La Nueva España de Siero

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Manuel Alonso Martín Secretario del Arzobispo y nuevo párroco de la unidad pastoral de La Carrera

“Dejé las matemáticas y me fui al seminario a probar si era lo mío”

“Quiero ser un cura cercano; mi predecesor, Alejandro Díaz, era muy querido, muy paisano, como se dice en Asturias”

Manuel Álvarez, nuevo párroco de La Carrera. | A. I.

Manuel Alonso Martín (Madrid, 1974) ha sido nombrado párroco de la unidad pastoral de La Carrera para sustituir a Alejandro Díaz Noval, fallecido en el mes de diciembre de 2020. Alonso Martín es, además, secretario del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes.

–¿Cómo llega usted en Asturias?

–Soy el secretario del Arzobispo y vine poco después de que llegase él. Me invitó a asumir esta función de secretario y llevo en Asturias desde el año 2012.

–Resuma su trayectoria

–Hasta ahora, estaba adscrito a San Juan el Real en Oviedo. En Madrid, que es mi ciudad natal, hice el Seminario. En Huesca me ordené como sacerdote y atendí unas parroquias pequeñitas.

–¿Una zona recóndita de la montaña?

–No. Eran unos pueblos pequeños, pegados a la capital, en Huesca. Fue muy bonito. Mi primer año de ordenación... todo era ilusionante. Aquello era incluso más pequeño que ahora La Carrera.

–¿Por qué le dio por ser cura?

–Cuando estaba en la Universidad, vi que el Señor me llamaba para ser sacerdote. Dejé la carrera cuando estaba estudiando Matemáticas en Madrid y me fui al seminario. Para probar si era eso lo mío.

–¿Cuál es su perfil como hombre de hábito?

–Me gustaría ser un cura bueno, un cura santo. Eso es lo que me agradaría. Intento ser cercano a la gente a la que me encuentro. Intento hacerles partícipes de lo que yo vivo. Que los que se junten conmigo encuentren a Jesús.

–¿Dónde se ve en la Iglesia?

–Me ilusiona mucho ser párroco, estoy muy contento. Máxime en este lugar adonde me ha mandado el Arzobispo. Llevo nueve años sin ser párroco. Es mucho tiempo. La gente se ordena para que la comunidad conozca a Jesús. Por tanto, la que me toca es una tarea muy bonita. Estás cerca de la gente.

–¿Conoce la zona?

–Un poco. Estuve sustituyendo algún tiempo a don Alejandro cuando falleció. Y lo mismo en Tiñana, Santa Marina y Hevia. Allí estuve sustituyendo al párroco anterior, también tras su muerte.

–¿Qué le parece la gente, los que serán sus feligreses?

–Son gente muy sencilla, muy amable y entregada. Hay comunidades cristianas bastante formadas, como en la catequesis. En la vida de la parroquia he visto numerosos niños y me ilusiona trabajar con ellos.

–¿Qué les preocupa a los parroquianos?

–Las preocupaciones son más bien las que veo en general. El reto de evangelizar a los alejados, la gente que está fuera de la iglesia y reevangelizar a la gente que está en ella.

–¿Están los jóvenes entre a quienes quiere atraer?

–Eso espero, no sé si lo conseguiremos. El reto es volver a proponer al Señor, a Jesús. Volver a proponer su mensaje al mundo y que, haciendo esta propuesta verdadera, los jóvenes lo vean como un bien para ellos. Para su vida. Antes o después dejaré de ser párroco de La Carrera, pero lo que permanece es Dios, es Jesús.

–¿Hay desencanto entre los chavales?

–Creo que, como en toda la sociedad, hay un poco de alejamiento de la Iglesia y de la causa cristiana. Pero hay menos prejuicios, porque, como no conocen el mensaje de Jesús, es más fácil hacerles una propuesta atrayente. No soy fantástico. La labor tiene que ser de toda la parroquia. Soy uno más, sin ser uno más.

–¿Qué le parece sustituir a Alejandro Díaz?

–Alejandro me deja el listón muy alto. Era una persona muy cercana a la gente, muy querida en la parroquia. Muy paisano, como se dice en Asturias.

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