El sacerdote Manuel Alonso Martín ha iniciado su andadura como párroco de la unidad pastoral que componen La Carrera, Tiñana, Santa Marina y Hevia. Lo hizo ayer con una emotiva homilía en la iglesia de El Berrón, con gran expectación entre los feligreses. “ El párroco no viene a un lugar sin historia sino que llega a una unidad pastoral con una larga y rica andadura de muchos años”, subrayó Alonso Martín.

El nuevo cura, también secretario del arzobispo, Jesús Sanz Montes y que llega para sustituir al fallecido Alejandro Díaz Noval, quiso ahondar en la evolución de la parroquia: “Una mirada al pasado no para tener añoranza de tiempos mejores o repetir nostálgicamente que cualquier tiempo pasado fue mejor, sino para reconocer con corazón agradecido dando gracias por todo lo bueno que Dios ha hecho en estas comunidades”.

Precisamente, el mensaje de Alonso Martín fue orientado a centrar la mirada en Cristo. “Estamos todos al servicio de la Iglesia en la tarea que ella nos encomiende. Os pido que tengáis la generosidad de hacer la voluntad de Dios en lo que la Iglesia nos vaya pidiendo a todos. Somos enviados a ser fieles testigos del acontecimiento de Cristo en medio de estos pueblos”, indicó.

Al nuevo párroco le acompañó un grupo de sacerdotes del Arciprestazgo de Siero, entre ellos el vicario episcopal y párroco de Posada de Llanera, José Julio Velasco, y el arcipreste de la zona y párroco de Nava, Eduardo Solís.

En sus primeras palabras dirigidas a los fieles de la unidad pastoral quiso agradecer el ministerio y rezar por los sacerdotes que le han precedido.

Natural de Madrid, Alonso Martín comenzó estudiando matemáticas, pero abandonó este proyecto al sentir la llamada de Dios. Sus primeros pasos como sacerdote los dio en Huesca, atendiendo unos pequeños pueblos cercanos a la capital de provincia.

En Asturias desembarcó en el año 2012, de la mano de Sanz Montes, que le invitó a asumir las labores como secretario del Arzobispado. Su pretensión, como indicaba en una reciente entrevista con LA NUEVA ESPAÑA, es ser “un cura bueno, santo y que los que se junten conmigo encuentren a Dios”, una figura a la que tuvo muy presente durante su primera homilía en La Carrera.