La Pola ya huele a Comadres: 150 escolares elaboran sus propios bollos de manteca para mantener viva la tradición

Los vecinos podrán hornear de forma gratuita en la plaza cubierta durante la mañana de este jueves

"Nunca lo había hecho y es muy divertido": los escolares de Siero elaboran sus propios bollos para mantener viva la tradición

Amor Domínguez

Luján Palacios

Luján Palacios

Pola de Siero

Si la fiesta de Comadres tiene un olor, ese es el de la manteca y el chorizo, horneados a fuego lento tras preparar con mimo los bollos de la merienda-cena por excelencia del año en La Pola. Y para no perder ese aroma, cerca de 150 niños de los colegios Hermanos Arregui y Celestino Montoto de la capital sierense se afanaron a lo largo de toda la mañana de este miércoles, por tandas, remangados hasta los codos y bien metidos en harina para dar forma a sus propias creaciones culinarias.

Durante toda la mañana pasaron por la plaza cubierta los escolares de sexto curso, por iniciativa de la Sociedad de Festejos de Pola de Siero que, por segundo año, ha querido sacar el horno a la calle para que "no perdamos la tradición". "Si los niños no aprenden a hacer sus bollinos, no habrá continuidad para la fiesta", indicó la presidenta del colectivo organizador, Lucía Noval, mientras ayudaba con indicaciones a los pequeños chefs.

Un grupo de voluntarios se encargó de repartir los ingredientes por grupos, todo bien pesado y medido: la harina, la levadura, la mantequilla, la sal, el agua, el chorizo y el huevo para pintar los bollos. "Les enseñamos paso por paso y a ellos les encanta amasar y ensuciarse. Mientras fermenta la masa y los bollos suben, juegan con monitores y luego ya metemos todo al horno", explicaba María Cueva, una de las cocineras encargadas del taller. A cada bollo se le asigna un número y cada niño recoge por la tarde su merienda una vez cocida.

"Yo ya lo meriendo hoy, no lo dejo para mañana aunque sea el día de la fiesta", confesaba con una sonrisa pícara Julia Peña, del Hermanos Arregui, enfrascada con sus amigas Camila Roza y Sara García en el amasado. "Ya los hice alguna vez, mi abuela los hacía y siempre se comen en casa en Comadres", indicaba Roza, mientras explicaba el proceso, en el que amasar es uno de los puntos más importantes.

"Yo creo que saldrá bueno", pronosticaba Mateo Redondo, que ya es experimentado cocinero de pizzas y que procuraba que su bollo estuviera bien pintado con yema de huevo para darle color. "Es fácil, pero no hay que pasarse con los ingredientes, la clave está en medirlo bien", apuntaban Mauro Rodríguez, Iker Roza, Aitor Vigil, Illán Alonso y Daniel Fernández, bien aplicados en dar forma a los bollos. El de Sonia Meana, bien redondo. "Me gusta de esta forma y lo que más me ha costado ha sido amasar con fuerza", comentaba con su amiga Nela Montes.

Ainhoa Para, del colegio Celestino Montoto, señalaba que la tarea es sencilla para ella, porque "me encanta cocinar y lo hago mucho con mi abuela". Sus compañeros Alejandro Muñiz y Joaquín García no podían esperar a meter las manos en la harina. "Despacio, que no queden grumos", reconvenía el cocinero.

La sesión se repitió también durante la tarde, para los niños y sus familias, para que la tradición siga en pie con el paso de los años y las fiestas locales sean cosa de todos, sin importar la edad. Y en la mañana del jueves de Comadres se volverá a repetir el ritual de facilitar el horneado a los vecinos. "Antiguamente, la gente llevaba sus bollos a las panaderías para cocerlos, y por eso, decidimos colocar los hornos en la plaza cubierta, para que la Pola siga oliendo a bollu como antaño y todo el que quiera pueda venir a hornear mientras da un rato la lengua", sostiene Lucía Noval. El año pasado hubo quien llevó cuarenta bollos a cocer y se espera que la afluencia este jueves también sea muy alta.

Por la noche habrá merendola en la plaza, con cientos de plazas disponibles y con orquesta para animar a los asistentes. Todo para que les Comadres sean un año más el éxito ancestral que hace la boca agua en la Pola.

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