Sanz Montes abre la Semana Santa de Lugones: «Los cristianos creemos en una alegría que es fruto de la verdad»

El Arzobispo de Oviedo da inicio a los actos religiosos con la lectura del pregón en la iglesia de San Félix

La hermana mayor de la Cofradía, Rosario Menéndez, entrega una placa con las imágenes del Cristo Yacente y la Señora de la Soledad al Arzobispo, en presencia del párroco de Lugones, Joaquín Manuel Serrano.

La hermana mayor de la Cofradía, Rosario Menéndez, entrega una placa con las imágenes del Cristo Yacente y la Señora de la Soledad al Arzobispo, en presencia del párroco de Lugones, Joaquín Manuel Serrano.

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes abrió ayer en la iglesia de San Félix los actos de la Semana Santa de Lugones con la lectura del pregón. El párroco, Joaquín Manuel Serrano, dio la bienvenida al prelado, que fue invitado por la Cofradía del Cristo de la Piedad y Nuestra Señora de la Soledad de Lugones, ante los feligreses que llenaron el templo.

«Estamos dando comienzo a una semana especial, esa que los cristianos llamamos una semana grande, una semana grande y santa con las plegarias de una liturgia solemne y sagrada», señaló el Arzobispo, quien, a lo largo de la lectura del pregón, aludió a momentos «que ponen freno a nuestra paciencia y descanso, unas veces con vientos huracanados, otras con llamas que nos devoran como estos días en Asturias». «No es que Asturias arda, es que nos la están quemando y, sin embargo, la vida continúa, no tiene botón de pausa», dijo.

Sobre el significado de esta celebración y de estas fechas para los creyentes, señaló que «los cristianos creemos que Cristo ha resucitado, creemos en una alegría que es fruto de la verdad, la verdad de nuestro día a día porque sólo la verdad nos hará libres, como dijo el propio Jesucristo».

 Igualmente, Sanz Montes afirmó que «estos días de Semana Santa se despierta en muchas personas la procesión interior, esa que se curte en los pliegues del corazón, en las orillas de la conciencia. Tantos intentos de hacer mejor las cosas, de pedir perdón por los pecados, tantas esperanzas en que nazca un mundo nuevo, donde Dios sea glorificado y los hombres bendecidos».

El prelado destacó, respecto a las cofradías y hermandades, que «resulta bello constatar la solidez de nuestras cofradías, que cuentan con el apoyo de niños, jóvenes, adultos y ancianos, poniendo lo mejor de sí mismos y transmitiendo la memoria viva en los pasos de Jesús y de María». «Agradezco a esta cofradía el haberme invitado», afirmó. 

Tras la lectura del pregón, la hermana mayor de la Cofradía del Cristo de la Piedad y Nuestra Señora de la Soledad, Rosario Menéndez, le entregó a Jesús Sanz Montes una placa con sus imágenes, tras lo cual tuvo lugar una misa que cerró los actos del día.