Las fiestas de Santa Isabel, en agosto, podrían quedar reducidas a la mínima expresión. Las verbenas están descartadas, máxime sin disponer del emplazamiento habitual, que está en obras para construir la tercera fase del bulevar de Lugones. “No habrá prao”, asumía ayer el presidente del colectivo organizador, Oscar Rilo, preguntado sobre el futuro del festejo con la obra que cambiará la morfología de la zona. 

El portavoz de la organización no descarta un cambio de emplazamiento o mantenerse en el mismo, pues considera que sería posible hacer la celebración allí, en años venideros, “si se corta la calle al tráfico”. 

En todo caso, aún queda camino por recorrer hasta llegar a ese punto. “Hay que ver cómo queda cuando esté hecho y plantearlo todo. Este año, viendo cómo evoluciona la situación, no creemos que nos dejen hacer verbena y para el año que viene no hay nada decidido aún, habrá que mirarlo bien”, concluye respecto al futuro del emplazamiento. 

De esta manera, Rilo deja entrever que las expectativas del festejo, cuya celebración anunció hace meses, empiezan a rebajarse. Por aquel entonces se daba por hecho que habría fiestas y se barajaban tres escenarios: que no se pudiera hacer absolutamente nada, a excepción del reparto del bollo y la sidra, como el año pasado; que se pudiera hacer una parte del programa (sin incluir la verbena y la ruta), el más probable; y que se pudiera realizar en su totalidad, contemplando también limitaciones horarias.

Pues bien, a día de hoy, vista la evolución complicada de la crisis sanitaria, lo más probable es que únicamente se desarrolle el reparto del bollu y la misa. Quizás también pueda ser posible algún evento cultural, pero la actividad en el prao está completamente descartada. 

De esta manera, Santa Isabel se une al vagón del resto de festejos del concejo, todos sin sus platos fuertes. El Carbayu, en Lugones, solo tendrá misa; el Carmín contó con conciertos por la localidad y varias actividades, pero no con la tradicional romería ni verbenas; y en Valdesoto no habrá ni fiesta ni carrozas. Un largo reguero de víctimas que se repite por segundo año consecutivo a causa de la pandemia, a pesar de lo avanzado de la vacunación y la menor saturación de los hospitales. 

Visto el desarrollo de los acontecimientos, los socios de los colectivos organizadores empiezan a mirar a 2022, deseando que sea el momento de la vuelta de los festejos en condiciones normales. No parece tan sencillo tampoco y también hay escépticos sobre si las verbenas de Santa Isabel y El Carbayu, la romería de El Carmín, o las carrozas de Valdesoto podrán retornar de aquí a doce meses.