Serie "El Relevo" | Sara Martínez del Río Directora general de Lácteos Juan Martínez
"Asturias podría ser un referente empresarial en España"
"Estamos viviendo los mejores años de la historia de la empresa y prevemos duplicar nuestra producción en los próximos cinco años"

Sara Martínez, delante de la casa familiar, instaurada en 1924, junto a la que se ubica la fábrica de la empresa. / Luisma Murias
El despacho de Sara Martínez del Río (Oviedo, 1987) tiene una mesa de cristal, dos pantallas de ordenador, una televisión de plasma y, ordenados en la repisa de la ventana, una colección de libritos sobre gestión empresarial. Es decir, es el despacho prototípico de una empresaria moderna. Pero la estancia también transpira más de un siglo de historia familiar: las paredes del recinto muestran el ladrillo original de la casa erigida en 1924 por sus bisabuelos, Juan Martínez y Casimira Huerta. Allí, en esa planta baja del edificio de Marcenado (Siero) donde hoy trabajan Sara y su padre, José Martínez, se ubicaba la primera fábrica en la que Casimira elaboraba artesanalmente los quesos.
Actualmente, padre e hija siguen comiendo cada día en el piso superior, mientras en la nave adjunta, de 3.600 metros cuadrados de superficie, se producen quesos y preparados lácteos destinados a uso de la industria alimentaria, a la hostelería y a la venta directa en supermercados. Desde hace cinco años, la dirección de la compañía está en manos de la joven sierense, que habla con LA NUEVA ESPAÑA dentro de la serie de entrevistas que, bajo el título de "El relevo", presenta cada dos domingos a las nuevas generaciones de las principales empresas familiares de Asturias.
-En su niñez y juventud, ¿se hablaba mucho de la empresa en casa, en las comidas, encuentros familiares..?
-Sí, por supuesto, es algo inevitable. Hasta su fallecimiento hace un año, compartíamos el almuerzo con mi abuela Guillermina, que a sus más de 90 años seguía interesándose por los proyectos y los desafíos que enfrentábamos en el día a día. Disfrutaba escuchándonos con la satisfacción de ver el crecimiento de la empresa. Su única queja al final de su vida era que con cada ampliación que hacíamos le íbamos quitando vistas desde la ventana de la cocina (ríe). A día de hoy tengo la suerte de poder seguir comiendo y aprendiendo muchísimo a diario con mi padre, con quien llevo más de 12 años trabajando codo con codo, y a quien admiro profundamente. Él tiene 69 años, así que ya está dejándome a mí cada vez más responsabilidades, aunque obviamente siempre contaré con él como el mejor de los asesores.
-¿Cómo fue su desembarco en la empresa?
-Después de estudiar Administración y Dirección de Empresas en ESADE y trabajar en otras empresas en Barcelona, me incorporé al negocio familiar para echar una mano en un momento difícil, cuando mi tío Javier, que dirigía la empresa junto a mi padre, enfermó de cáncer. En principio yo iba a venir tan solo por seis meses, pues por aquel entonces tenía el sueño de dar "una vuelta al mundo" –me gusta mucho viajar– antes de regresar de nuevo a Asturias, pero al final esos meses se transformaron en más de 12 años… La empresa ha sido como un agujero de gusano en el espacio-tiempo. Trabajar aquí está siendo una experiencia increíble. Más que un trabajo, es una escuela de vida: cada día aprendo algo nuevo e, insisto, tengo la suerte de hacerlo junto a mi padre, que ha sido y es mi mejor mentor. Aunque al principio no imaginaba quedarme tanto tiempo, ahora no me imagino en otro sitio.
-¿Es un trabajo duro?
-La empresa ocupa gran parte de nuestras vidas, demandando mucho tiempo y atención. Nuestras jornadas son largas. Para los empresarios, el compromiso con nuestras empresas es de 24 horas al día, siete días a la semana y 365 días al año. Bueno, con un día de desconexión total cada cuatro años, cuando cae en bisiesto (ríe). A pesar de que dirigir una empresa familiar es muy exigente e intenso, es también profundamente gratificante. A lo largo de todos estos años, he participado activamente en la toma de múltiples decisiones que entiendo, desde la humildad, han sido razonablemente acertadas, pues la empresa está viendo a día de hoy los mejores años de su larga historia.

