Loli Prendes (Argüelles,1949), acaba de ser elegida, esta misma mañana, Mujer Sierense del Año, por unanimdad. Lleva desde 2004 como presidenta de la Asociación de Vecinos de su parroquia y 26 a la cabeza de la Asociación Cultural. Encarna la figura de empresaria rural y es un icono en su localidad y en Siero. Celebra la mejoría en materia de mantenimiento de su pueblo y ensalza la figura del concejal Alejandro Villa, aunque apunta que aún quedan bastantes cosas por hacer. Charló con LA NUEVA ESPAÑA hace unos días, cuando conocía su nominación al premio de Mujer del Año, pero aún no su concesión.

-¿Cómo se metió en tanto berenjenal vecinal?

-(Ríe) La Asociación Cultural fue por salvar las escuelas, las querían tirar. Fue para intentar librarlas porque aquí no teníamos nada de actividad, ni donde ir. Era una pena que cayeran y mira, se arreglaron y ahora funcionan de maravilla.

-¿Recuerda el Argüelles de su infancia?

-El pueblo estaba muy bien. Ahora somos más vecinos, porque vinieron muchos nuevos. Pero ahora las familias tienen dos hijos, antes tenían doce. Había menos matrimonios pero más rapacinos. La gente joven iba al castañeu a pasar la tarde y uno que se llamaba Salvador tenía un acordeón. Nos pasábamos la tarde bailando, jugando a las piedras, a la peonza. Hoy en día no tiene nada que ver.

-¿Lo echa de menos?

-Sí que echo de menos aquello de antes, el cascayu, la cuerda, el escondite. Aquí en los pueblos juegan de otra manera que en las ciudades. Mi hijo tiene 41 años y aquí fue muy feliz de crío aquí.

-¿Cómo se apañaban para cortejar?

-Hace años, cuando era niña, todo eran caleyes, no teníamos luz ni nada. Los grupinos de jóvenes iban siempre caminando por el pueblo. Se juntaban todos para venir a casa y no sé si lo pasaban mejor en la fiesta o en el camino. Cuando tenían que despedir a alguien se paraban en las esquinas y yo los escuchaba desde casa. Lo pasaban en grande.

-¿Qué le falta ahora a la parroquia?

-Tenemos una parte del pueblo sin colector y el de Fuentespino está mal. Van a tener que cambiar casi todo. Esto creo que está en la oficina técnica. Nos gustaría también que arreglaran la fuente que tenemos y deberían solucionar los problemas con los desbordamientos del río, que tapa por completo el puente. Lo otro que hay son los olores, que, aunque han mejorado, sigue viniendo de vez en cuando y no sabemos lo que es.

-¿Qué tal es la relación de la asociación con el gobierno?

- El mantenimiento, ahora, en Argüelles, está mucho mejor. Alejandro (Villa) es un campeón, un concejal muy competente. Enseguida te dice si puede o no puede, eso vale mucho, tener una buena relación con él es muy importante. La cosa ha mejorado, pero, en todo caso, todavía quedan cosas importantes por hacer.

-Cada vez más gente se muda a Argüelles.

-Me parece muy bien y normal, donde mejor se vive es en los pueblos. Siempre decía que cuando fuese mayor me iría a la Pola, incluso compré un piso, pero ahora no me imagino en la Pola. Esto de tener que estar en un piso encerrado. Todos lo pasan mejor aquí, los padres y los hijos, en libertad por la finca. La zona rural de verdad es la más guapa, no los chalets adosados.

-Usted tiene su empresa en frente de casa. ¿Qué tal es eso?

- Es muy guapo. Tienes mucha más relación con los clientes. Una vez venía el dueño de la empresa de transportista, nos dice que cómo estábamos aquí en vez de a un polígono, con lo bien que se está allí... Justo empezó a ver a gente venir y tomar un vinín y le cambió la idea. Es más familiar en todos los sentidos.

-Precisamente, su trabajo ha sido uno de los motivos que han ensalzado para nominarla a Mujer Sierense del Año.

-Lo primero es dar las gracias a los que me presentaron, la asociación El observador de La Fresneda. Ahora a esperar a ver si sale. Me haría mucha ilusión.