La tradición y devoción popular ha hecho que la Natividad de la Virgen, el 8 de septiembre, sea una fecha con muchos festejos desplegados por Asturias. Una fecha que en los últimos tiempos puede parecer monopolizada por la peregrinación al santuario de Covadonga. Pero, ni mucho menos.

Ni antes ni ahora los asturianos han centrado única y exclusivamente su devoción del 8 de septiembre en el real sitio, y los que siguen son otros puntos de interés señalados en el calendario festivo de muchos asturianos, y muy bien explicados por Agustín Hevia Ballina, archivero de la Catedral. Los “ofrecidos”, que son los devotos de María que de un año para otro dejaban promesas de retornar en peregrinación a un determinado lugar, se multiplican por Asturias en este día. Y en Siero, según la tradición, lo más habitual era peregrinar al Santuario de Lugás, en Villaviciosa. Que no era poca cosa, porque su importancia es destacada por muchos historiadores.

Enclave del Santuario de Lugás.

Lugás (Villaviciosa)

Es el santuario que, probablemente, sigue en importancia a Covadonga. “Mi suegra recuerda ir de niña, desde Muncó (Siero) hasta Lugás; salían el día antes. Con el burro y la xiarré. Iba mucha gente porque la virgen era protectora de los animales”, cuenga la gijonesa Laura Muñiz. Ubicado en un altozano frente al mar, vienen dándose cita desde tiempos pretéritos cientos de romeros y peregrinos que acuden a venerar la Santina de Lugás. Arrancan sus orígenes del siglo VIII. Se trata de una preciosa iglesia románica del siglo XII, ampliada en 1690. El templo actual se complementa con casa de las novenas, hospedería de peregrinos, puesto de bebidas, polvorín y altar sacramental. Jubileos, ampliando los del siglo XVI, fueron concedidos en 1788 por el Papa Pío VI. Su geografía devocional se extiende por los concejos de Gozón, Carreño, Illas, Corvera, Avilés, Llanera, Las Regueras, Oviedo, Gijón, Siero, Sariego, Infiesto, Nava, Bimenes, Langreo, San Martín del Rey Aurelio, Mieres, Riosa, Morcín, las dos Riberas, de Abajo y de Arriba, y todas las parroquias de Villaviciosa, recuerda Hevia Ballina.

El Santuario tiene mucho que ver con ese pasado de Asturias pendiente de los cultivos de la tierra y del ganado. "La religiosidad popular radicaba principalmente en estas dos facetas de la vida y de la economía domésticas. Para pedir a Dios la abundancia de las cosechas se tenían, a lo largo del año, las rogativas y procesiones, que, en cada parroquia, se intensificaban en los tiempos de sequía. Respecto a los ganados, se hacía presente una vía distinta para recabar de Dios protección y ayuda en los momentos, en que pudieran encontrarse en peligro por enfermedad o en los partos. Aparte de las posible bendiciones o de la presencia en las cuadras del ramo de laurel bendecido el Domingo de Ramos, se daba cauce a las manifestaciones de oferta u ofrecimientos, que se hacían para cumplirlas en santuarios determinados, devociones, limosnas y ofrecimientos de misas, que se ofrecían por los animales enfermos. Esa es la razón, por la que el santuario de la Virgen de Lugás atrajo multitudes de peregrinos que acudían en peregrinación en los días de Jubileo, que eran los del 8 de septiembre, la fiesta mayor del Santuario de la Virgen de Lugás, el 29 de septiembre, fiesta de San Miguel Arcángel y el primer domingo de octubre, en la fiesta del Rosario", ha explicado Hevia Ballina.

Los exvotos", "les figures de cera", "les vaques traíes pa la procesión", "les ofrendes de trigu, mantegues y llacones", "les limosnes del ganau", "les ufiertes po la salú de los de casa", el púlpitu de los peregrinos", son muestras del argot del santuario

La devoción se extendía, sobre todo, por los concejos ganaderos de Asturias, que continúan la tradición heredada de sus mayores. Para la familia, se pedía salud en las especiales circunstancias de la enfermedad, y de eso dan testimonio los exvotos, que cuelgan en las paredes del Santuario.

"El mundo rural de la agricultura y de la ganadería también se hallan presentes en las manifestaciones devocionales del santuario. En las expresiones y en el habla de los que acuden en peregrinación al Santuario, puede escucharse muchas veces la locución "la limosna del ganau" o "la ufierta po la cosecha" o " ufierta po la salú de toos los de casa", la "les mises po los difuntos" . En todo ello continúa vivo el espíritu de una vivencia religiosa intensa, en torno al santuario de la Virgen de Lugás", cuenta Hevia Ballina, que fue párroco de este templo.

Otra de las edificaciones del santuario de Lugás.

Es sorprendente el número de edificios del santuario que rodean a la iglesia de la "Santina" de Lugás: la casa de "les novenes", para que los ofrecidos a rezar la Novena tuvieran un sitio donde refugiarse. La hospedería de peregrinos, edificada en el siglo XIX; el "Polvorín", singular edificio pentagonal, también del siglo XIX, donde unos coheteros venidos de Noreña, preparaban la pólvora o los voladores y les "ruedres de fueu" o fuegos de artificio para entretenimiento de los peregrinos. Finalmente "La obra", que se inauguró el 21 de agosto de 1861, después de una larga trayectoria de interrupciones, que motivó el calificativo que se le aplicó. Era un puesto de bebidas, para los peregrinos.

Otro rincón del santuario de Lugás.

