La rehabilitación del parque de la Cebera, en Lugones, ya es una realidad: esta misma mañana comenzaron los trabajos de diagnóstico a un total de 170 ejemplares del parque para proceder a su posterior actuación. Todo ello se llevará a cabo a lo largo de tres meses, según se especifica en el contrato, para el que se destinó una inversión de 88.498,12 euros. El Alcalde de Siero, Ángel García visitó esta mañana el espacio, acompañado del concejal de Izquierda Unida, Tarik Laurent, que en numerosas ocasiones ha defendido en el pleno la recuperación y el cuidado de este "pulmón verde" de Siero, y el concejal de medio rural y zonas verdes, Alejandro Villa.

Concretamente, las actuaciones que se llevarán a cabo en la Cebera son la tala, podas de saneamiento y seguridad, reducciones de copa, colocación de anclajes dinámicos para mayor seguridad del ejemplar en su conjunto en parte de sus ramas, y, en algunos ejemplares, realizar un control - concretamente en 21- instrumental para observar el alcance de los defectos que han observado. A su vez, 145 de ellos contará con una ficha técnica de intervención, donde se muestren fotos del antes y después de la actuación, con un número identificativo, datos del control y análisis y descripción del estado en el que se queda.

Además, el edil socialista destacó que la comprobación del estado de los árboles era uno de los compromisos que habían adquirido con IU. A su vez, indicó que los restos de las podas que se realicen serán reutilizados. Seguirán un procedimiento de "biotriturado" para ser utilizado como acolchado o "mulching" en otras zonas verdes del concejo. El "mulching" es un procedimiento en el que el sobrante se deposita en el suelo, para que luego sea empleado como abono natural de la tierra. De esta forma, según resaltó el Alcalde, se evita tener que transportarlo y "se reducen las emisiones de CO2".

El parque de la Cebera guarda en su interior más de 2.000 especies en 34 hectáreas de bosque. Allí están también los restos de la fábrica Santa Bárbara, encargada de la producción de pólvora, que viajó por las guerras del mundo durante el siglo XX. Los planos originales datan del año 1875, cuando José Tartiere decidió que ese sería el emplazamiento idóneo para su empresa. Diversos colectivos han abogado por la recuperación de espacios de esta zona, con demandas como la colocación de paneles informativos.