Daniel Menéndez Crespo, de 8 años, y residente en Lugones junto a sus padres, será con toda probabilidad biólogo marino, como ayer decía su madre, Guadalupe Crespo, mientras lo veía afanarse en abrir hueco en la tierra, azada en mano –que por cierto manejaba con considerable maestría–, en el parque lugonense de La Cebera.
“Todo lo de la huerta le encanta. Somos de Zamora y cada vez que vamos al pueblo va enseguida a ayudar a un vecino que tiene huerto. Le encantan lo animalinos, los bichos, todo lo del campo”, dice ella.
Mentras tanto su hijo, junto a otras niñas como Noa Suárez, de seis años, Lucía Menéndez, de cinco y Paz Suárez, de ocho, echan mano a tierra para plantar lavanda, tomillo y romero en torno a los hoteles para insectos polinizadores, concretamente abejas solitarias, que acaban de construir siguiendo las instrucciones del apicultor Alberto Uría, uno de los miembros de la Asociación Corripa, creada en 2018 y que lucha por la conservación del medio ambiente, la biodiversidad y un mundo rural vivo.
Él, junto con la ambientóloga Vanessa Paredes, presidenta del colectivo, y Nike García, gestor forestal, ofrecieron a cerca de cien personas, buena parte niños que iban en familia además de otros grupos de adultos, una jornada de voluntariado ambiental organizada por la empresa Decathlon, que todos los años y coincidiendo con el Día Mundial del Medioambiente, que fue el 5 de junio, organiza en Asturias esta actividad.
El objetivo de la misma es, sobre todo, concienciar sobre el cuidado del entorno natural y promover su respeto y mantenimiento, por lo que consideran imprescindible una buena educación ambiental. Igualmente la empresa aportó material para las actos del día, así como camisetas para los participantes.
Entre las actividades de la jornada, la construcción de casas nido para pájaros tuvo mucha aceptación, no quedando atrás tampoco la creación de hoteles para insectos polinizadores.
Berto Uría explicaba que “a los niños les llama a atención el intentar hacer cosas para ayudar a los animales, les hace ilusión pensar que están ayudando a que vivan, y a los adultos también les gusta hacer este tipo de cosas en familia, de hecho había un grupo de 14 personas que eran todas de la misma”. “La gente que participa en esto lo hace con mucho entusiasmo y con mucho cariño poniendo en valor los insectos, las plantas, las aves, en fin, todo”, añadió.
Y a renglón seguido afirmó: “También les recordamos que esos hoteles para insectos polinizadores y las casas nido necesitan un mantenimiento. Estas acciones, para que surtan efecto, tienen que tener su continuidad. Cada cierto tiempo hay que limpiarlas y revisar sus estructuras, nosotros lo hacemos cada mes en este parque”.
Otra de las propuestas del día fue una ginkana donde la labor principal fue la eliminación de especies invasoras como la “robinia pseudoacacia” o el plumero de la pampa, combinado con juegos tradicionales rurales. Nike García fue el encargado de esta actividad. “Es importante que distingan, por ejemplo, entre plantas alóctonas y autóctonas. Es importante concienciar a la gente, empezando ya desde niños, de conocer el entorno en el que viven, su naturaleza. En esta ginkana lo que hicimos es crear un vínculo entre naturaleza, deporte y el mundo rural”, señaló.
Un mundo rural sin duda importante para entender, a su vez, el medio natural, tal y como explica la presidenta de Corripa, Vanessa Paredes, quien al tiempo ilustraba a los presentes sobre las aves de la zona y cómo distinguirlas. “Entre otras cosas fomentamos los usos tradicionales de la gente del campo, gracias a los que hay tanta biodiversidad y tenemos los paisajes que tenemos. Intentamos poner en valor tanto la Naturaleza, todo lo que nos pueda enseñar, como ese mundo rural que últimamente está tan olvidado”.
Ayer unos cuantos pájaros y a buen seguro un buen número de abejas solitarias contarán en La Cebera con un nuevo hogar, gracias, por ejemplo, a niños como Samuel y Ariadne Cárdenas, y a los adultos que les acompañaron durante la jornada.