Las disputas entre hosteleros y clientes insatisfechos están a la orden del día en internet. La proliferación de redes sociales y webs especializadas en críticas gastronómicas son cada vez más frecuentes. En muchas ocasiones, la disparidad de las opiniones acaban en follón. Algunos de ellos tan simpáticos que acaban convirtiéndose en virales. Esto es lo que ha sucedido con un hostelero asturiano, cuyas respuestas, cargadas de retranca e ironía, se han hecho virales.

"Le invitamos a que no vuelva a visitarnos"

La primera respuesta que podríamos llamar viral del empresario está firmada a finales de 2017, coincidiendo -se entiende por el contexto- con un cambio de local, como respuesta a una crítica. "La verdad que va degenerando de mal en peor... Se notan demasiado las prisas. Patatas alioli no hechas en el momento, sino recalentadas; pedimos una tosta con idéntico resultado... pollo seco y reseco de no estar recién hecho (...) para encina con muchísima cebolla cuando en la carta especifica que esa tosta llevaba pollo, manzana y alioli. Se lo comentamos al camarero que en la carta no lo especifica que lleva cebolla y que no nos gusta, pues ninguna otra opción nos dio y se llevó la tosta entera. Eso sí, la cobraron igual", escribió un usuario.

La respuesta del hostelero no se hizo esperar, para gusto de los usuarios de esta red social. "Simplemente queremos hacer constar que en el año 2013 ya publicó usted un comentario sobre el local con la misma calificación con la que ahora también nos puntúa. Y ya en aquella fecha también indicó que no volvería. No sabemos qué entiende usted por asidua pero si desde esa fecha cumplió su palabra... ¿Asidua? Por nuestra parte le invitamos a que no vuelva a visitarnos y de esta manera no pase tan malos ratos en nuestra compañía", contestó el director general del establecimiento.

"Es mejor que se vayan a otro establecimiento donde se sientan más a gusto"

No fue la primera ni la última vez que tiró de ironía. También lo hizo con un grupo que se quejó del trato recibido. "Estuve con una amiga tomando unas sidras esperando a nuestras hijas que habían ido al cine con unos amigos. Cuando los niños se acercan a avisarnos que se van a ir a comer una hamburguesa, y tras unos breves minutos en el que nos dicen que les ha gustado mucho la película, se van. Es entonces cuando uno de los camareros nos dice que no pueden estar allí, que es un restaurante y que molestan.

Pedimos otra botella de sidra y nos dicen que nos la ponen porque hay mesas libres, pero que si hubiese gente para cenar nos tendríamos que levantar. Volvemos a quedar perplejas.

Habíamos pedido hablar con el responsable hacía tres cuartos de hora, y como este, a pesar de estar detrás de la barra observando en todo momento, parecía que no estaba dispuesto a hacerlo, insistimos de nuevo. Cuando se digna a venir, lo hace riéndose y a la defensiva contando que si los niños se habían sentado en la mesa, que si había comensales de dos mesas que se había ido por culpa de lo niños ¿Qué niños si están comiendo hamburguesa y cuando han venido no había nadie cenando? Le digo que es mentira y dice que lo estoy insultando, y se va todo aireado. ¡Sin comentarios! Nos dicen que estamos invitados, pero no aceptamos, y pedimos hoja de reclamaciones. El final es que él se ha sentido insultado por decirle que lo que estaba argumentando no era cierto".

La contestación fue igual de contundente que la crítica: "Tal y como se les dijo en su momento no pretendemos mantener ningún tipo de discusión con ustedes. Al igual que en ese mismo momento se les invitó a no volver (fue a lo único que les quisimos invitar, probablemente nos entendieron mal), desde esta página en la que expresan su derecho al pataleo les volvemos a indicar que no vuelvan. Aprovechamos nosotros este medio también para hacerles saber que esa incomodidad que decían sentir la verdad es que no lograron transmitirla muy bien, puesto que estuvieron ustedes en nuestro establecimiento desde cerca de las 20.00 y hasta muy próximas las 23.00, momento en que se les comunicó que no les servirían más sidra (si fuera por su parte aún seguirían consumiendo, signo de la incomodidad que sentían...). Por otro lado, ya que le preocupa tanto la buena marcha del negocio le hacemos saber que puede dormir tranquila. Por supuesto, queremos dejar claro que en todo este asunto los niños no tienen ningún tipo de responsabilidad. Lo dicho, es mejor que vayan a otros establecimientos donde se sientan más a gusto".

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"No entendemos lo que es obligar a comer"

Otra de las críticas con mejor respuesta fue efectuada por un supuesto comensal que se quejaba de que le obligaron a consumir: "Yo solo quería sidra y nos hicieron cenar obligatoriamente. Además los camareros no paraban de pasearse mirando a la gente, era bastante incómodo, la verdad. Las patatas en vez de estar fritas, estabas cocidas. La salsa era muy espesa y tenía grumos duros, se hacía pasta. Si queréis ir a tomar unas sidras iros a Gascona. Nos dieron pan, y yo soy celiaca. Al final no nos cobraron el pan porque no lo habíamos tocado".

Nuevamente, el gerente del establecimiento apostó por la ironía: "No entendemos lo que es obligar a comer. Nuestro establecimiento es un restaurante, vamos, que damos de comer a quien quiere, pero no obligamos a nadie. Si lo que deseas es beber algo, desayunar o tomar un helado tienes otras opciones, muy buenas por cierto. Lamentamos que este malentendido haya influido en tu experiencia, pero de ahí a decir que las patatas no son fritas, que son cocidas o que la salsa tenía grumos va un trecho. En nuestro establecimiento comen muchos celíacos, doy buena fe porque también los tengo en la familia, pero como en cualquier lado lo que hay que hacer avisar a cualquiera de nuestros compañeros, ellos te hubieran dado pan apto para celíacos".

Este tipo de confrontaciones entre supuestos clientes insatisfechos y empresarios son cada vez más habituales en la red. Especialmente en las plataformas especializadas en el sector hostelero. Por este motivo, no son pocos los hosteleros que piden a este tipo de redes sociales que, al menos, exijan a los usuarios una prueba de compra antes de escribir su comentario, como podría ser un ticket.

Esto es debido a que muchos consideran que algunos de los comentarios que se vierten son falsos. Bien por parte de clientes enfadados que tratan de hacer el mayor daño posible al establecimiento, o por la competencia.

El posicionamiento en este tipo de redes sociales es importante, según la opinión de los empresarios del sector. Y es que aseguran que cada vez son más las personas que se guían por las críticas y los rankings de internet a la hora de elegir restaurante.