""Los exvotos", "les figures de cera", "los cirios" y "les veles" "los hábitos de mortaya pa los ofrecidos a venir amortajaos", "les vaques traíes pa la procesión", "les ofrendes de trigu, mantegues y llacones", "les limosnes del ganau", "les ufiertes po la salú de los de casa", el púlpitu de los peregrinos", "el Altarín", "la Capillina les Animes", "el texu centenariu", "el Cabildu los Peregrinos", la Hospedería", "la Casa les Novenes" y "el reló de sol de Fray Hilarión" constituyen algunas de las muestras del argot del santuario, que los peregrinos, en la continuidad de la tradición, contribuyen a consevar vivas, para legado de la posteridad. Si quieres unirte a los feligreses de Lugás, en la "romería" de mañana y encontrarte con muchos devotos de la "Santina" de Lugás, no lo dudes, acude a visitarla, en tu peregrinación con tantos devotos, que, como tu, sienten el cariño hacia su "Santina" del alma, la Virgen de Lugás", sentencia el parroco.

Pastur (Illano)

Enclave de la Virgen de Pastur.

Ofrece desde el siglo XVI un flujo ininterrumpido de peregrinos de Boal, Allande, Villayón, Pesoz, Grandas de Salime, los tres Oscos –San Martín, Santa Eulalia y Villanueva–, Fonsagrada, Burón, Suarna, Navia, Taramundi, Abres y Vegadeo. En la bóveda del presbiterio es posible contemplar una hermosa pintura, representando los quince misterios del rosario, para ayudar a la devoción. Hay también una Dolorosa pintada por el artista villaviciosino Cuadra Sánchez.

Procesión con la Virgen del Avellano, en Allande.

La Virgen del Avellano (Pola de Allande)

La capilla del santuario fue hecha levantar por los condes de Peñalba, para culto a María en el lugar. Rasgo eminente de devoción lo ofrece la procesión desde la parroquial de San Andrés a la capilla del Avellano, todo para mayor honra y devoción de la Virgen. Las tradiciones locales hablan de la aparición de la Virgen sobre un avellano.

Fiesta de devoción de la Virgen de Miravalles.

Miravalles (Aller)

Es el santuario al que parece se refiere el “Libro de los Testamentos”, en “la iglesia de Santa María cerca del río Aller”. La iglesia actual data de 1744. El retablo es del escultor Manuel de la Fuente. El Papa Pío VI concedió Jubileo de indulgencia plenaria, que vino a crecentar la devoción a la Virgen de Miravalles. En conexión con el santuario estaría el hospital de peregrinos, fundado por el francés Andrés Buretta. La fiesta del 8 de septiembre atrae romeros y peregrinos de Aller, Lena, Quirós, Mieres y otros muchos lugares.

Un festejo en la Virgen del Acebo.

El Acebo (Cangas del Narcea)

En el santuario de Linares, en Cangas del Narcea se venera a la Virgen del Acebo. A una pequeña capilla la sustituyó, en 1592, el templo actual. En los orígenes de la devoción moderna está la curación de María de Noceda, milagro del que se hace eco el P. Luis Alfonso de Carballo en las “Antigüedades asturianas”. Al llamado “Milagro de las florecillas de San Luis del Monte” se refiere el P. Feijoo en uno de sus artículos. La devoción a la Virgen del Acebo se extiende por Cangas de Narcea, Tineo, Allande, Ibias, Cerredo, Degaña, Leitariegos, Laciana y hasta Belmonte y Salas. Su Cofradía data del siglo XVI.

Santuario de la Virgen del Fresno.

El Fresno (Grado)

Atrae devotos de Cornellana, Salas y de todas las parroquias circunvecinas. El edificio actual procede del siglo XVIII. Situado en el Camino de Santiago, los orígenes del santuario se remontan al siglo XVI. Tiene retablos que provienen del monasterio cisterciense de Santa María de Lapedo, en Belmonte.

Fieles en el Santuario de la Virgen de la Cueva.

La Cueva (Piloña)

El santuario de la Cueva se halla en la parroquia de Santa Eulalia de Ques, en un lugar para muchos idílico y encantador. Conformaron el santuario tres ermitas, dedicadas a la Virgen del Carmen, al Patrocinio de San José y a Nuestra Señora de la Concepción. La Virgen de la Cueva recibe culto todo el año, pero especialmente en el novenario y fiesta de septiembre. Atrae devotos de Infiesto, Bimenes, Caso y Parres. Recientemente ha sido declarada patrona de Piloña.

Fieles, en la capilla del Valle.

Virgen del Valle (en Pravia)

Es venerada como patrona de la villa. La Virgen se ofrece a los fieles representada por una escultura renacentista en terracota, enmarcada por un elegante retablo. La devoción a la Virgen del Valle se extiende por los concejos circunvecinos de Soto del Barco, Muros de Nalón y Cudillero.

Festejo en la Virgen del Carbayu.

Virgen del Carbayo (Langreo)

Es la patrona de Langreo y alcaldesa perpetua de este concejo. La capilla actual fue levantada en el siglo XVIII. La devoción a la Virgen del Carbayo se extiende sobre todo a las parroquias de las cuencas mineras del Caudal y de Langreo.

Visitantes, bajo la santa cueva de Covadonga. | J. M. C. J. M. CARBAJAL

Y, por supuesto, Covadonga

No pierde su condición de santuario primero de Asturias, y por eso atrae la atención general. Hace solo unos años se celebraba especialmetne aquel 8 de septiembre de 1918 en el que el cardenal asturiano Victoriano Guisasola Menéndez impuso sobre la cabeza de la Santina una bellísima corona, obsequio de todo el pueblo de Asturias, en cuya confección puso alma, vida y corazón el sacerdote de Pola de Lena Félix Granda Builla, en sus Talleres de Arte Granda de Madrid.