Siero tiene un gran número de cooperativas de agua: un total de 23 distribuidas en 12 parroquias. Anes es la que suma una mayor cifra de ellas, hasta 8. El cómputo lo ofreció ayer el edil de  Medio Ambiente, Javier Rodríguez Morán, que anunció la convocatoria de las subvenciones para este tipo de entidades, por un monto de 16.000 euros que deberán destinarse a renovaciones, reparaciones o mejoras de sistemas y calidad del suministro.

Pero, ¿de dónde viene la tradición que existe en Siero en este tipo de colectivos? "Es uno más de los ejemplos de lo que ha cambiado Siero en poco tiempo, porque se constituyeron hace años, cuando no había recursos y la gente se unía para llevar el agua a las casas. Pero es otro tema que en los años venideros habrá que abordar, evidentemente”, explicaba hace ya un tiempo el alcalde, Ángel García.

Entre las cooperativas más antiguas se encuentra precisamente una de la zona de Anes. Rememoraba su creación, a finales del año pasado, Vicentina García, vecina. “Recuerdo que la cooperativa se fundó en torno a 1960”, dice. Junto con la alcaldesa de barrio, Pilar Santianes, también directiva del colectivo y su suegro, Juan Luis Vega, en el que delega algunas funciones, cuenta que, de aquellas “nació para abastecer a 35 o 40 vecinos”.

Sus instalaciones, situadas en las proximidades de Pañeda son un depósito de agua, desde el cual bombean hacia un servidor principal en las alturas, para que caiga con suficiente desnivel. La cooperativa hoy, como ayer, sigue siendo punto de encuentro de la comunidad donde se reparte la carga del trabajo y donde el beneficio es para todos. “Hay un grupo de vecinos, un carpintero, un minero, un técnico de máquinas y similares, que limpian el depósito y van a arreglar los problemas cuando los hay”, explicaban estas vecinas.

Otros de los residentes asumen la labores de "centralita", para recibir la comunicación de cualquier fallo que pueda existir. Y luego está la directiva, que lo engrana todo. Esta “se renueva anualmente” y ese entienden que es uno de los motivos por lo que “se están perdiendo bastantes comuneros”. Según coincidían García, Santianes y Vega, “cuando llegó el saneamiento, empezó a resultar mal fácil hacer el enganche a la red municipal, así que la gente, por la tranquilidad de no tener que involucrarse en la cooperativa, opta por eso”.