El patrimonio sierense acumula un largo listado de magníficos palacios rurales, aunque su estado de conservación es desigual. Algunos se encuentran restaurados e incluso con diversos usos actualmente, pero otros están en malas condiciones y con un importante deterioro. Aún así, merece la pena realizar el recorrido para visitarlos y descubrir la belleza de estos inmuebles o acaso imaginar el esplendor que debieron mostrar en sus buenos tiempos.

La “Ruta de los palacios rurales de Siero”, que así se llama el itinerario que propone el Consistorio, suma un recorrido de 25 kilómetros y, en principio, es para realizar en coche si se quiere desarrollar en una única jornada. Hay que volver sobre el camino en varias ocasiones si se desea ver todos.

La ruta comienza en la Pola, con la visita al palacio del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, ubicado en el parque Alfonso X. Rehabilitado, actualmente tiene uso municipal y constituye un ejemplo de la arquitectura palaciega barroca del último cuarto del siglo XVII. De traza cuadrada, con las torres salientes en los laterales, no tiene apenas decoración.

Santa Cruz, Torre de Vigil, Aramil, Celles y Lieres, así son cinco de los  grandes palacios rurales de Siero

Santa Cruz, Torre de Vigil, Aramil, Celles y Lieres, así son cinco de los grandes palacios rurales de Siero

Desde la Pola se debe tomar la carretera local SI-8 en dirección a Valdesoto y, a unos 4 kilómetros, se encuentra el palacio del Marqués de Canillejas. Es una construcción del siglo XVIII, declarada Monumento Histórico-Artístico y es de propiedad privada.

Hay que dar marcha atrás y volver por la misma carretera hasta un cruce que da la opción de tomar dirección a La Secada para llegar a la Torre de Vigil, situada junto antes de llegar al pueblo de Santa Eulalia de Vigil. El magnífico inmueble, restaurado, es una construcción de finales del siglo XVI o principios del siglo XVII.

Cerca de él se encuentra el palacio de Aramil, en la parroquia del mismo nombre y que se data en las décadas finales del siglo XVII. Desde allí se regresa a la carretera nacional 634 y se coge dirección a Oviedo hasta llegar al palacio de Lieres, también restaurado. Su ejecución corresponde a distintos momentos: en parte a finales del siglo XVI y en parte al siglo XVII.

Hay que regresar a la Pola para desde allí tomar dirección a Celles. En el camino hallaremos el palacio de Villar y más adelante el de Celles, uno de los ejemplos destacados del barroco civil asturiano.

 Otra vez hay que volver a la Pola y tomar dirección Oviedo por la Nacional 634 para visitar el último palacio de la ruta: el de Meres. Se pasan tres rotondas y en la cuarta se gira hacia Tiñana. Cruzando un paso a nivel se encuentra a la izquierda el acceso al palacio, original es del siglo XV pero reedificado en el XVII.