Un abuelo poleso juega con su nieta en un banco, junto al Ayuntamiento. Tiene unas cartas de “Pokemón” y dice que las pidió a “Amazón”. La costumbre de poner la tilde a lo que acaba en “-on” no tiene que ver con el hecho de que los jubilados sierenses se hayan modernizado. Y aunque les apene que el comercio local se vea afectado, compran online al gigante americano de la logística y están al tanto de que la multinacional construye un gigantesco complejo actualmente en el polígono sierense de Bobes.

Manuel Andrés Fernández (izquierda) y Ángel González, ayer, en la Pola. | A. I.

Basta hacer pregunta para darse cuenta de que la obra de la multinacional en Bobes no pasa desapercibida ni tampoco lo que supone. “¿Cómo definirías Amazon?”. “Es lo que se está haciendo donde Parque Principado. Venden todo tipo de productos. Sé que los nietos piden algo, pero a mí nunca me regalan nada”, asevera al respecto Ángel González. “Sé que es muy rápido, muy práctico todo, pero el comercio local se va a pique”, opta por valorar Rosario Vigil. “Es una empresa que abarca muchísimo. Hay básicamente de todo, desde libros hasta playeros”, subraya en su caso Cándido Morillo.

La mayoría de ellos reconocen que compran cosas a través de comercio electrónico, aunque mayoritariamente no de forma directa, sino a través de familiares. Es el caso de Rosario Vigil. “Compré los reyes de la nieta”, dice discretamente ante su presencia. Eso sí, “a través de un familiar que me lo hizo”.

Disfrutar el momento

A Cándido Morillo, se lo hace su mujer. Según explica, fue ella quien le pidió las cartas de “Pokemón” –dicho con tilde sobre la o– con las que compartía rato de juego, ayer, con su nieta. Lo hace feliz y sin preocuparse por nada, más que por disfrutar el momento.

Manuel Andrés Fernández y Ángel González, en apacible conversación en un parque poleso, hablan de los cambios en el modo de comprar. El primero, especialmente, se afana en defender el papel del comercio local: “Yo estoy con el comercio de proximidad. Me gusta verlo, tocarlo y si quiero devolverlo, no andar con si mando o no mando”, resume. Su compañero de charla matinal lo tiene claro también. Él no es de aplicaciones en el móvil. Asegura que no quiere “ni la del banco”, así que no se ve haciendo pedidos a través de comercio electrónico.

Lo cierto es que se percibe cierto miedo a que se pierdan algunas formas tradicionales de comercio. Encarna esta postura Rosario Vigil, acompañada de su nieta, Leire Rodríguez: “La ventaja es que hay más cosas para comprar, pero yo soy del comercio local también. Temo que los nietos no puedan ver un comercio local como lo vi yo. Además, esto para la gente mayor queda un poco demasiado moderno”, apostilla.

Frente a su idea, la postura de Cándido Morillo, más afín a la modernidad. “En los momentos actuales, como está todo ya, veo apropiada esta fórmula, aunque afecta al comercio local. Además, con toda la pandemia... Los tiempos cambian, seguro que cuando yo era pequeño como mi nieta todas las tiendas eran pequeñas y ahora, sin embargo, priman las grandes superficies. En el futuro, seguro surgirán empresas que le hagan competencia a Amazón”, concluye, poniendo la tilde en la pronunciación.