Bravos en Siero por la música tradicional, la arqueología, la lectura y la solidaridad
La asociación Yumper entrega sus premios al gaitero Xuacu Amieva, la arqueóloga Esperanza Martín, la biblioteca vecinal de Busto y el pediatra Germán Rodríguez

Por la izquierda, Eva Pérez y Lucía García-Lengomín, de la Biblioteca de Busto, Xuacu Amieva, Esperanza Martín y Germán Rodríguez, en el escenario de los premios Yumper. | DAVID CABO
Música, cultura, investigación y solidaridad se dieron la mano ayer en La Fresneda en la entrega de los premios "Asturianos de braveza" que otorga la Asociación Cultural para la Defensa de los Derechos Humanos Yumper, un acto brillante para reconocer a cuatro personajes y colectivos igualmente destacados en sus diferentes ámbitos de trabajo.

Por la izquierda, Víctor Vázquez, presidente de Yumper, la concejala Alejandra Cuadriello y Susana Echevarría, presidenta del jurado. | DAVID CABO
Fue también una velada musical, de la mano del primero de los galardonados que pasaron por el escenario de la gala, conducida por Milio’l del Nido. Xuacu Amieva, maestro gaitero de varias generaciones, fue reconocido con una sentida glosa de uno de sus alumnos, el gaitero y profesor Flavio Rodríguez Benito, quien realizó una introducción histórica porque "Xuacu forma parte de la historia de la música asturiana, como pionero de la renovación de la gaita y como creador de escuelas de las que salimos profesionales del sector, con materiales didácticos imprescindibles y una carrera larga y comprometida", señaló Rodríguez Benito en su intervención.
Amieva, emocionado, reconoció que en sus inicios "siempre pensé que sería una carrera larga, en la que siempre puse mucha ilusión y ganas". "Cuarenta años después he llegado hasta aquí, y espero seguir muchos más luchando por la cultura asturiana", apuntó entre aplausos, y antes de interpretar a dúo con su pupilo su pieza "Marcha de Brañes".
La literatura tomó el relevo a la música, con la entrega del galardón a la Biblioteca "Eduardo Pérez de la Fanosa" de Busto (Valdés), un proyecto cultural surgido del empeño de las mujeres de la Asociación de Vecinos de Busto. "Algunos de nuestros usuarios descubrieron el placer de la lectura con 80 años. Contamos con lectores, sobre todo lectoras, voraces. De las que vienen a por un libro sin acabar el anterior, de las que se intercambian los ejemplares en sus casas sin pasar por la biblioteca, que nos aconsejan que no leamos la biografía de Sara Montiel porque era un poco ligera de cascos o nos traen bombones porque ‘les hemos hecho mucho bien’", enumeró una de las responsables de este proyecto, Lucía García-Lengomín. "La nuestra es la modesta aportación de una pequeña biblioteca de un pueblo del occidente asturiano", recalcó, antes de recordar que ellas empezaron con apenas una bolsa de libros y una estantería. "Con muy poco se hace mucho", subrayó. Y por eso Milagros García, quien fuera directora de la biblioteca Pérez de Ayala, reclamó para ellas "que quien pueda les done algún libro para mantener vivo este proyecto hecho de esfuerzo, imaginación e ilusión".
La misma ilusión que pone en su trabajo la arqueóloga Esperanza Martín, responsable de las excavaciones de Lucus Asturum y de innumerables campañas a lo largo y ancho del mundo. "Es representante de la mejor arqueología que se hace actualmente por su compromiso", aseveró en su glosa el también arqueólogo Ángel Villa Valdés, con quien trabajó Esperanza en sus inicios. Quizás por ello, acompañada de su padre, se mostró especialmente emocionada al recoger el galardón. "La arqueología, además de disciplina científica, es un puente entre el pasado y el presente; si somos humanos es gracias al conocimiento cultural, y por ello necesitamos una arqueología social que trascienda el academicismo", proclamó Martín tras recoger el premio. Y reclamó asimismo "un impulso a la investigación", para seguir tendiendo puentes y "establecer un diálogo con todos vosotros, en lugar de un monólogo científico".
Cerró el acto la entrega del premio al pediatra Germán Rodríguez, creador de la Fundación SIRA, que trabaja para dar cobertura sanitaria a los niños más desfavorecidos de la cuenca de Quiché, en Guatemala. "La Fundación es él, él pone todo su tiempo y esfuerzo en la que se ha convertido para mí en la labor más gratificante que he hecho en mi vida", como explicó su colaboradora María Jesús Alonso Collado, coordinadora administrativa de Urgencias y Emergencias del Principado. Gracias a Germán Rodríguez "niños que no podían caminar han acabado bailando y estudiando medicina". Han salvado a cerca de 1.500 pequeños que no tienen acceso a la medicina más básica, ni a medicamentos ni diagnósticos, en una parte del mundo en la que nunca habían visto a un pediatra y en la que, cada vez que aterriza, atiende a una legión de pequeños pacientes movilizados a través de la selva. Un ejemplo de que los premios Yumper son, siempre, sinónimo de braveza.
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