“Talán, talán”. Repican las campanas en Vega de Poja y Argüelles. Desfilan los fieles y hay muchos, más de los que solía. Resulta que las licencias para construir en la zona rural de Siero casi se han duplicado en el último año. Entre enero y el último día de mayo de 2020 se concedieron 20 licencias; este año 38. Unos dicen que es “la pandemia”, otros “que llega Amazon y esto queda cerca”. Todos coinciden en que les gusta el fenómeno, que aunque sean vecinos que “ya no vengan a cuidar vacas y huertos, está bien que lleguen” y también en que hay que potenciarlo, “darle alegría a los pueblos”.

El caso es que Siero no solo está ganando población en Lugones o la Pola. La realidad es que las grandes empresas se sitúan a apenas cincuenta metros de Bobes, a cien de San Miguel de la Barreda o a trescientos de Argüelles. Y encima, “aquí se vive en paz y las conexiones con los núcleos grandes son muy buenas”, proclaman los residentes. 

Sea un motivo u otro, el goteo parece constante. “Desde 2015 han construido por lo menos 14 casas”, apunta el ex alcalde de barrio de San Miguel, Cesar Solís.

Según los números al detalle aportados por el Ayuntamiento de Siero, los 20 permisos del pasado año se reparten por 12 poblaciones. La que más vecinos atrajo fue Viella, con 4 casas. Le siguió con 3 la parroquia de Anes; con 2, Aramil, Valdesoto y Argüelles y con una única concesión aparece Limanes, Hevia, Vega de Poja, San Miguel, la zona rural de Pola de Siero, Muncó y Santa Olaya de Vixil. 

Sin embargo, “tras la pandemia”, como recalcan los vecinos, otorgándole un valor diferenciador a esta circunstancia, los permisos han ido al alza. Lo dicho, casi el doble. Lideran Valdesoto y La Carrera, con 4 licencias cada una. También hay construcciones en Anes (3), Viella (1), Marcenado (1), Aramil (3), Hevia (3), Vega de Poja (1), Tiñana (3). Muñó (2), Pumarabule (1), Bobes (1), la zona rural de Lugones (3), Argüelles (3), Collado (1), Collá (2), Lieres (1) y El Monte (1).

señor A. I.

Según comentan los más conocedores de algunas de las mencionadas parroquias, “una vez se levantó el confinamiento el año pasado, ya se vio la fiebre de la vuelta”. Y esa tendencia les gusta, aunque echen en falta “la fibra óptica”, clave “para fijar a los jóvenes”. Se detienen junto a César Solís, José y Elvira Rodríguez. Él, peinado a lo Hollywood clásico; ella elegante, con una muleta que la ayuda a caminar. Van al templo, a celebrar el Corpus. Faltan quince minutos para que el cura empiece a predicar y diseccionan sesudamente el fenómeno de la repoblación rural: “Es una verdadera alegría. Todo se debe a que los hijos de los que dejaron esto, que heredaron de sus padres, venden la herencia y entonces se construye. Lo malo es que hay un margen de la carretera en el que por el planeamiento urbanístico se puede construir y en otro no”, abunda José Rodríguez.

Elvira Rodríguez le mira, asiente y luego fija la vista en el horizonte. Mira hacia el lugar en el que la multinacional logística Amazon fijará su sede. “Con esto de Amazon seguro que va a venir mucha gente. El terreno se revalorizará”, reflexiona acertadamente la veterana habitante de San Miguel, encantada de ver resurgir el lugar donde ha pasado casi toda su vida.

Siguiendo la carretera, un desvío y una rotonda conducen a Noreña. Antes, todavía en Siero, dos restaurantes y un pueblo inmenso, que se recorre a través de caleyas. Allí espera Loli Prendes, ex alcaldesa de barrio de la localidad. Tiene un almacén de vinos, que lleva su hijo y, para ella, ese pueblo es “lo mejor del mundo”.

Cuando se le habla de la tendencia de familias jóvenes a instalarse en la zona rural de Siero, no duda en enseñar cada una de las casas que se están construyendo. Pasa en coche y, una tras otra, repite lo mismo, “qué guapa”. Le encanta ver revivir el sitio en el que tanto tiempo ha pasado. Acompaña a LA NUEVA ESPAÑA a través de caleyas pedregosas, asfaltados abombados y algunas vías más del siglo actual. “Aquí hay otra”. Así hasta nueve. Algunas con licencia de finales del pasado año, otras, dentro de los datos actuales. Le gusta la vuelta al pueblo, les gusta a todos, aunque la tendencia no vaya orientada a nutrir al sector primario. Ahora, va de respirar, teletrabajar y acercarse al polígono de Bobes. Nueva vida para la zona rural de Siero.