La Nueva España de Siero

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La hostelería polesa fía su recuperación a las citas navideñas y pide que no haya restricciones

El sector afirma que las “muchas reservas” que hay se irán al traste si se pone hora de cierre en una época en la que confían para remontar

Un negocio de hostelería de la plaza de Les Campes, en una imagen de archivo. | A. I.

La hostelería sierense se encuentra ya en vísperas de las fechas navideñas y la sombra de posibles restricciones empaña las perspectivas de recuperación tras un 2021 con las festividades cercenadas por la pandemia. “No tendría sentido”, dicen los hosteleros sobre la posibilidad de que se les limite la hora de cierre. “Arruinaría las reservas, que son muchas”, añaden aquellos que tienen restaurantes y esperan poder hacer colchón para “cuando pase Reyes, que se notará previsiblemente un bajón”.

Alberto Díaz.

Analizan esta situación cuatro hosteleros polesos. El primero, Juan Riestra, propietario de un bar con licencia de música amplificada, que le permite extender su horario de cierre los fines de semana. “La Navidad nos llega en un momento de mucha incertidumbre”, lamenta. Las dudas vienen “porque no sabemos si van a tomar medidas a mayores”. Por el momento, ya ha tenido que adquirir medidores de dióxido de carbono, a raíz de la nueva normativa, que busca reducir los contagios por aerosoles: “Esto ya nos ha supuesto un gasto que repercute al negocio”. Lo que trastocaría aún más sus previsiones sería algún tipo de freno en la hora de cierre. “Es un problema porque te estropea toda la previsión a nivel de personal con el que contar”, subraya.

Loreto García.

Su vecino de negocio, Alberto Díaz, hace referencia a cambios de hábitos en la clientela. “Creo que la gente cambió las costumbres. Dependiendo de los rangos de edad, cambió la manera de salir”, reflexiona. Sin embargo, a su juicio, “en fiestas la gente tiende a reunirse y pueden ser unas buenas Navidades”. En cualquier caso, “no como las de antes”.

Adrián Álvarez.

Si Riestra las teme, Díaz da prácticamente por hechas las restricciones “con sentido o sin sentido, que entiendo que más bien serán sin sentido”. Entra el hostelero a analizar esta cuestión, haciendo hincapié en que la incidencia más alta se da “en menores de 11 años y sus padres”. Por ello, no ve razón a que cierren la hostelería, “si esas franjas de edad no van” a este tipo de establecimientos.

Se muestra Díaz francamente crítico con que los bares siempre salgan damnificados. “Cuando la incidencia más alta es en mayores de ochenta, cerramos los bares. Cuando es en la franja de 60 a 70 años, también. Lo mismo cuando es en los de cuarenta y en los de quince. Ahora es en los de 11 y, aunque no vengan, serán también los bares”.

El mayor perjuicio podría llegar para los restaurantes, que sirven comidas y cenas a grupos, tanto en los propios festivos, como durante las semanas que rodean a esos días. “Hay muchas reservas”. asegura Loreto García.

Habla la restauradora, sin paños calientes, de que existe “mucho miedo” dentro del sector a posibles restricciones. “Se irían al garete las cenas de empresas, para colmo el tiempo no está acompañando y la gente está animada pero con mucho respeto”, resume. Considera que, de darse algún tipo de limitación horaria, podría formarse “un lío muy gordo”.

Juan Riestra.

Por último, Adrián Álvarez, propietario de un bar en la plaza Les Campes, al lado del restaurante de García, se muestra más optimista respecto a las fechas que están por venir: “En general las Navidades son buenas porque la gente tiende a salir, pero tenemos un poco de miedo a las restricciones que puedan venir y al mal tiempo”.

Este segundo factor también marca mucho en la localidad, que tiende a vaciarse de público cada vez que hay mal tiempo. “Si llueve, hace malo y frío, las cosas se complican”. Eso no detiene las ganas de Álvarez, deseoso de que llegue la segunda mitad de diciembre, “después de un mes de noviembre muy malo” y con la perspectiva “de un bajón importantísimo en enero”, como se espera, explica este hostelero.

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