Los vecinos de Pumarabule, en Carbayín Bajo, empiezan a ver la luz al final del túnel. El alcalde de Siero, Ángel García, firmó ayer la cesión del suelo donde se asientan las nuevas viviendas sociales del barrio minero, construidas por el Principado con el objetivo de acoger a los vecinos que hace doce años comenzaron a sufrir grietas en los pisos de protección oficial que habían adquirido. Las obras sufrieron numerosos retrasos en su ejecución, que generaron a su vez nuevas quejas por parte de los afectados. Finalmente, los trabajos concluyeron en el mes de abril, y solo quedaba el trámite de la cesión del suelo, que debería haberse firmado años atrás, como último paso.

Aunque los implicados le dan un valor “testimonial”, la firma de García, en presencia del director de vivienda, Fermín Bravo, escenifica el fin de la odisea. Quedará pendiente la comercialización, que se prevé complicada, ya que los vecinos consideran que deberían cambiarles las viviendas agrietadas por unas nuevas, sin coste adicional. El Principado ya ha expuesto las condiciones para acceder a los nuevos pisos y los afectados no están muy satisfechos: si quieren cambiar de domicilio, deberán pagar la diferencia entre el valor de sus casas en ruinas y los 1.200 euros por metro cuadrado que calcula el gobierno regional para las nuevas.

Doce años han pasado ya desde que comenzó la pesadilla para los que habían comprado al Principado las viviendas sociales de la barriada minera. Unas pequeñas grietas se fueron agrandando hasta poner en riesgo algunos de los domicilios, los más afectados.

Entonces se comenzó a buscar el terreno y se inició el proyecto de nuevas viviendas en una parcela frente a las actuales. El plazo inicial para el final de las obras fue a principios de 2020. Con el paso del tiempo unos vecinos fallecieron, “otros decidieron irse con sus hijos y algunos ya no se ven para salir de sus casas, a pesar del riesgo”.

Tras descartarse entregar las viviendas a principios de 2020, se apuntó a los meses de abril o mayo de ese año como el momento en que se entregarían. Tampoco fue así, atrasándolo el Principado hasta finales de año. Llegado el momento, se aseguró que a principios de 2021 se entregarían, aludiendo a las filtraciones que sufrieron en noviembre los garajes, recién construidos. Finalmente, fue la instalación del gas la que acabó llevando el fin de la obra al mes de abril.

Una vez salvados los trámites se iniciará el proceso de la comercialización, que debería poner fin al problema de los vecinos.