Ángel Émbil, Falo Moro, José Domínguez o Joaquín Morales son solo algunos de los autores que dieron renombre a la enorme tradición musical de Pola de Siero. Pocos lugares en Asturias atesoran un legado como el que ellos, entre otros que vinieron después, dejaron a una localidad que lleva la música en el alma. Los herederos de tantos y tantos maestros que dio el concejo o que estuvieron vinculados a él de uno u otro modo son los diversos colectivos que hoy guardan y mantienen viva una afición que es mucho más que eso, pues es un rasgo indisoluble de la cultura y las señas de identidad de la capital del municipio. Uno de ellos es la Asociación Sierense de Amigos de la Música, una auténtica cantera de nuevos talentos y cuyo proyecto sigue sorprendiendo por su capacidad para atraer a niños y a jóvenes y por el diseño de una organización enfocada a la igualdad de oportunidades y a que nadie se quede sin aprender si su deseo es hacerlo, sean cuales sean sus circunstancias.

La asociación nació en 1984 “con la idea de que la Pola, que todo el concejo de Siero, volviera a tener una banda de música”, explica Mónica Vázquez, al frente de la administración del colectivo desde hace años. “Había habido antes, con Siero Musical, con don Fausto Vigil... Hay constancia por ejemplo de que la había ya en 1923 e incluso en la guerra. Pero allá por los años 60 del siglo pasado, sobre el 64 puede ser, desapareció. Y a los que habían estudiado con don Ángel Émbil, antiguos componentes de aquella Banda de Música, les quedó ese gusanillo de que tenía que haber una banda. Hubo un intento de formar una en 1981 pero no se logró. Y ya en 1984 se sacó adelante gracias a un grupo que contactó con don Urbano Arregui para poner en marcha una asociación que tuviera una banda de música”.

Desde entonces hasta hoy el trayecto es ya muy largo y la historia de éxito. La Asociación Sierense de Amigos de la Música integra a la Banda de Música, a “El Bandín” y a la Escuela de Música. “Tres cosas independientes, pero que no viven la una sin la otra”, señala Vázquez.

Los miembros de "El Bandín", durante el ensayo.

Desde los comienzos, ya hubo adultos y niños que, “desde el primer momento, contaron con don Alfonso Sánchez Peña, compositor y autor de muchos libros, catedrático del conservatorio de Oviedo, que ya está jubilado”. “Siempre se tuvo claro que para que esto saliera adelante tenía que haber, junto a la Banda de Música, una escuela que enseñara a los más jóvenes e hiciera cantera, para que hubiera relevo y pudiera seguir viva y renovándose, que si no esto no iba a funcionar”, añade.

Hubo también desde los primeros años ayuda del Ayuntamiento, igual que ahora, además de pequeñas cuotas de socios para financiar la actividad, que, no obstante, requiere del respaldo económico municipal para poder seguir con su filosofía fundacional: que todo el mundo que lo desee pueda acceder a la educación musical.

Los instrumentos siempre han sido caros, así que el colectivo los facilita a los alumnos. Y si alguna familia se ve en dificultades, nadie se va de la escuela por falta de medios.

“Siempre se aportaron los instrumentos, porque una flauta travesera corriente, por poner un ejemplo, ahora ronda en torno a los mil euros. Y si nos ponemos en metales u otro tipo de instrumentos la cosa sube todavía más. Y qué padre puede afrontar ese coste y además, al principio, sin la garantía de que el niño vaya a seguir o que en un momento dado pueda decir que no le gusta y lo quiere dejar, aunque no sea habitual porque la gente que viene siempre suele ser porque quiere formar parte de la Banda de Música. La asociación tiene instrumentos y se hacen unos contratos de préstamo sin ningún coste a los alumnos y se les dejan para que puedan estudiar sin ese tipo de gasto ”, cuenta Vázquez.

La Banda de la Asociación Sierense de Amigos de la Música tiene entre 30 y 35 componentes según el momento. Y “El Bandín”, integrado por los más pequeños, unos 25. “Aquí es todo como una evolución. Los críos empiezan con clases de repertorio e instrumentos y después hay lo que llamamos audiciones en el Auditorio de Pola de Siero, cuando los niños actúan para padres y vecinos. Esto tiene un doble objetivo: por un lado, que pierdan el miedo escénico, que se acostumbren a tocar en público y, por otro, a hacerlo con más músicos, aprender a no a escucharse solo a ellos sino a otros instrumentos”, detalla. 

Mónica Vázquez, responsable de administración del colectivo, en el archivo de la asociación.

Así, primero tocan en dúos, en tríos, con profesores o compañeros. Y cuando ya tienen cierto nivel, se les pasa a “El Bandín”. Luego, ya con los años, será el director o los profesores los que vayan determinando que están para pasar a la Banda de Música”, explica Vázquez.

“Esto es como una escalera y luego, también la parte importante de que nadie que quiera se va a quedar sin educación musical por falta de medios”, incide. 

El colectivo ha recuperado la actividad de los ensayos recientemente gracias a la implicación de sus miembros, de las familias y del Ayuntamiento de Siero. Entre todos, ha sido posible habilitar todas las medidas de los protocolos anticovid y trabajan cumpliendo todos los protocolos en el edificio de la Escuela de Música de Siero, donde el Consistorio les facilitó un lugar estable para el funcionamiento, con sala de ensayo, aulas para clases, oficinas y almacenes. Estos últimos son para guardar instrumentos y también para albergar otro tesoro, un archivo de las partituras de grandes músicos, muchos de ellos locales, como Falo Moro, autor de más de 1.500 composiciones.