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Atletismo

La insuperable “Vuelta a Asturias” de Cima: 1.379 kilómetros en 63 etapas para recorrer todos los concejos

“Los paisanos conocen mejor el territorio que Google”, destaca el sierense, tras completar una proeza que nadie ha igualado hasta ahora

Juanjo Cima, rodeado de amigos, en la última etapa de su particular "Vuelta a Asturias"

Cuando a Juan José Cima le dijeron en 2013 que se prejubilaba, le temblaron las piernas. La idea de tener tanto tiempo libre causó cierta inquietud en un hombre acostumbrado a estar más que ocupado. Por eso, lo primero que hizo fue poner a trabajar su metódica cabeza de ingeniero informático en busca de algo que llenase el vacío que iban a dejar cuatro décadas de experiencia profesional en el sector bancario. En un momento dado se le encendió la bombilla con una idea que, reconoce, ya había pasado por su mente en alguna ocasión: aunar dos de sus pasiones, correr y Asturias. ¿Cómo? Una vuelta a pie por los 78 concejos. “No conozco a nadie que lo hiciese antes ni que lo haya hecho desde entonces”, reconoce el veterano deportista, al que se le escapa una sonrisa de orgullo cuando recuerda una gesta en la que aprendió mucho: “Sobre todo, una cosa muy importante: que los paisanos de los pueblos saben más que Google”.

El reto deportivo de Cima tenía dos complejidades. La primera, la obvia: iba a tener que correr más de 1.000 kilómetros en etapas de unos 20 kilómetros que espació semanalmente. “Eso es lo que menos me preocupaba, porque corría desde hacía 20 años”, afirma el sierense.

La segunda tenía que ver con la planificación. Porque a Cima le gusta eso del “más difícil todavía”, y no sólo se propuso pasar por todos los concejos, sino que además quería recorrer sus capitales trazando una línea continua, sin volver sobre sus pasos, algo que consiguió con una única excepción.

“Fue lo que más tiempo me llevó, porque además de intentar no pasar más de una vez por un municipio, también trataba de correr por pistas, alejado de las carreteras principales”, recuerda sobre una norma que sólo tuvo que quebrantar una vez: en la etapa 59, para llegar a Infiesto. “No me quedo más remedio que volver a salir de Arriondas (Parres)”, reconoce.

El plan quedó de la siguiente manera: iba a recorrer los 78 concejos en 63 etapas que pensaba hacer de manera semanal. Además, no iba a estar solo en su aventura. Cima logró “enganchar” a dos amigos para el reto: Jesús Fernández, a bordo de un coche con apoyo logístico, y Paco Martín, a su lado en bicicleta. Un equipo que, además de tener la oportunidad de conocer a fondo Asturias, también disfrutó de unas buenas salidas gastronómicas. “Después de cada etapa siempre parábamos a comer por la zona. Lo pasamos muy bien”, presume Cima.

Con todo listo, la idea era salir de Pola de Siero con destino Oviedo, previo paso por Noreña, el 15 de enero de 2014. “La noche antes Paco (Martín) se puso malo. Me planteé posponerlo, pero lo pensé mejor y decidí salir”, recuerda Cima sobre los primeros pasos de su gran carrera. “Pedí a una persona que pasaba por la calle que me hiciese una fotografía frente al Ayuntamiento y dentro sellaron una ficha para dejar constancia de que había pasado por allí”, relata.

Y es que más allá de la proeza deportiva, el reto de Cima es también admirable por la meticulosa labor de documentación que fue haciendo de manera paralela. Cada etapa era inmortalizada en 300 fotografías que disparaba de manera automática con una cámara de acción que llevaba siempre encima, y su paso por los Ayuntamientos quedaba ratificado por un matasellos que le estampaban en unas fichas creadas por él mismo. Algo así como una Compostelana hecha a medida para su peculiar “Vuelta a Asturias”. En ella figuran las fechas de las etapas, los escudos consistoriales, la distancia recorrida y el tiempo. Cuentan también con un apartado para observaciones.

Precisamente, este último espacio, el de anotaciones, lo estrenó en la tercera etapa, cuando un aparentemente sencillo recorrido de 15 kilómetros entre Corvera e Illas acabó convirtiéndose en una tortura de 25 con dos subidas al pico Gorfolí incluidas. Todo por intentar atajar por un camino de tierra que no estaba marcado en su ruta original y que le acabó llevando a Las Regueras. “Cuando llegué pregunté a un chaval que iba en un Mercedes cómo se iba a La Callezuela (Illas) y me dijo que tenía que volver a subir el pico. Pensé: ‘Este no es de aquí’, así que fui a preguntar a una casa y ya me dijeron que no, que, efectivamente, tenía que volver”, rememora entre risas.

