Con un cartel de “Stop” y un chaleco amarillo, que porta en una bolsa, se coloca Anselmo Llaneza en medio del cruce de la avenida de Oviedo, en Lugones, para parar el tráfico. La razón: el semáforo, justo al lado de la rotonda, lleva “una semana sin funcionar y aquí todo el mundo circula como le da la gana”. Lo mismo ocurre al principio de esa misma calle y en la Avenida de Viella y “aquí todo el mundo se lava las manos”. Y para ratificar sus palabras, pulsa el botón donde se puede leer “espere verde”, sin que el mecanismo del semáforo haga ningún amago de reaccionar. “Nada, nada. ¿No ves? Nada”, se reafirma el hombre.

El Ayuntamiento de Siero, consciente de este problema, estuvo inspeccionando la zona ayer por la mañana. Anselmo Llaneza los vio, aunque duda que “solucionen mucho”. La cuestión es que la instalación es muy antigua y ya no funciona tan bien como en los momentos iniciales, así que lo que se plantea desde el Consistorio es que patrullas de la Policía Local puedan controlar el tráfico en momentos puntuales, especialmente en aquellos en los que falle la red semafórica.

Anselmo Llaneza lleva viviendo en el núcleo más poblado de Siero desde hace más de veinte años, “en la misma calle que el Alcalde (Ángel García)”. “Me parece que es un riesgo innecesario porque los coches no paran y aquí viven muchas personas mayores. Queremos envejecer tranquilos”, remarca este hombre de 72 años. Pone un ejemplo: “Antes casi atropellan a un señor mayor. El problema no es solo que no haya semáforos, sino que no hay nadie aquí regulando el tráfico”.

Este vecino de Lugones achaca la culpa, además de a la vieja instalación, a la tormenta, puesto que ahí comenzaron sus problemas. Sin embargo, esta no es la primera protesta que tienen los vecinos en relación a los semáforos, sino que en ocasiones anteriores se quejó del tiempo de espera para cruzar y de las dificultades para distinguir el color de monigote que indica si pueden o no pasar los peatones. En definitiva, aunque se manifieste de distintas formas, la raíz del problema es la misma: la antigüedad de la red semafórica de Lugones. Todas estas quejas las registró en su momento, cuando era miembro del PP de Siero, hace alrededor de un lustro.

Su demanda va más allá: también pide controles habituales de tráfico porque “parece que tiene que morir uno para que reaccionen”. Según afirma, no es muy habitual ver a patrullas de tráfico por la zona, con controles de velocidad, y “nadie respeta el límite de 30 kilómetros por hora”.

Y viendo que no le daban las soluciones que él pedía, Llaneza se imprimió un cartel plastificado con una señal de “Stop” de color rojo y un chaleco amarillo fosforito para controlar el tráfico. Todo ello lo lleva en una bolsa de plástico blanca y cuando tiene que cruzar, se coloca en posición y frena a los coches que vengan: “Y que me atropellen si se atreven. Porque todo el mundo se lava las manos con la gente mayor”.