En el Botánico de Gijón ayer se escuchó hablar mucho sobre el problema de una especie invasora, el plumero de la pampa, que de colonizar suelos pobres y erosionados -como entornos de grandes viales donde se desarrollaron importantes movimientos de tierra- ha pasado a hacerse un hueco en entornos naturales y acogotar a las especies autóctonas.

De la importancia del problema habla también el hecho de que según un estudio del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), empieza a haber en la región un pico de casos de alergias en otoño, una época que no se corresponde con la floración primaveral. Y los expertos temen que el plumero pueda estar detrás de esa circunstancia, ya que es en otoño la época de su floración.

A las voces de los expertos se les añadió, también, una visión vecinal y una de las que se puso como ejemplo fue la experiencia desarrollada en La Fresneda en los últimos años. Fue José María Rozada, profesor jubilado y residente desde hace tres décadas en esta urbanización, quien contó al auditorio cómo las sextaferias organizadas en los últimos años en esta zona residencial de Siero han puesto en jaque al plumero en su entorno.

Unas sextaferias que llevan convocándose desde 2018 y que han resultado ser un éxito. Ahora queda en La Fresneda una brigada de vecinos colaboradores que, de forma continua, quedan para cortar de raíz los plantones que van encontrando