Las constantes vitales del comercio tradicional del centro de la Pola cada vez son más débiles. Los propietarios de los establecimientos de la zona advierten de que la venta online y las sucesivas crisis económicas, entre ellas la de este persistente coronavirus, amenazan con un cierre masivo. Falta poco, aunque todavía no hay fecha exacta, para que El Cero, la histórica juguetería polesa, baje la persiana para siempre. Tras ella, pueden correr la misma suerte otros negocios del entorno.

Por la puerta de El Cero, el pasado jueves, no paraban de entrar personas y se sucedían unos comentarios muy similares. “Esta será una de las últimas veces aquí. Estoy con el corazón encogido. Da mucha pena. Son cuarenta y cuatro años viniendo”. Así se dirigían dos clientas a Patricia Antuña, dueña de la juguetería, que despacha con agilidad los artículos de liquidación: “Es una pena”, reconoce Antuña, quien explica que cuando abrieron, hace ya noventa años, en la Pola “habría dos o tres tiendas más”. Sin embargo, recuerda como no hace tanto “toda esta zona peatonal llegó a estar plagada de negocios”. Hoy ya no es así.

El cambio vino “hace cinco o seis años”. Ahí fue cuando, según aprecia Antuña, empezaron a cerrar comercios en la zona. “Las plataformas digitales han influido muchísimo y la pandemia lo ha agravado todo más”, subraya la comerciante, quien también apunta que la dura crisis económica que se desató en 2008 “ya se notó mucho”. Uno de los históricos que aún resiste es El Chico, negocio textil que abrió en 1934, cambió posteriormente de ubicación y permanece en funcionamiento con Esther López tras el mostrador desde hace 35 años. Ella recuerda que “con la primera crisis, empezaron ya los cierres, porque estas calles antes estaban completamente llenas y no como se ven ahora”.

Aparcamiento

En su caso, aunque también menciona a las plataformas digitales, apunta a “lo excesivo de la Pola”. Se refiere López con ello a las “rentas elevadas en los pisos y las dificultades de aparcamiento” como algunos de los principales problemas para el comercio de proximidad. Así, considera que la pérdida de tiendas supone un problema para la localidad, “porque así tiene menos vida”. Sobre la situación de su negocio apunta: “Todos estamos fastidiados, nosotros vamos tirando e intentaremos aguantar. Pondré todo lo que pueda, aunque también nos afecta mucho la subida de la luz”.

También va tirando Ana Belén Ania, propietaria de otra tienda de ropa en la zona peatonal del centro de la localidad. Abrió hace seis años y hace apenas tres comenzó a ver como los cierres se generalizaban. “La venta online está funcionando mucho y nosotros no podemos competir tampoco con las grandes superficies”, lamenta esta comerciante. El contexto es complicado y “el pequeño comercio lo está pasando muy mal”, destaca Ana Belén Ania, quien, como el resto de responsables de los negocios del centro de la Pola, temeque pueda “haber más cierres” y se muestra apenada viendo como muchos ya han bajado la persiana. Lo de El Cero, por lo que tiene de simbólico, le parece “muy triste”.