La Nueva España de Siero

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De Carbayín a Mauthausen: la historia de la sierense que cuenta cómo deportaron a su familia a un campo nazi

La sierense Eloína Sierra, de 94 años, rememora la llegada de su familia al campo de concentración nazi tras huir de España en la Guerra Civil

Eloína Sierra y su nieta Adela Iglesias. A la derecha, la familia deportada. | I. G.

«En Mauthausen mandaron bajar a los hombres. Mi abuelo bajó y no supimos nada más de él». Eloína Sierra Ríos tiene 94 años. Nació en Carbayín Alto en 1927. Cuando tenía nueve años estalló la Guerra Civil y se vio obligada a huir. La metieron en un carguero en Ribadesella y años después acabó en Mauthausen, en el convoy 927. Allí se quedó su abuelo, Ramón Ríos Fanjul, natural de Tiñana, en el campo de concentración. Cuenta Adela Iglesias, su nieta, que al buscarlo posteriormente, encontraron su nombre dentro del registro del campo de concentración de Mauthausen. Tenía la matrícula 4205. La huida fue para poner la familia a salvo, porque sus tíos, César y Arcadio Ríos, estaban «implicados» con la República. Pertenecían a la Agrupación Socialista de Siero. Como no pudieron coger a los hermanos mayores, prendieron a los dos Ríos más pequeños, Silvino y Manolo, en 1938. Sus cuerpos yacen en la fosa común de Oviedo. Eloína se acuerda de que el carguero llegó al puerto de Burdeos y que los mandaron a Barcelona.

Su padre, que estaba enfermo, falleció tras el trayecto. «Yo fui de las primeras en pasar los Pirineos. Estaba lloviendo y nevando”, rememora. Llegaron a Francia, les enviaron a la prisión de Cognac y evacuaron a las mujeres y los niños a «un castillo» en Angulema. Les alimentaban bien, les daban ropa y no pasaban frío ni hambre. Porque hambre ya habían pasado mucha. Un día los montaron en un tren, hacinados en vagones como animales. Tenía como destino Mauthausen, en Austria. Aquel convoy 927 fue el primer tren de deportados de la Europa Occidental. Era el año 1940. Allí hicieron bajarse al abuelo de Eloína. No lo volvieron a ver. Al resto, los mandaron a Irún, y de Irún fueron a Meres y de nuevo a Carbayín. La familia que se había ido, no se parecía a la que regresó: muchas muertes, muchas desapariciones, mucho dolor. De César y Arcadio estuvieron mucho tiempo sin saber nada. Luego, conocieron que César se mudó a Francia y que Arcadio murió batallando contra Franco en Orense. La confirmación del fallecimiento de Ramón llegó en 1950 a una de sus hijas.

De Carbayín a Mauthausen

«Toy aquí. Paselo bien, paselo mal y pasé de todo», afirma rotunda Eloína, como la canción de su vida. En Carbayín se casó con un minero del pozo Pumarabule, Gumersindo Iglesias, y tuvo dos hijos. Aprendió a coser con un sastre, se mudó a Grao (por trabajo) y tuvo otros dos pequeños. Mientras habla, su nieta Adela guía su relato. Están sentadas en el jardín de su casa en Grao y entre ambas se denota complicidad. Los recuerdos bailan en la cabeza de Eloína. Su nieta decidió dejar su historia por escrito dentro de un libro del grupo Eleuterio Quintanilla. Toda una historia.

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