Siero tiene dos alumnos entre los mejores de la EBAU. Una es Lucía Parry Suárez, natural de Cudillero y estudiante del Colegio Laude Palacio de Granda (Siero), que obtuvo un 10 en la prueba. El otro es Mateo Lagar Bada, estudiante del Santa Teresa de Oviedo y residente en La Fresneda, que obtuvo un 9,95: "El examen es asequible, pero no tanto llegar a nota".

“Esperaba buena nota pero decidí no tener muchas expectativas por si me llevaba un chasco. Pensé, que salga lo que salga. Y lo que salió no me lo esperaba”, cuenta por teléfono desde Berlín Lucía Parry, quien comparte la nota máxima en la EBAU con el cangués Rubén Rodríguez Rodríguez. Y es que fue terminar los exámenes y embarcarse en la aventura del Interrail. “Me enteré de la nota sentada en un banco de París, fue muy especial”, confiesa.

Con la media del bachiller, Parry suma una nota de 13,8 que le permitirá cumplir su objetivo de estudiar Bellas Artes. Su primera opción es hacerlo en Madrid aunque aún no lo tiene decidido.

Confiesa que la EBAU no le pareció especialmente dura, aunque llegó nerviosa “como todos”. “Luego te das cuenta de que es un examen más de los que haces en clase y estuve tranquila”, añade. La de Cudillero no ve mal el sistema de opciones que se ofreció en los dos últimos años y no cree que perjudique a los mejores expedientes: “Es verdad que es más fácil aprobar, pero no tanto llegar a una buena nota”.

Mateo Lagar Bada vive en La Fresneda aunque hizo el Bachillerato de Ciencias en el colegio Santa Teresa de Oviedo y acabó con un 10 de media. Así que el 9,95 de la EBAU y el 13,85 que le queda para la fase de admisión le dan de sobra para entrar en Medicina. Era su objetivo “desde cuarto de la ESO. Ahí empecé a tener claro que era la carrera en la que me veía mejor”. Y poco importó que supiera el “hueso” que va a tener que afrontar. “Sé qué es duro y creo que sé dónde me meto –su madre es médico de familia y su hermana está en 2º de Medicina–. Pero no me veo en otra cosa. Me parece muy enriquecedor ayudar a la gente y me llama mucho ejercer. Si el trabajo merece la pena, pues habrá que estudiar”, dice con determinación. Con la misma con la que se tomó la preparación de la EBAU.

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“Lo llevaba muy preparado; no sé qué hicieron otros, pero yo curré muchísimo”, afirma. A toro pasado puede decir que la EBAU, y más en estos años tras el covid, “la sacas bien. No diría que es súper fácil, pero sí que es asequible. Tienes la presión de que ahora por lo general las notas de corte de muchas carreras son más altas”. Por lo que respecta al examen, es de los que incide en que la prueba de Lengua “fue bastante larga, y mucha gente se quejó de eso; y la de Biología fue más chunga que otros años. Lo demás me lo esperaba”.