Paseaba por la senda fluvial del Nora con una amiga y los perros de ambos cuando apareció un pitbull que lo mandó al hospital con graves daños en la nariz, perdiendo además el lagrimal del ojo derecho. Rubén Bode, un joven de 25 años de El Berrón, vivió el pasado sábado “una experiencia muy difícil”, de la que solo salió vivo, afirma, gracias a su mascota: “Si no me defiende mi perro no lo cuento”.

Pasaban las cinco de la tarde cuando Bode paseaba con su amiga y con dos pitbull, cada uno propiedad de uno de ellos. “Se estaban metiendo al agua y de repente vimos llegar a otro que no tenía collar alguno”. Según el relato de la víctima, el animal, de la misma raza que los suyos, se fue a por los otros dos perros. “Al mío le consiguió romper hasta el bozal. Mi amiga logró apartar al suyo y se fue”, relata.

Sin embargo, Bode no corrió la misma suerte. “Me enganchó la nariz y no soltaba. Vino mi perro y me lo quitó de encima, antes de que llegaran a socorrerme”. Con heridas muy aparatosas y sangrando de forma abundante lo llevaron al centro de salud de Noreña, donde poco pudieron hacer. “Me trasladaron al HUCA y tuvieron que hacerme una intervención plástica”, indica, con el tabique nasal astillado y la pérdida del lagrimal de su ojo derecho como resultado.

El joven permaneció dos noches hospitalizado hasta que por fin regresó a su domicilio durante la jornada del lunes. Ahora enfrenta problemas importantes a la hora de comer, “me cuesta porque me ahogo”, detalla, y también para dormir, manteniéndose siempre “boca arriba”. Y, sobre todo, con el susto vivido aún en el cuerpo.