“Sabe mucho mejor, no hay comparación”, dice Constantino Nuño sobre la sidra casera que elaboran los vecinos de Muñó, en Siero, que ayer se reunieron en las antiguas escuelas de la localidad para disfrutar de una degustación popular de las sidras elaboradas por los nueve vecinos que aún siguen mayando y corchando la bebida regional cada año. Además, el relevo generacional está asegurado con la participación del joven Pablo González, que ha tomado buena nota de sus maestros.
Estos llagareros caseros aseguran que la sidra de Muñó es de lo mejor que hay en Asturias por las condiciones geográficas y climáticas del valle en el que se encuentra la localidad. “En toda esta zona de aquí la manzana es muy buena, siempre la pagaban más cara que en otros sitios y eso hace que sea la mejor sidra”, apunta Nuño, quien detalla que el terreno calizo de la zona, así como un clima muy suave, hacen que la manzana se desarrolle en óptimas condiciones. Este año, este vecino ha producido un total de seiscientos litros de sidra.
También con 164 cajas de sidra en el pasado mes de abril estuvo Rosendo Cosió. “Llevo haciéndolo 45 años, toda una vida, porque nos gusta mucho hacerlo, es una tradición y, además, la bebemos en casa a lo largo de todo el año. Es la sidra que hay”, comenta este llagarero de Muñó mientras da prueba a una de las sidras que se sirvieron ayer en la localidad.
Está claro que en el pueblo sierense las grandes celebraciones no se disfrutan con vino. La tradición es brindar con sidra y así hicieron ayer. Un total de nueve vecinos aportaron sus sidras caseras para que todos disfrutasen de un vermú al aire libre, que acompañaron con pinchos de todo tipo.
Además de Nuño, González y Cosío, también ofrecieron sus caldos caseros Luis Meana, Alfredo Blanco, Juan Carlos Meana, Héctor Vigil, Manolito Valdés y Vidal González, presidente, además, de la asociación vecinal “Escueles de Muñó”, organizadora del evento.
“Surgió la idea porque veíamos que muchos vecinos siguen elaborando sidra y les propusimos que donasen unas botellas a la asociación para hacer este día”, explica González. El colectivo pretende con esta jornada poner de relevancia la labor de los llagareros caseros pero la cita también sirvió para que los vecinos se junten de nuevo tras las restricciones de la pandemia. “Necesitábamos volver a juntarnos, tener trato humano, porque con todo lo que pasó te habitúas a estar en casa y no puede ser”, agrega el presidente, muy contento con el resultado de la jornada.
Y entre los llagareros caseros de Muñó se encuentra el joven Pablo González, quien comenzó a elaborar sidra por influencia de su padre al ver que en casa siempre se hizo sidra. Y de la experiencia ha desarrollado su propio sistema de producción tras realizar algunas pruebas consiguiendo una sidra distinta a las demás. “Se me ocurrió otra forma de hacerla, probé con un barril de acero inoxidable, como los barriles de cerveza, y resultó una sidra menos fermentada y muy dulce”, dice González.
Además, en la degustación de sidra de la localidad de Siero, los vecinos expusieron algunos de los libros y cuadernos, entre otros materiales escolares, que están recopilando entre quienes fueran alumnos de las antiguas escuelas de Muñó con el objeto de impulsar algún tipo de reconocimiento para el inmueble a nivel municipal y autonómico. Las escuelas, hoy sede social del pueblo, estuvieron abiertas con alumnado desde 1906, cuando se fundaron, hasta su clausura en 1980.
