Javier Pérez López volvía de pescar, en torno a las 2.30 de la madrugada del jueves al viernes, por la Autovía del Cantábrico (A-8) en dirección a Oviedo cuando, un poco después del desvío a Illas y Grado y en una intersección en la que hay tres carriles y un cambio de rasante, se encontró con una furgoneta –Mercedes Vito azul– que viajaba en sentido contrario y a más de 100 kilómetros por hora. Este testigo se vio sorprendido porque, por el punto en el que se encontró al supuesto kamikaze, “debía llevar al menos un par de kilómetros conduciendo”, y él no se había encontrado ninguna señal advirtiendo de que había alguien conduciendo en sentido contrario. Además, ya había visto otros vehículos que se habían cruzado con él.
Lo cierto es que la Guardia Civil recibió varios avisos, uno de ellos del propio Javier Pérez, de que había un vehículo circulando en dirección contraria por esa zona de la autovía. Pero no fue la Guardia Civil la encargada de detenerlo sino que este supuesto kamikaze fue interceptado por la Policía Local de Avilés en la avenida de Gijón, la que da entrada a la villa desde la autovía, a las 2.53 horas. Se le detuvo para investigarle por un delito contra la seguridad vial.
El supuesto kamikaze es un varón de 44 años, vecino de Siero, que, además de que estuvo conduciendo en sentido contrario por la A-8, lo hacía con un tasa de alcohol en sangre muy por encima de lo que está permitido. Según la información que trasladó la Policía Local de Avilés, el conductor “mostraba claros signos de hacerlo bajo los efectos de bebidas alcohólicas” y, cuando se le practicó la prueba, arrojó un resultado de 1,02 y de 1 miligramo de alcohol por litro de aire respirado. El máximo permitido para conductores experimentados es de 0,25 miligramos por litro en aire respirado. Él lo multiplicaba por cuatro.
La Policía Local detectó también que el vehículo que conducía este hombre tenía un fuerte impacto en el lateral izquierdo e informó de que “se están realizando las investigaciones pertinentes para determinar dónde pudo haber colisionado”.
A Javier Pérez lo que más le preocupó de encontrarse con este vehículo conduciendo en dirección contraria es que si, como le dijeron cuando llamó para avisar, habían sido ya varios los vehículos que habían comunicado la presencia de un conductor kamikaze por la autovía, no se hubiera señalizado en los paneles informativos que se encuentran habitualmente en la carretera. “Lo que me chocó es que si estaban avisados no hubieran puesto paneles informativos, llevaba al menos dos o tres kilómetros de distancia recorrida por el lugar en el que lo encontré”, recalca este conductor, que se queja de que “cuando vas conduciendo tranquilamente puede no darte tiempo a verlo y puede suceder una desgracia si no eres capaz de esquivarlo”. Por eso, espera que “se investigue el asunto” sucedido en la Autovía del Cantábrico.
