La Nueva España de Siero

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Valdesoto tiene madera para la mejor ópera: la soprano Ermonela Jaho recibe una talla hecha en Siero como recuerdo de su paso por Asturias

El carpintero Bernardino Menéndez, figurante en “Adriana Lecouvreur”, emociona a la soprano Ermonela Jaho al regalarle una talla

Bernardino Menéndez, con Ermonela Jaho. | B. M.

Bernardino Menéndez es carpintero y artesano, un habitual en el conocidísimo desfile de carrozas de Valdesoto y es también un entusiasta aficionado y figurante de ópera. Tanto que en la última función que programó la Ópera de Oviedo, “Adriana Lecouvreur”, en la que participó como figurante, quiso tener un detalle con la soprano albanesa Ermonela Jaho, intérprete principal de la función, y –añade Bernardino Menéndez– “la mejor soprano del mundo”. La idea de regalarle una pieza de madera le llegó durante uno de los ensayos, cuando interpretaba un papel en el que aparecía con una talla y una navaja: “En ese momento se me ocurrió que podía hacer algo, en el propio teatro era imposible, porque solo tenía el primer acto y tengo que hacer otras cosas, así que lo hice en casa”, explica Menéndez.

Una de las razones que le llevaron a hacerle un regalo fue la buena relación que la albanesa estableció con todos los que trabajaron en la ópera: “Es majísima, siempre estaba hablando con todo el mundo del equipo, se hacía fotos... Hay que tener en cuenta que con el covid nos unimos todos más porque fue duro y complicado y eso hizo que se creara un ambiente muy chulo”. Fue el día del estreno en el que Bernardino Menéndez le llevó la talla, hecha en madera de cerezo, con el objetivo de “que se acuerde de su paso por Oviedo”. “Lleva también una flor de agua típica asturiana que utilizo mucho en los logos de mi empresa”, añade el artesano. La soprano reaccionó al regalo con entusiasmo: “Se emocionó mucho, quiso hacerse una foto y luego la colgó en sus redes sociales”, explica. Algo que agradece Menéndez en una artista que “anda por los mejores teatros del mundo”.

La relación de Bernardino Menéndez con la ópera es bastante casual y curiosa. Un día, aprovechando una de las promociones que hace la Ópera de Oviedo para acercar este espectáculo a más gente, le propuso a su mujer ir a una función. Esto fue hace más de cinco años. En un principio su esposa se mostró algo reacia, pero finalmente se decidieron a ir a ver “El turco en Italia” y Menéndez salió tan sorprendido que quiso saber más: “Lo que más me llamó la atención fue el montaje, la cantidad de gente que había haciendo cosas y quise ver por dentro cómo se montaba eso”. Tanto le interesó que mandó un correo a la Ópera de Oviedo preguntándoles si existía alguna forma de ver el montaje por dentro.

Bernardino Menéndez, con Ermonela Jaho, que sujeta la talla de madera que recibió como regalo. | B. M.

La respuesta que le dieron es que la única opción de estar dentro era formar parte del espectáculo como figurante. Y eso fue lo que hizo. Él ya había hecho sus pinitos como actor en el desfile de carrozas de Valdesoto y ahí que se presentó a las pruebas para ser figurante. “Ya he participado en cinco óperas”, explica. Curiosamente, en esta última no lo iba a hacer y fue el covid el que cambió las cosas. “El problema es que te lo tiene que permitir el trabajo porque es un mes yendo a los ensayos y un mes de funciones, no es algo sencillo, yo voy a las que puedo y a las que me escogen y justo a ‘Adriana Lecouvreur’ no me presenté porque había que ensayar en Navidad. Participo también en el Belén de Valdesoto y era complicado”, señala.

Lo que sucedió fue que un brote de covid durante la sexta ola dejó muy mermado de gente el espectáculo. “Me llamaron pidiéndome por favor si podía participar y estuvimos casi dos semanas ensayando”, relata. Reconoce que su caso es peculiar, pues no habrá muchos figurantes en funciones de ópera que también sean carpinteros. “Que compaginen carpintería y ópera habrá pocos, normalmente es gente que está en el mundillo, estudiantes... Ser figurante es una responsabilidad grande, la ópera supone mucho trabajo y no lo puedes estropear, a mí siempre se me dio bien actuar”, cuenta.

También se le da bien tallar, algo de lo que puede dar testimonio Ermonela Jaho, que tiene la preciosa talla de madera de cerezo en su casa que ayudará a que nunca se olvide de su paso por Oviedo y de cómo allí consiguieron que el espectáculo continuara a pesar del covid.

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