El Carmín vuelve a la Pola con la música como protagonista a falta de gira en la Sobatiella. El año pasado ya no pudo celebrarse la gran romería de Asturias, y este año se trata de retomar la normalidad con un programa de actividades en varios puntos de La Pola, del 15 al 20 de julio y ajustándose a las restricciones sanitarias existentes.

No será la fiesta a la que todos los asturianos están acostumbrados, con el prau lleno hasta los topes, ni verbenas, ni culinos corriendo a todo gas, pero sí que habrá música. La idea de la Sociedad de Festejos es hacer más actividades que nunca, en diferentes ubicaciones de la Pola. “Es la única forma que tenemos de ajustarnos a las medidas propuestas por el Principado”, explicó ayer por la mañana la presidenta de la Sociedad de Festejos, Lucía Noval, tras la firma del convenio regulador de la subvención del Ayuntamiento, que asciende a 30.600 euros.

La fiesta comenzará el jueves 15 de julio, y durará cinco días, hasta el 20 de julio. El primer acto programado es el pregón. El resto de actividades “aún no se pueden contar”, porque hay aspectos de la programación que no están totalmente confirmados, pero adelantan que habrá “más actividades que nunca”, y que han tenido en cuenta a todos los grupos de edad: niños, adolescentes, adultos y personas mayores.

Además, la propuesta estudia que no haya solo un núcleo de actividad, sino que sea en diferentes emplazamientos de la Pola. Habrá música, deportes y juegos. No habrá mercado ni la macrofiesta en el prao del Carmín, pero a cambio “la gente va a tener que ir con la programación en la mano para no perderse por la Pola de todo lo que habrá”, cuenta ilusionada Helena Díaz, que es secretaria de la Sociedad de Festejos y una de las que más esfuerzo le está poniendo para que todo salga bien. Para los socios, y en los locales que colaboran con ellos, como siempre, les darán un dossier de las actividades.

Helena solo lleva desde diciembre en la junta directiva, como el resto de sus miembros. Son siete, encabezados por Lucía Noval: “Los cargos solo son porque así lo establecían los estatutos. Todos trabajamos mucho”, cuenta. Cuando llegaron, se encontraron con que la organización tenía las cuentas en números rojos y muchos problemas sin resolver. Se pusieron manos a la obra.

Para Comadres, hicieron una actividad online. En los Güevos Pintos, a su vez, planearon diferentes actividades que se podían hacer pese a la pandemia. Pero el Carmín es su primera gran actividad. “Todavía no estamos nerviosas”, reconoce Noval, que es la más joven de la junta. Desde que han llegado, ya tienen más de 300 socios nuevos, y aspiran a más. Con el Carmín por enseña.