“Venga, solo aguanta diez segundos más”. Una y otra vez, personal sanitario contratado por Amazon repite esta frase a sus trabajadores en uno de los rincones del centro logístico de la multinacional en el Prat de Llobregat, en el que se inspirará la futura planta de Siero. Los 3.000 empleados del complejo catalán tienen cada dos semanas la oportunidad de autorrealizarse una PCR para descartar posibles contagios de coronavirus. El despliegue de medios es tal que el centro tiene capacidad para hacer hasta 960 pruebas al día.

El sistema fue puesto en marcha al poco tiempo de iniciarse la pandemia, pero no es el único con el que se monitoriza el covid en las instalaciones. Cámaras térmicas vigilan el interior de las instalaciones para detectar cualquier subida de fiebre que pueda ser un síntoma a tener en cuenta. “Si alguien tiene la temperatura alta debe irse a casa inmediatamente y ponerse en manos de los médicos”, apunta el jefe de Recursos Humanos de los centros de Amazon en España, Marc Zenón.

Con la fiebre bajo control, el añadido que aporta las pruebas PCR es el de tratar de localizar posibles contagiados asintomáticos.

A ello se suma un estrecho marcaje del personal de “safety” para cumplir con las normativas sanitarias. “Señores, están a menos de dos metros, guarden las distancias”, repiten una y otra vez los empleados encargados de la seguridad al mínimo descuido en el que que dos o más personas se aproximan más de lo recomendable.

Físicamente, si la localidad almeriense de el Ejido es conocido como un “mar de plástico” por sus abundantes invernaderos, el Prat no se le queda atrás en algunas partes de su centro. Grandes pantallas separan cada una de las mesas de la cantina, y largos plásticos cuelgan del techo entre los pasillos como si de un muro de Berlín traslúcido se tratara. 

De las mascarillas y el uso de geles ni se habla. Se da por descontado, aunque algunas pantallas de la recepción exponen textos amenazantes recordando a los trabajadores que cualquier incumplimiento de la normativa sanitaria acarreará sanciones disciplinarias. “La seguridad es para nosotros una prioridad y desde el coronavirus mucho más”, indica Zenón. 

Ergonomía

Virus aparte, otra de las obsesiones corporativas de Amazon es evitar lesiones en sus empleados. Para ello, los responsables de la seguridad juegan un papel especial, pues a diario se encargan de vigilar que los empleados siguen las instrucciones para no caer en malas posturas o movimientos letales para la espalda o las rodillas. “Al principio todos reciben formación para que, por ejemplo, no hagan giros bruscos de tronco o no metan material en las cajas sin bajar antes las solapas para no forzar los hombros”, indica Raúl García, uno de los responsables de este campo en la planta catalana.

A ello se suman algunas recomendaciones seguidas a rajatabla por muchos de los contratados. “Lo ideal es calentar antes de iniciar la jornada y tras las paradas de turno”, apuntan. 

Puestos rotatorios

Una de las medidas estrella para prevenir problemas físicos en los empleados son las continuas rotaciones en los puestos que requieren un mayor trabajo de espalda, articulaciones y músculos. Es el caso de los empleados que llenan las estanterías inteligentes y preparan los pedidos, así como los que preparan las cajas. Al estar continuamente girándose, cogiendo pesos de hasta 15 kilos y agachándose, se les va cambiando de puestos incluso en el mismo día para no castigar siempre la misma parte del cuerpo. “Viene muy bien porque cambias de rutina y encima el cuerpo lo agradece”, relata la trabajadora de 22 años, Eva Anastasia Milanés, que se dice encantada con estas medidas vigiladas mediante “auditorías de movimientos seguros” 

Método japonés

De todos modos, las medidas de seguridad laboral están sometidas constantemente a revisión en Amazon. Basándose en el método japonés Kaizen, el centro cuenta con buzones y pizarras donde los empleados hacen sugerencias para mejorar la seguridad en el trabajo, que en muchos casos son atendidas por la empresa. “Van con nombre y apellidos porque así podemos dirigirnos a ellos para intentar implementar su propuesta”, explica Marc Zenón. 

Pasamanos obligatorio 

De este sistema salieron varias de medidas ineludibles del centro, donde la plantilla está obligada a usar los pasamanos y en muchos puestos se disponen de alfombras de goma acolchadas para cuidar tanto los pies como rodillas y espalda durante una larga jornada laboral. La utilización de escaleras para acceder a los casilleros altos de las estanterías y el criterio de los empleados hacen el resto. “Se les insta a colocar los objetos más pesados en las casillas altas para no forzar la espalda”, explican, como un ejemplo más de una panta especialmente concienciada con la seguridad laboral.