La pandemia sigue marcando las principales romerías del concejo, citas habitualmente multitudinarias que se mantienen con los programas reducidos a la mínima expresión para cumplir la normativa contra el covid.

Tanto la fiesta de El Carbayu de Lugones como la de la Virgen de la Salud de Lieres o Santa Apolonia de Pañeda se celebraron ayer para no perder la tradición pese a las dificultades. Las dos primeras se sostuvieron gracias a las misas, “la parte esencial de una celebración”, según indicó el párroco de Lugones, Joaquín Serrano. La de Pañeda incluyó un homenaje a los veteranos de la localidad.

La misa de El Carbayu, en Lugones. | A. I.

En El Carbayu, un centenar de personas se arremolinaron en torno a la coqueta capilla que está frente a la casa de Manolito Fernández, “el Pegu”, presidente del Buen Suceso. Él recordaba nostálgico que nació “justo cuando se llevaban dos años suspendiendo la fiesta, y aún quedaban tres más, a causa de la Guerra Civil”. “Luego ya recuerda ir a celebrar con seis años, cuando los caballitos y las lanchas eran de empujar”, añadió. Su fiesta es grande, así lo sienten, y por eso dicen que “no se le pueden poner barreras de 400 personas, cuando suelen venir 10.000”, como recordaba Juan Cima, “mano derecha” de Fernández en la cofradía. Se mostraba apenado por la situación y circunscribía la celebración a la misa y la comida posterior “con algunos de la familia”. El Pegu sonreía, pero tampoco lo veía claro. “En una hora esto se acaba, para casa, a la misma habitación donde me parió mi madre. Hoy de tarde no creo que vea la película, estoy cansado de la verbena de ayer”, resumía con retranca e ironía.

Intentó animarles Serrano, confiado en que el resto del festejo se podrá recuperar y tratando de transmitirles el aliento de Dios, “en unos tiempos tan complicados”.

Intentaba lo mismo el religioso al que le toco oficiar en Lieres. Lo hizo al aire libre, en el exterior de la bonita capilla de la Virgen de la Salud.

Víctor Roza y Tina García, en el centro, en la fiesta de Pañeda. | A. I.

También hubo animación en Pañeda, justo en el límite entre Siero y Noreña. Allí se entregaron insignias de oro a los socios veteranos. Tanto el del año pasado, como el del presente. Los reconocidos fueron Víctor Roza y Tina García, que se reconocieron muy felices de recibir el reconocimiento, a pesar del disgusto de los organizadores, que hubieran querido “poder hacer una fiesta en condiciones”. “Echo mucho de menos a mi marido, pero es bonito esto”, explicó Tina García tras recibir, nostálgica de la fiesta total de otras ediciones.