Toledo, en el Ministerio de Cultura y en el Museo de América. La novela narra aventuras y batallas, y también historias humanas, entre ellas la de Manuel, un asturiano que juega un importante papel en la historia. 

“Ana María de Soto se alistó en la Armada en 1873, un año muy importante en la historia de España, un momento en el que la Armada está muy mermada y España combate al poderoso enemigo inglés”, explicó Alicia Vallina. Hija del mar”, tal como señaló, está ambientada en “una España en la que la Hacienda pública estaba enormemente mermada” y “en el momento en que más dificultades tenía la Armada. No hay apenas datos sobre “la soldado estanquera”, como se referían a ella en su época. Ni siquiera queda un retrato de una infante de marina, nacida en Aguilar de la Frontera (Córdoba), muy cerca de Montilla, que incluso fue reconocida por el propio Rey Carlos IV.  

Una adelantada a su tiempo

Aunque no fue la primera mujer que formó parte del ejército, (existen precedentes como la arcabucera María la Bailaora, en la Batalla de Lepanto, o Catalina de Erauso, la Monja Alférez, Ana María de Soto sí fue la primera que sirvió en la Marina, en unas condiciones extraordinariamente duras. Alicia Vallina, que fue directora técnica del Museo Naval de San Fernando, (Cádiz), se encontró allí con la apasionante historia que narra en el libro. “Quise dar luz a una mujer totalmente desconocida e intentar desentrañar que fue lo que la llevo a tomar esa decisión para huir del destino que debía asumir por su condición femenina”. Vallina ha escrito numerosos artículos para revistas nacionales e internacionales sobre patrimonio cultural y museos y ha publicado varios libros de investigación sobre museología y patrimonio.