Cima corre en la etapa entre Caso y Sobrescobio J. J. C.

Esta anécdota sirve, tal y como reflexiona el propio Cima, como ejemplo de una máxima que aprendió pronto en su particular aventura. “La gente de los pueblos siempre te intenta ayudar y hay que fiarse más de las indicaciones de los lugareños que de las que se encuentran por internet. Cuando no les hacíamos caso, la liábamos. Saben más que Google”, asegura.

No fue lo único que le quedó claro en las 63 etapas finalmente recorridas en casi dos años. “También pensábamos que conocíamos mejor Asturias de lo que realmente lo conocemos”, afirma un hombre que corrió entre la nieve en Campo Caso, culminó etapas por el Occidente con refrescantes baños en el Cantábrico y se encontró con culebras y salmones de más de un metro en su periplo.

De todas las postales vistas en su trote constante, confiesa que se queda “con la zona de los Oscos, Taramundi, Ibias y Degaña y también con la zona de Cabrales y Onís, con los Picos de Europa al lado”. También le dejó sorprendido el paisanaje. “Te encuentras gente muy interesante. Por ejemplo, en Pesoz dimos con un hombre de más de 80 años que regentaba un bar y que era licenciado en Filosofía. Un personaje curioso que nos invitó a un chupito de orujo en plena etapa.”, recuerda.

Por supuesto, su reto, que contaba a todo aquel que le preguntaba por el camino, también impresionó a muchos. “Alucinaban”, resume de las expresiones que leía en la gente. “Siempre me acuerdo de uno que, cuando iba de Amieva a San Juan de Beleño, me soltó: ‘¡Compra una bici, ho!’. Me hizo mucha gracia”, cuenta entre risas de una anécdota que en su caso tiene aún más chispa, pues pertenece a una saga originaria del barrio del Carbayu de Lugones, muy vinculada al mundo del ciclismo.

Juanjo Cima, de naranja en el centro, junto al alcalde de Siero, Ángel García, a su llegada a Pola de Siero en la última etapa J. J. C.

Finalmente, el reto que comenzó el 15 de enero de 2014 terminó el 28 de noviembre de 2015. La última etapa, de La Vega (Sariego) a Pola de Siero, donde empezó todo, es la que Cima guarda con más cariño. Y es que en esa última jornada se llevó una gran sorpresa. “Corrieron conmigo algunos amigos, me hicieron una comida sorpresa en La Fresneda, me recibieron en el Ayuntamiento… Fue muy emocionante”, evoca.

Cuando echa la vista atrás, Cima se muestra orgulloso de la gesta. También agradecido. Especialmente a su familia y amigos. Entre todos, destaca algunos nombres propios, los ya mencionados Paco Martín y Jesús Fernández, a los que suma a Gonzalo Elizalde, Juan Carlos Saucedo “Chiki”, Juan Márquez, Eliseo Cernuda y Kike Colunga. “Todos me apoyaron mucho”, sentencia.

Todo lo vivido por Cima en esas 63 etapas en los que recorrió 1.379 kilómetros y gastó tres pares de playeros está ahora disponible en internet, al alcance de cualquiera (puede acceder haciendo click aquí), una bitácora en la que pueden leerse las etapas con sus datos técnicos y los comentarios del autor. También cuenta con datos GPS de la plataforma Wikiloc para facilitar la ruta a todo el que le interese.

Ahora, seis años después de aquello, a Cima se le sigue dibujando una sonrisa cuando recuerda su gran carrera por el Principado. “Pensé en repetirla en bicicleta, pero nunca llegué a hacerlo”, afirma el sierense, quien tras su tour asturiano corrió la maratón de San Sebastián y batió sus mejores marcas en carreras populares. “Andaba muy bien de forma”, afirma el sierense, que ahora se recupera de una lesión en el menisco. Mientras, ocupa su tiempo ayudando en el Banco de Alimentos, cultivando su pasión por la fotografía en la agrupación fotográfica decana en la ciudad de Oviedo (Ágora foto cine club) y en la Federación asturiana de fotografía, y asiste a cursos para mayores la Universidad. “La cosa es no estar parado”, apunta el hombre que por quedarse quieto recorrió todos los concejos.

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