Izan, Karolina y Álex: así son los trillizos sierenses de catorce años que cultivan las mejores fabes de Asturias
Los hermanos, que han ganado los concursos de Grado y Villaviciosa con su primera cosecha en solitario, son unos apasionados del campo: "Aquí hay futuro, pero hace falta más ayuda para que los jóvenes emprendan"
"Los Trillizos" tienen mucha vaina. Los hermanos Izan, Álex y Karolina García Vallina, de 14 años de edad, han conseguido el primer premio en los últimos dos grandes certámenes de la Faba Asturiana IGP, celebrados en Villaviciosa y Grado. Y lo han hecho con la que ha sido su primera cosecha en solitario, plantada el año pasado en San Miguel de la Barreda (Siero). A estos adolescentes no les asusta el trabajo. Todas las tardes, incluidos los fines de semana y veranos, se van desde El Berrón, donde residen con su madre y estudian Secundaria, al pueblo para ayudar en las tareas del campo a su abuelo, Javier Vallina, y a sus tíos Celia Vallina y Diego Dávila. Con ellos aprenden todo lo necesario para sacar adelante una casería. Ellos lo tienen claro, su futuro está en la agricultura y la ganadería.
"Izan y yo vamos a ser tratantes, ya tenemos dos vaques cada uno", dice Álex sobre sus ejemplares "Celestina", "Clementina", "Gala" y "Xana". Karolina, por su parte, se quiere orientar hacia la veterinaria ecuestre, una pasión heredada de su otro abuelo, Jorge García, de Bimenes, con quien cuida y realiza muchas rutas a lomos de su yegua "Zara".
Lo que más les gusta de la vida rural, y los tres coinciden en ello, es que "tienes mucha libertad", dice Álex, que fue el último en nacer por cesárea en la mañana del 30 de abril de 2008. El primero fue Izan, a los dos minutos salió Karolina y al minuto llegó el pequeño. Vinieron al mundo con seis meses de gestación y menos de un kilo de peso, por lo que pasaron juntos dos meses y medio en la incubadora. Dicen que los hermanos que son alumbrados juntos tienen mucha conexión: "Algo se nota", indica el mayor.
Tanto es así que Álex, que sacaba sobresalientes y notables, está repitiendo segundo de Secundaria por no abandonar a su hermano en el camino educativo, lo que generó un gran cabreo en casa. Pero son buenos chicos, educados, cariñosos y muy trabajadores para orgullo de su familia. Ellos solos plantaron 1.500 metros cuadrados de fabes, empezando desde el principio, arando la tierra, retrovateando y sembrando con la ayuda de una maquinaria diseñada por su abuelo, adaptada al cultivo de faba que producen de manera tradicional.
Los tres hermanos plantaron sus legumbres con unas estacas que sostienen una red en vez de las varillas, llevan riego por goteo y, cada día, limpian y miman las fabes para que salgan adelante. Las cogen a mano, vaina por vaina, y las ponen a secar. "Luego, con una mayadera que también hizo mi güelu, las mayamos y mi güela Tita nos ayuda, escogiendo una a una y a mano", explica Álex.
La cosecha, de la que ya quedan escasos kilos a estas alturas la firman bajo la marca de "Los Trillizos", que está a nombre de su tía. El resultado de este esfuerzo ha tenido recompensa en las catas a ciegas organizadas por el Consejo Regulador de la Faba Asturiana IGP. Ya lo dijeron en la entrega de premios de la villa moscona este pasado domingo, en la fiesta de la Primera Flor: "Detrás de todo hay mucho trabajo".
Los hermanos también ayudan con las plantaciones de otros productos de la huerta, que Álex hace "con menos gana, pues no me gusta mucho la hortaliza". También acuden a todas las ferias y mercados para vender. Es un orgullo para ellos.
También se nota un gran vínculo entre los trillizos. Karolina se queja de que siempre les tiene que elegir la ropa a sus hermanos, pero se advierte cierto orgullo en su palabras mientras lo dice. Álex anda de broma en broma, haciendo cosquillas por detrás a sus hermanos, mientras posan para las fotografías. "¡Ta siempre igual!", clama Izan, mientras le quita la mano de la nuca al pequeño de los tres, que tiene como afición, además de chinchar a los mayores, el fútbol. Entrena y juega partidos con el Club Deportivo Arenal de Gijón y tras cada sesión o encuentro está "deseando llegar a casa para trabajar", afirma. Izan dejó el fútbol y ahora está plenamente dedicado a les fabes y las vacas que tiene, además de a los estudios. El poco tiempo libre que le queda lo pasa "sentáu en el sofá". Aunque es más bien poco, porque como reconoce Karolina, "no es poco trabajo". Pero lo hace feliz con sus dos hermanos, mientras escuchan música y ponen las simientes de sus fabes en la tierra o limpian de malas hierbas los pasillos de la plantación.
Les gusta tanto el campo que no dejan una hora libre para salir con los amigos. Lo tienen claro: "Hay futuro, pero hace falta más ayuda para los jóvenes, para ayudarnos a emprender", señala Álex, que se plantea con su hermano hacer una formación profesional relacionada con el sector.
De momento, afrontan su segunda cosecha en solitario, que ya están a punto de iniciar. Y lo harán con gusto y motivados con los dos premios conseguidos en Villaviciosa y Grado. Esperan, por lo menos, volver a colarse entre los mejores. Ganas no les faltan.
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