Daniel García Granda sueña, vive y piensa en asturiano. “Fáigolo asina too”, reconoce. Es su lengua materna, la que le hizo echar raíces para luego poder volar. Lo hizo de muy lejos. El profesor de Inglés y escritor nació en Pola de Siero, se fue de Erasmus a un pueblecito de Irlanda y luego se quedó allí una temporada. A continuación, aterrizó en Estados Unidos, en un barrio conflictivo, y se marchó porque sentía que “nun podía facer nada por ellos”, y luego, tras varias andanzas, se convirtió en un vecino más del Campillín. Regresó a su tierra y empezó a escribir en el idioma que sentía, que era su voz interior. Y lo último es el poemario “Rosada 3.0. Monólogu interior con alumnos al fondu”, que ganó el premio “Fernán Coronas” de poesía; el del Padre Galo, con el que se siente identificado también por su labor docente.

“La despoblación tamién tien que ver cola llingua. A mi gústenme toes: el castellanu, l’asturianu y l’inglés. Pero si dotamos a los neños d’ales, y non de raíces, luego nun volverán a la so tierra”, afirma.