La Nueva España de Siero

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El primer asilo de la Pola y la Casa Consistorial, la huella de Javier Aguirre, el arquitecto monumental de Siero

El donostiarra, que trabajó en la Diputación Provincial de Oviedo entre 1877 1893 y tiene obra por toda Asturias, también dejó marca en el concejo, con dos de los edificios más emblemáticos de la capital sierense

Asilo de Pola de Siero en una imagen de 1.900

¿Qué tienen en común el origen del edificio del Ayuntamiento de Siero y el del asilo de la Pola? Aunque pueda ser una circunstancia tal vez algo desconocida, lo cierto es que los diseños originales de ambos inmuebles, dos de los más emblemáticos y monumentales de la capital sierense, fueron obra de la misma persona, el donostiarra Javier Aguirre Iturralde. El que fuera arquitecto de la Diputación Provincial de Oviedo entre 1877 y 1893 desarrolló como tal una ingente cantidad de proyectos por toda Asturias y por ello tiene muestras de su trabajo diseminadas por gran parte del territorio de nuestra región. Pero de su huella en Siero poco se ha hablado. En ella ha profundizado José Manuel Rodríguez Hevia, licenciado en Historia que ha indagado en su obra en el municipio a través de bibliografía y prensa de la época. En el magnífico Archivo municipal de Siero hay además información sobre las vicisitudes de algunas de sus edificaciones, una documentación a la que ha podido acceder este periódico.

Según explica Rodríguez Hevia, el primer encargo que el Ayuntamiento de Siero le hizo a Aguirre fueron proyectos para centros educativos. En 1880, explica, el Consistorio acuerda construir 14 escuelas, una superior en la Pola y otras trece en distintas parroquias sierenses. “Al ser arquitecto provincial, en aquel momento Javier Aguirre estaba proyectando numerosas escuelas para otras municipios, entre ellos Gijón, Colunga, Riosa o El Franco. El presupuesto que se había calculado para la construcción de las de Siero era de 110.000 pesetas y se preveía que se contara con subvención estatal. Pero, finalmente, por problemas presupuestarios no se pudieron desarrollar los proyectos. Existe el proyecto hecho, aunque quedó sin ejecutarse, pero en todo caso ese es el primer trabajo que Siero le pidió a Aguirre”, señala.

José Manuel Rodríguez, ante el edificio del Ayuntamiento de Siero, en la Pola. P. T.

No sería hasta unos tres años más tarde cuando surge el proyecto del asilo de la Pola. En esta ocasión sería un particular, un indiano, quien solicitaría los servicios de Javier Aguirre, que también cuenta con numerosos proyectos para particulares e industriales acaudalados de la época. En 1883, Florencio Rodríguez, poleso emigrado a La Habana, donde tuvo muchos negocios, se plantea, junto a otro indiano, el ovetense Hermógenes Olivares, levantar el asilo, relata Rodríguez Hevia. Para Aguirre, que luego haría más edificios de este tipo, sería el primer inmueble para estos usos que iba a diseñar en Asturias.

Las obras se inician en febrero de 1883 y el asilo se inaugura en febrero de 1886. La capilla inicialmente proyectada con el edificio se quemó como el resto del inmueble en el incendio que arrasó el complejo original en 1965. Lo único que sobrevivió a las llamas fue otra capilla, la que hace las veces de panteón de la familia de Florencio Rodríguez, que es de 1905 y que este ordenó construir en el lugar y encargó a Luis Bellido.

Florencio Rodríguez.

El asilo se reconstruyó, tal y como hoy lo conocemos, en 1966, a partir de un proyecto del arquitecto Juan Vallaure. ¿Pero qué se sabe de lo que fue originalmente el edificio proyectado por Javier Aguirre? “El asilo de Aguirre tenía una capilla de estilo historicista, que se construyó unos años después de la edificación principal, en 1888. Contaba con un tabernáculo de níquel hecho en Lyon y que, dada su categoría artística, fue expuesto en una exposición de Bellas Artes en Barcelona. Creo que se haya quemado con el incendio de 1965, porque estar ya no está. De las edificaciones más antiguas del asilo solo se salvó de las llamas la otra capilla que mandó hacer Florencio Rodríguez en 1905 para panteón familiar”, incide Rodríguez Hevia.

La obra del asilo iniciada en 1883 con el proyecto de Javier Aguirre se realizó en un solar denominado “La Matona”, que donó el Marqués de Santa Cruz de Marcenado. Cuando se inauguró acogió a 20 residentes. “En aquella época era para personas sin familia o sin recursos. Abrió con 14 mujeres y 6 hombres. En sus inicios lo regentaban cinco hermanitas. Y cuando se quemó ya tenía 165 residentes”, apunta.

Javier Aguirre.

De los asilos que proyectó Aguirre, no solo es el primero que hizo, sino el de mayores dimensiones, el más monumental. “Está a la salida hacia Santander y al entrar o salir de la Pola se veía y destacaba por la monumentalidad. Fue muy elogiado por los viajeros de la época, que lo calificaban de magnífico, modélico para Asturias, de tener la categoría de uno de capital de provincia e incluso se llegó a decir que era un verdadero palacio. Tenía una planta en forma de ‘H’ y costó unas 100.000 pesetas de la época. Además de financiar la construcción del asilo, Florencio Rodríguez lo sostuvo durante su vida, hasta 1906 que falleció, con una renta anual de 4.000 reales. A ese sostenimiento habría que añadir las limosnas del pueblo de Siero y la subvención del Ayuntamiento”, añade.

