El cirio decorado con una imagen de San Antonio titilaba refulgente al borde del altar de la iglesia de Santa María de Lieres, pero no conseguía eliminar la penumbra del interior del templo en el que ayer el párroco Eduardo Torga celebró la misa en honor al santo representado en la vela. “Si San Antonio hubiera vivido en esta época, hubiera estado en contra de la desmesurada exaltación del dinero y la política del ‘todo vale’”, afirmó durante el oficio, que se celebró la mañana en uno de los pocos actos de la festividad local que se ha mantenido este año.

En la vela situada en lugar destacado a un lado del altar, también podía leerse la inscripción “2019”. Es porque la tradición marca que el cirio que arda debe contener la fecha del año que se consumía. Pero como no hubo celebraciones en ediciones anteriores a causa de la pandemia, en esta ocasión se decidió mantener el que llevaba esta fecha como homenaje.

Por lo menos, decían ayer los vecinos, este año hay misa. Aunque les falta “lo más guapo”: la subasta, la verbena y el ramo. 

San Antonio de Padua, que se cree que vivió en torno al año 1200, clamaba contra la avaricia y la usura. El párroco lo recordó en su discurso y criticó a “los bancos rescatados por todos que ahora se niegan a dar ayuda a las pequeñas y medianas empresas, que crean puestos de trabajo”. También tuvo palabras de censura para “los políticos corruptos", aunque "no a todos los políticos, hay algunos muy buenos -”, pero sí a los que deberían “devolver el dinero que robaron”. 

El párroco local, durante la misa, con la vela con la fecha "2019" como modo de homenaje

Además, dirigió sus agradecimientos a Cáritas y otras organizaciones de la beneficencia de la Iglesia. La coordinadora de Cáritas Arzobispal de la zona, Isabel Lorenzo, también estuvo presente en el acto y mostró los datos de personas que habían solicitado ayuda a la agrupación en ese área: 639 personas, a las que se dedicaron 158.000 euros. De ellas, 6 personas eran de Lieres y se les apoyó con un total de 1.060 euros. “Estamos agradecidos de la generosidad de la gente”, declaró Lorenzo.

Y el cura, en el atril al borde de la vela y con el mismo sentimiento, pidió por ellos, por los voluntarios, los cooperantes, por la inmunización contra el virus y por “el pueblo de Lieres, con tradición obrera”. Alzó la copa y sonaron el tambor y la gaita.

La tradición de San Antonio, aunque reducida, se mantuvo fiel a su origen: recaudar dinero para los más necesitados. Y, aunque no hubo subasta, en la puerta de la iglesia, que se mantuvo abierta durante toda la ceremonia, justo al lado de donde estaban colocados la gaita y el tambor que acompañaron la ceremonia, había una mesa con una hucha. Todo lo que se recaudase en la jornada de ayer iría destinado a la caridad: la mitad de los beneficios a Cáritas Arciprestal de Siero y la otra parte a Manos Unidas. En este último caso, el colectivo hará llegar el dinero y la bondad de los de Lieres hasta la India. El total de los donativos aún no se conoce, a la espera de que los últimos fieles quieran hacer su pequeña ofrenda a San Antonio.