Más de 130 metros cuadrados de pared ocupan los impresionantes murales al fresco de Casimiro Baragaña en la iglesia de la Pola. Esta obra del artista sierense, fallecido en 2016, se inauguró en 1960. Se hizo en apenas un par de meses, después de que en 1959, el por entonces párroco poleso, Manuel Menéndez, decidiera hacer frente a la renovación del presbiterio de la iglesia. Le hizo el encargo a Baragaña, que pintó tres murales de grandes dimensiones que hacen del altar mayor del templo una de las maravillas del patrimonio artístico de Siero: el central ocupa unos 80 metros cuadrados y representa la exaltación de San Pedro; los dos laterales cubran una superficie de 25 metros cuadrados cada uno y muestran ,a un lado, el Nacimiento de Cristo, y a otro, su muerte.

La monumentalidad de algunos de sus trabajos y el particular uso del color de Baragaña están presentes en esta obra que fue el primer gran encargo que recibió el pintor tras finalizar su formación artística. Se dice que en estos murales se aprecia la influencia del cubismo, una de las etapas de su pintura que luego cambiaría de estilo. Paisajes o bodegones son trabajos más conocidos de los años de su madurez.

Nacido en Pola de Siero 1925, estudió en la Escuela Superior de San Fernando de Madrid, donde estuvo cinco años. Allí hizo amistad con pintores como Antonio López. Con la entonces Caja de Ahorros de Asturias hizo su primera exposición individual, en Oviedo, en 1956, una muestra que compusieron Caja de Ahorros donde muestra 42 obras.

Hijo Predilecto de Pola de Siero y asesor y miembro del jurado del Certamen Nacional de Pintura Contemporánea que lleva su nombre desde 2004, falleció el 14 de noviembre de 2016.