La Coral de San Félix de Lugones está de luto. Hoy al mediodía daban la triste noticia del fallecimiento de su miembro honorífico María Menéndez, enferma de Esclerosis Lateral Amiotrófica. La contralto, que era un pilar fundamental en el funcionamiento de la agrupación, perdió la voz a causa de la enfermedad. Aún así, cantaba con la mirada y seguía acudiendo a todos los conciertos y ensayos de sus compañeros. Uno de los últimos en los que estuvo presente en el escenario fue en el Centro Polivalente Integrado de Lugones a principios de julio, para visibilizar la enfermedad, como recogió este periódico.

María Menéndez nació en el año 1948 en un pueblo de Tineo, los Valles del Teso. A los 17 años, se casó y se mudó a Lugones. Tuvo a su hijo, Jorge, quien estuvo a pie de cañón durante su enfermedad junto a su esposa, Marta Álvarez. Trabajó como limpiadora en un hipermercado, y cuando se jubiló, por fin, se dedicó a lo que siempre había sido su pasión: cantar, con una "preciosa voz de contralto", como relataban sus compañeras. Y María escribía en la tablet de funda rosa que utilizaba para comunicarse que entrar en la Coral Polifónica le regaló los mejores años de su vida.

Fue hace alrededor de un año y medio cuando le detectaron la enfermedad, en julio de 2020. En esa época, se quedaba afónica con asiduidad, aunque fue a raíz de la revisión de un trasplante de hígado cuando percibieron que algo raro ocurría. Le hicieron las pruebas y le diagnosticaron Esclerosis Lateral Amiotrófica, una enfermedad neurodegenerativa en la que las neuronas dejan de enviar estímulos a los músculos y paran de funcionar. Es un deterioro progresivo e irrefrenable. Arrasa.

Lo primero que perdió fue la voz, un duro golpe después de haber encontrado refugio en la Coral - de la que fue miembro más de 20 años. Después, la movilidad del resto del cuerpo también se fue resintiendo y, si al principio, podía acudir andando por su propio pie al hospital, ya en la última etapa le costaba moverse 70 u 80 metros. No era por falta de agallas: María estaba llena de entereza y siempre lo intentaba. El final estaba escrito, y eso, contaba su familia, fue lo más duro del proceso. Y, aunque se quedó muda, la voz de María, en su última etapa, se alzó mas alto que nunca.