La Asociación Nora, que abrió sus puertas en 1992 y está asentada en la Pola desde sus comienzos, está cercana a cumplir tres décadas de existencia. Lo que comenzó como una red de apoyo y orientación entre varias familias y amigos de personas con discapacidad psíquica y parálisis cerebral ha terminado por convertirse en un pilar fundamental en la vida todos ellos y en una referencia como colectivo en Siero y en Asturias.

Actualmente presta, principalmente, ayuda terapéutica en diferentes campos: fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional y psicología. El fin último es conseguir la integración social y laboral de las personas con todo tipo de discapacidades psíquicas y parálisis cerebral. Antes de la pandemia, contaban con múltiples actividades para los miembros de la asociación, como los talleres terapéuticos, entre los que se encontraban algunos como clases de cocina o de kárate. Eran planes que el coronavirus se llevó, ya que al desarrollarse de forma grupal no podían asegurar llevarlas a cabo de forma segura, pero que esperan poder retomar pronto.

ntes de la pandemia, contaban con múltiples actividades para los miembros de la asociación, como los talleres terapéuticos, entre los que se encontraban algunos como clases de cocina o de kárate

Una vez se van levantando las restricciones sanitarias más duras, ven un poco la luz al final del túnel para retomar las actividades. Y así, ya han vuelto a desarrollar de nuevo el llamado “club de ocio”, en el que varios voluntarios acompañan a algunos de los miembros de la asociación en diferentes escapadas fuera de su entorno. En concreto, en esta última ocasión, el pasado fin de semana, hicieron una pequeña escapada por las orillas del río Nora, en pequeños grupos de hasta cuatro personas junto con dos voluntarios. Además este año han celebrado, por primera vez, una carrera virtual solidaria, que esperan repetir próximamente debido al éxito de esta edición.

En la actualidad, las redes sociales forman parte de nuestra vida diaria y es por eso que desde la asociación decidieron comenzar a moverse por ellas para informar a la gente acerca de los diferentes tipos de discapacidades que existen y con las que trabajan. Tatiana Llorente, presidenta del colectivo, asegura que “ la media de edad ha pegado un bajón importante, cada vez más familias buscan orientación y terapia por diferentes discapacidades psíquicas que antes no eran muy conocidas”. En la Asociación Nora no hay límite de edad y trabajan con toda clase de enfermedades psíquicas y parálisis cerebral, que en muchas ocasiones va acompañado de diferentes patologías. “Nos llegan casos de enfermedades raras, para las que ni siquiera la medicina tiene un tratamiento, pero que con ayuda y apoyo ves mucha mejoría”, afirma la presidenta.

Tatiana Llorente, presidenta del colectivo, asegura que “ la media de edad ha pegado un bajón importante, cada vez más familias buscan orientación y terapia por diferentes discapacidades psíquicas que antes no eran muy conocidas”

La labor de la asociación ha mejorado la vida de muchas familias, consiguiendo no sólo una evolución terapéutica favorable en sus miembros, sino creando una red de apoyo mutuo y de amistad entre ellos. Las familias, “son fundamentales en el desarrollo de la asociación” comenta Llorente, siendo partícipes activos de las diferentes actividades llevadas a cabo por el colectivo, aunque debido a la actual crisis sanitaria durante todo el pasado año y el actual no han podido desarrollar muchas de ellas, tales como conciertos con diferentes grupos de la zona, espichas, galas con academias de baile...

Este tipo de actos, no solo ayudaban terapéuticamente, sino que también eran parte importante de la economía de la asociación. Durante casi tres meses en los que el colectivo estuvo cerrado por el confinamiento y tras mucho pensar tomaron la determinación de comenzar con “Tu terapia en casa”, adaptándose en muchas ocasiones a las necesidades individuales de cada familia.

Aunque la presidenta lo recuerda como algo “muy complicado”, al final salieron adelante y consiguieron que todo el trabajo realizado con los pacientes no retrocediera durante esos casi tres meses, ya que, por norma general, las personas con discapacidad psíquica necesitan rutinas.

Un año después, van recuperando un poco esa normalidad y esperan seguir llenando la vida de decenas de personas, niños y adultos con cualquier tipo de necesidad especial.