Todo, o casi, se puede hacer con tejidos de crochet, cualquier figura o representación que uno se proponga. El universo de este tipo de artesanías “es un mundo” y este también puede ser submarino. Lo dicen y lo demuestran en los talleres que se imparten en “Los Tesoros de Ali”, un establecimiento de la Pola donde profesora y alumnas han realizado con esta popular técnica un colorido acuario al que no le falta el más mínimo detalle y que estos días llama la atención de los vecinos que pasan por la entrada del comercio y se detienen a contemplar y a preguntar por tan elaborado trabajo.

Una de las personas del grupo que acude a los cursos de crochet –palabra francesa de lo que en España denominamos ganchillo, aunque la primera se usa tanto o más que el término castellano– vio un acuario similar y llegó con la idea, explica Alicia Lagranda Vázquez, responsable del local.

Alicia Lagranda.

“Tenemos el curso de crochet y una alumna que vio uno parecido en Italia empezó a picarnos con que si seríamos capaces de hacerlo nosotras. La profesora se involucró y entre todas hicieron el acuario”, señala Lagranda. La profesora, precisa, se llama Mari Carmen Castro, y en el grupo hay trece personas “contándome a mí”, añade.

Aunque el trabajo cuenta con muchas piezas (peces de diverso tipo, cangrejos, tortugas, ballenas, anémonas, algas, pulpos y hasta una sirena, entre otros), completar este singular proyecto “no nos llevó tanto como pensábamos, fue como un mes o mes y medio”, señala Lagranda. “Empezaron a hacer animales marinos y luego a montar el acuario y, según íbamos montando y veíamos las necesidades hacíamos más. Aquí otro pez, aquí unas algas... Lo que se iba viendo que hacía falta”, explica Alicia Lagranda, que apunta que el resultado, que tiene expuesto a la entrada de su establecimiento, recibe continuas visitas de niños y también de mayores.

Un detalle de las figuras, con el establecimiento al fondo.

En “Los Tesoros de Ali”, local abierto desde 2017, los cursos de crochet tienen gran éxito –“ahora mismo es de lo que más atrae”– aunque en el espacio hay otro tipo de talleres, se vende ropa, complementos y se hacen arreglos y costura en general. Hay “casi de todo”, incluyendo la sonrisa que nunca le falta en en el rostro a Lagranda y el buen talante del que hace gala igual para hablar del “cuero, el Patcword, las vainicas o los bordados” que para explicar con gran amabilidad a cualquier vecino que se acerca cómo se hizo con crochet el colorido mundo submarino de “Los Tesoros de Ali”.