Nora, la asociación de Siero que ayuda a 113 personas con discapacidad: "Cada vez atendemos a niños más pequeños"
"En la sociedad falta empatía", lamenta la gerente del centro, con más de 30 años de trayectoria y cuatro terapeutas en la actualidad

La Asociación Nora, más de 30 años dando servicio en la Pola / L. R.
Lucía Rodríguez
Corría el año 1992 cuando la Asociación Nora comenzó a prestar sus servicios en Pola de Siero. Por aquel entonces, tan solo contaban con una pequeña oficina de orientación y una fisioterapeuta que prestaba sus servicios a unos pocos usuarios. Actualmente, el centro, ubicado en el antiguo ambulatorio de la localidad en la calle Falo Moro, atiende a 113 usuarios y, de los que 70 acuden cada semana. Además, presta apoyo y asesoramiento a sus familias. "En los últimos cinco años hemos duplicado el número de personas que atendemos solo en las terapias", apunta Aroa Castaño, gerente de la entidad desde hace 17 años. A esto hay que sumarle talleres, club de ocio o atención a las familias, lo que supone que "nuestro personal atiende a más de 100 personas semanalmente".
La Asociación Nora cuenta con cuatro terapeutas especializadas en fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional y psicología. Además, cuentan con un informático, que acude dos horas a la semana, y un jurista que realiza las tareas de gestión de proyectos y asesoramiento legal a las familias. "Antes teníamos una terapeuta social, que lo tuvo que dejar y ampliamos la búsqueda para cubrir esa vacante a personas que tuvieran conocimientos en derecho", explica Castaño. "Encontramos a un chico que encajó muy bien con las necesidades que teníamos y que acude a las instalaciones cuatro horas semanales", añade.
Los casos de autismo, en aumento
Discapacidades cerebrales, discapacidades sensoriales, enfermedades raras o retrasos evolutivos son tan solo algunos de los perfiles con los que trabajan. La gerente asegura que "las necesidades son muy diferentes y amplias". De un tiempo a esta parte, han notado un aumento de aquellos usuarios que sufren trastorno del espectro autista, de déficit de atención e hiperactividad, lo que implica que "cada vez atendemos a niños más pequeños". Esto, lejos de parecer un aspecto negativo, tiene su parte positiva. "Trabajar con esos niños desde una edad temprana es muy importante para favorecer su autonomía y, por ende, aumentar su autoestima, entre otras cosas", incide Aroa Castaño.
Añade, además, que cada vez cuentan con más personas con lo que llaman discapacidades invisibles. "Son niños o niñas que tú puedes ver por la calle y aparentemente no tienen nada, pero a lo mejor necesitan algún tipo de ayuda". A estos se unen también los usuarios que están en riesgo de padecer una discapacidad. "Son aquellas personas que ahora mismo no tienen un diagnóstico, pero en una valoración previa sí que aparece una posibilidad de padecerla", explica Castaño.
Pero no solo atienden a menores. El tramo de edad incluye también a personas adultas. Tanto es así, que el último programa creado en la asociación consiste en un taller de atención integral para ellos. La gerente recuerda que "testamos algunos déficits y carencias durante las terapias que teníamos con los usuarios más mayores y el propio equipo veía que se podrían subsanar si esa persona acudía a otros servicios". Sin embargo, se encontraron con que, al haber aumentado las listas de espera, la posibilidad de que consiguieran una plaza era mínima. Así que idearon un programa de atención global mediante la intervención del equipo multidisciplinar. "Las cuatro terapeutas de la entidad trabaja con un grupo de usuarios a través de terapias grupales, pero individualizadas y adaptadas a las necesidades observadas", cuenta.
Escuela de Padres
En el mundo de la discapacidad, los familiares son los grandes olvidados. Por eso, desde la asociación, también han puesto en marcha desde hace unos años un proyecto denominado Escuela de Padres. "Consiste en sesiones individuales entre la familia y la terapeuta que esta requiera para profundizar en temas o problemas que se ven en el núcleo de las familias, trabajando de una forma personalizada", comenta Aroa Castaño. Estos abordajes pueden orientarse bien hacia necesidades emocionales del demandante, de los progenitores o a dinámicas familiares y problemática de la persona usuaria. "Nuestro equipo les da herramientas y estrategias para trabajar en casa", señala.
Para financiar todos estos talleres, la Asociación Nora cuenta con subvenciones por parte de los Ayuntamientos de Siero y Nava, del Principado y de entidades privadas. Sin embargo, reconocen que no siempre es suficiente. "Alrededor del 80 por ciento de la ayuda que recibimos se nos va en gastos de personal", lamenta su responsable. Es por eso, que tienen que buscar diferentes vías de financiación para poder llevar a cabo toda su actividad. "Los socios son una importante fuente de financiación y, además, realizamos venta de merchandising, una espicha anual solidaria y todo aquello que nos ayude a recaudar fondos", apunta.
Todo aquello que quieran desarrollar, les exige "años de trabajo y un proyecto de financiación específico". En este sentido, su próximo reto es cambiar el suelo del local donde desarrollan su actividad, puesto que es de baldosa. "Nos gustaría poner algo que nos permitiera trabajar descalzos y también fuera de las salas y que resultara más cómodo, cálido y acogedor y eso es algo que nos supondría un desembolso muy importante".
A lo largo de estos últimos 30 años, muchas cosas han cambiado. "Hay discapacidades, como por ejemplo el autismo, que antes ni siquiera se diagnosticaba y muchas familias no llevaban a sus hijos a la asociación solo por el hecho de que el resto pudiera pensar que tenía algo", detalla Castaño. Sin embargo, aunque la sociedad actualmente tenga menos prejuicios y la mente más abierta, aún queda un largo camino por recorrer: "En el fondo todos tenemos capacidades diferentes y entre las personas que tenemos aquí, a algunos les cuesta más hacer unas cosas, pero son muy buenos y capaces en otro". Desde la asociación creen que aún existe mucho desconocimiento acerca del mundo de la discapacidad. "Nos falta más empatía y ponerse en el lugar de los demás", concluye Aroa Castaño.
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