Al sur le falta agua y al norte, sol. Ni una ni otra zona de España es ideal para plantar aguacates y por eso su cultivo, sobre todo en el norte, tiene riesgo. El aumento de su consumo y, por lo tanto, de su precio en Europa hacen que ese riesgo se asuma y que empresas y emprendedores apuesten por este fruto. Uno de los concejos donde se están desarrollando las dos cosas es Siero. En el lado empresarial, José Luis Álvarez ha puesto en marcha una iniciativa, Aguacates del Norte, para asesora y mantener plantaciones de aguacates por toda la región. Diferente es el caso del propietario de un terreno en la parroquia de Anes, que prefiere no revelar su identidad, donde ha plantado dos hectáreas de esta fruto esta misma temporada.

En el caso de José Luis Álvarez, los aguacates que planta son ecológicos y, entre otros muchos sitios de la región, los ha puesto en zonas de Siero como Hevia o Limanes. "Se da mejor en la costa, pero aquí si se da bien los primeros años y sobrevive hay buenas opciones de que vayan para adelante", explica. El primer lugar en el que se cultivó el aguacate en España fue Málaga en los años 60 del pasado siglo, pero desde que a mediados de los ‘90 su consumo se disparó en Europa llegaron otras zonas que se quisieron sumar a la Costa del Sol.

Otra plantación de aguacates en Siero.

Álvarez reconoce estar "contento" con los aguacates, que son "menos delicados que los kiwis y que los frutos del bosque". La producción que sacan es, de momento, pequeña, de unos 500 kilos, pero en un futuro le gustaría "hacer una asociación y una marca de calidad con criterios de sostenibilidad". El interés les llega de lugares como Alemania y Francia, donde la plantación de estos frutos es casi imposible por el clima.

En la parroquia de Anes, por su parte, no ha pasado desapercibida la plantación de un propietario que, cansado de ver como unos terrenos familiares no le daban rentabilidad, se lió la manta a la cabeza y decidió plantar aguacates. Lo acaba de hacer y sabe que hasta dentro de un tiempo no comprobará si su inversión que, una vez concluido todo el trabajo, será de unos 30.000 euros por cada una de las dos hectáreas, habrá merecido la pena o no. "Los terrenos no eran rentables y o los vendía o hacía algo; las manzanas no dan nada, al aguacate en el sur le falta agua, a nosotros nos sobra y lo que nos falta es sol, ahora falta ver si se mueren o no", explica. Otra de las opciones que barajó fue la del arándano, pero "la recogida es más complicada" y por eso apostó por este cultivo que depende, sobre todo, de lo que brille el sol en Asturias.

Los beneficios, si llegan, a partir del cuarto año


La rentabilidad de una plantación de aguacates se empieza a comprobar a partir del cuarto año después de haberlos plantado, que es cuando el árbol empieza a dar los suficientes frutos y del suficiente tamaño. Es ahí cuando el productor podrá empezar a comprobar si su inversión ha sido rentable o no lo ha sido. En Asturias, lo más normal ha sido plantar los aguacates cerca de la costa, donde se han dado desde hace ya bastantes años pero de manera aislada. Si bien, gracias a la rentabilidad del aguacate y a que el agua sobra en la región, las producciones se han ido llevando a otros sitios, como Cabranes. Para José Luis Álvarez, Asturias es una tierra en la que se podrían desarrollar otros frutos como el limón y la naranja, que están aún por desarrollar. "No hay cultura de hacerlo", dice este agricultor que ha decidido apostar por el aguacate ecológico y que espera que su osadía tenga los frutos esperados.