Muy próximo en el tiempo al proyecto del asilo se desarrolló la iniciativa para la construcción de la Casa Consistorial de Siero, en la Pola. El proyecto de Javier Aguirre es de 1884, aunque la edificación se levantó entre 1886 y 1888, dice Rodríguez Hevia. Según la información disponible en el Archivo municipal de Siero era alcalde del concejo en el momento de plantearse la construcción del Ayuntamiento José Miranda Sanmartín. De la idea de levantar el inmueble da fe un acta de fecha 6 de febrero de 1883 de sesión celebrada por la Corporación sierense para abordar “la urgente necesidad de construir una nueva Casa Consistorial en punto céntrico con la capacidad y dependencias que se requieren en un concejo tan dilatado como este (...)”, dice el documento existente en el archivo sierense.

Es en febrero de 1884 cuando se encarga el proyecto a Javier Aguirre y a su socio, el ingeniero militar Jenaro Alas (hermano de Leopoldo Alas, “Clarín”). El presupuesto estimado para la iniciativa fue de unas 70.000 pesetas, lo que más o menos costó finalmente. Las obras se inician en marzo de 1886 con el contratista local Francisco Cabeza. Finalizarán en octubre de 1888, aunque durante su construcción hubo incidentes, como su paralización por falta de dinero.

“El Ayuntamiento no tenía todo el dinero, con la venta de los edificios antiguos no se sacó lo suficiente. Y el préstamo que se requería tuvo muchas subastas y quedaron desiertas en un principio.”, comenta Rodríguez Hevia.

Documento del Archivo Municipal de Siero sobre las obras de la Casa Consistorial y su coste Archivo Municipal de Siero

Tal y como explica Rodríguez Hevia las instalaciones municipales estaban dispersas en varias calles y se decide poner a la venta varios inmuebles para sufragar la construcción del nuevo Ayuntamiento. En efecto, en el Archivo de Siero consta que se acordó poner a venta una casa en la plaza de Les Campes, otra en la calle San Antonio, otra “en la calle de Zalamaque de esta Villa, destinada a cárcel”, una más “destinada a fragua nominada el macelo viejo, sita en la Reguerina de esta Villa” y “una cuadra a la parte Oriente de la anterior en el mismo término”. Finalmente son tres edificaciones las que se venden, según autorización para la operación de fecha 27 de septiembre de 1884, “adjudicándose a don Gregorio Vigil Escalera la que es cárcel por 4.500 pesetas, a Carlos Sánchez las que se hallan las oficinas municipales por 12.125 pesetas y la de la calle San Antonio a Vicente Cueva por 8.505 pesetas”, explicita el documento existente en el Archivo de Siero.

“Eligen para su construcción el solar donde hoy está ubicado, entre las calles llamadas entonces del Agua y Jardín. Era de propiedad municipal, pero dadas las dimensiones de la Casa Consistorial tuvieron que comprar terrenos colindantes al Marqués de Santa Cruz y desviar el río que bordeaba el solar, que se llamaba el arroyo de la Pola”, explica Rodríguez Hevia.

El Ayuntamiento sierense ha tenido dos reformas a lo largo de los años: la de 1983, cuyo responsable fue el arquitecto municipal José Benito Díaz Prieto, y la de 2007, a cargo del mismo arquitecto.

Javier Aguirre trabajó también en Siero para particulares. En Lugones diseñó el chalet del director de la fábrica de pólvora de Santa Bárbara, en la finca de La Cebera y hoy ya desaparecido. Y, en el concejo, según Rodríguez Hevia, también hizo La Quinta de Hermógenes Olivares, en Orial de Hevia. “Es de estilo clasicista, como la mayoría de lo que hizo Javier Aguirre, pues su estilística es la predominante en la España de la época, el clasicismo isabelino, caracterizado por su sobriedad, desornamentación y volúmenes cúbicos. En aquel momento también se daba ya el eclecticismo, aunque Aguirre no lo emplea mucho. Sí sabemos por la prensa de la época que viajó a Europa, a París y a Holanda, y que también se inspiró en modelos europeos”, concluye.

Edificio de la Casa Consistorial, con arboleda ante los arcos y un tiovivo que se aprecia detrás de edificio, a la derecha. Archivo Municipal de Siero

¿Un Martes de Güevos Pintos de principios del siglo XX?

Imagen de la Casa Consistorial, del primer cuarto del siglo XX, según la datación aproximada que se realiza en el archivo sierense. El edificio del Ayuntamiento aparece circundado por calles empedradas y con arbolado delante de los arcos de la entrada. A la derecha del edificio se ubica la calle del Agua (hoy Pedro Vigil), haciendo esquina el edificio de Celestino Cañal (antiguo bar Polesu), que se correspondía con el número 1 de la calle Zalamaque (hoy Celleruelo). A la izquierda de la fotografía aparece la edificación del número 1 de la calle del Jardín (hoy Florencio Rodríguez), que entrado el siglo XX sería el hotel de Pío Moro Lagar. Detrás del Ayuntamiento, a la derecha, se aprecia un carrusel o tiovivo. “Podríamos estar observando perfectamente un Martes de Güevos Pintos, ya que en primer término de la imagen vemos la venta de productos y tiendas al aire libre en la antigua plaza del Carmen (hoy Cabo Noval)”, apuntan en el archivo. | Archivo Municipal de Siero

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