Sala de loncheado de la fábrica de Lácteos Juan Martínez. / LNE
La empresa
- Fundada en 1915, Productos Lácteos Juan Martínez se dedica a la elaboración de quesos y preparados lácteos para su uso en la industria alimentaria, en hostelería y en la venta directa en supermercados.
- 60 empleados. Unos 50 trabajadores son fijos, mientras que suelen emplear a entre 10 y 20 temporales.
- 5 millones de kilos. Es la producción anual aproximada de la factoría, ubicada en Marcenado (Siero).
- 3.600 metros cuadrados. Es la superficie de la factoría, situada justo al lado de la casa familiar, donde se ubican las oficinas..
- 20 millones de euros. Es la cifra de ingresos del último ejercicio, y la perspectiva es superar la cifra este 2025.
-¿A qué se debe esa buena situación?
-La empresa atraviesa un momento muy positivo. En los últimos años hemos experimentado un fuerte crecimiento en ventas y, al mismo tiempo, hemos invertido significativamente en la mejora de nuestras instalaciones, lo que nos ha permitido consolidar nuestra posición en el mercado y expandirnos internacionalmente.
-¿En qué consiste exactamente esa mejora de las instalaciones?
-Se enfocan sobre todo en mejoras de automatización de la fábrica. En concreto, estamos construyendo un nuevo abatidor automático, un equipo con el que se podrán enfriar los productos recién elaborados a una velocidad mucho mayor que hasta ahora. Con el que tenemos actualmente, ese proceso comprende entre 24 y 48 horas dependiendo del producto, pero con el nuevo pasaríamos a sólo cuatro horas. Eso nos permitirá fabricar muchísimo más en el mismo tiempo, ya que la refrigeración es uno de los nuestros principales cuellos de botella.
-¿Cuáles son sus objetivos más a medio y largo plazo?
-A medio plazo, estamos trabajando en consolidar varios proyectos comerciales que nos llenan de ilusión y representan oportunidades estratégicas en mercados clave. Eso nos permitirá dar un salto grande que, a su vez, favorezca nuestro objetivo a largo plazo: duplicar nuestra producción en un plazo aproximado de unos cinco o seis años. Queremos que, cuando alguien piense en quesos o derivados lácteos, nuestra empresa sea la primera opción.
Escritora, lectora y montañera
Antes de su fallecimiento, en 2019, Sara le prometió a su madre, Ana del Río, que escribiría un libro en su memoria. La empresaria se confiesa devota de la lectura y, sobre todo, la escritura: "Me ayuda a ordenar mis pensamientos, a expresarme mejor dentro de la vorágine diaria en la que vivimos". Desde hace unos años ha añadido otra afición: el senderismo y las excursiones de montaña, hasta el punto de sumarse a un proyecto para coronar las 78 cimas de los 78 concejos asturianos. Sólo le quedan 14 cumbres de la región por conquistar. Martínez relata sus peripecias montañeras en una cuenta de Instagram llamada "Caminando con Sara". Criada en Pola de Siero y educada en el colegio Meres y el San Ignacio de Oviedo, Martínez estudió la carrera en Barcelona. Está casada y tiene una hermana mayor, Julia.
-Ha mencionado la expansión internacional. ¿A qué países exportan?
-Son variados: Cuba, República Dominicana, cada vez más en Portugal... Me interesa también Marruecos, y también estamos en negociaciones con un empresario de Jordania que recientemente visitó Siero de la mano del alcalde, Ángel García. También estamos intentando entrar en Panamá. Cuba es un país al que exportamos bastante en 2023, aunque ahora, desgraciadamente, nos estamos topando con obstáculos administrativos que están dificultando el acceso a ese país.Desde finales de noviembre se exige estar certificado en el Sistema Auditado de Autocontroles (SAE II), lo que supone tener que pasar por otra auditoría de una certificadora externa para poder exportar al país que hasta hace dos meses estaba libre de este requisito. Es algo que no entiendo porque, evidentemente, nuestros productos cuentan con todas las garantías sanitarias. Este proceso puede demorar varios meses envíos que ya tenemos comprometidos. Además, no es un problema sólo para Juan Martínez, sino para todas las empresas españolas, porque los clientes cubanos recurrirán a los países que puedan enviarles sus productos más rápidamente. En general, cada vez hay más dificultades burocráticas para exportar.
-Dentro de España, ¿cuál es su principal mercado?
-Vendemos en todas las comunidades autónomas, pero son especialmente potentes Galicia, Madrid, Andalucía, País Vasco y la zona del Levante. También tenemos el objetivo de crecer mucho en Canarias.
-¿Cómo ve Asturias como territorio para la prosperidad?
-Asturias tiene una ubicación estratégica y un entorno natural único que la convierten en un lugar ideal para sectores como el agroalimentario, la energía o la industria. No obstante, sería importante simplificar y agilizar los trámites administrativos como, por ejemplo, la tramitación de licencias y permisos, así como crear un marco más claro y homogéneo entre las distintas administraciones, aunque he decir que nosotros estamos muy satisfechos en nuestro trato con el Ayuntamiento de Siero. A nivel regional, habría que crear un entorno fiscal con más incentivos a la inversión y, en concreto, acabar con el impuesto de Sucesiones, que es un abuso. Si aprovechamos estas ventajas y superamos estos desafíos, Asturias puede consolidarse como un referente empresarial en España.

Casimira Huerta y Juan Martínez. / LNE
El matrimonio que hacía quesos artesanales
La historia de la empresa Juan Martínez comienza hace más de un siglo, en 1915, cuando el matrimonio formado por los sierenses Casimira Huerta y Juan Martínez pusieron en marcha un pequeño negocio: Casimira elaboraba quesos de manera artesanal, mientras que su marido compraba y vendía ganado en los mercados asturianos. De sus hijos fue Juan Martínez, el segundo de la saga, quien continuaría con la empresa de la mano de su esposa, Guillermina Camino. Bajo su dirección, en 1959 la empresa se constituyó como sociedad limitada y se inició la fabricación industrial. De sus cuatro hijos, dos (José y Javier, este último fallecido en 2020) cogieron el testigo de la compañía. Los otros dos son Gonzalo, profesor de Lengua Española en la Universidad de Cantabria, y el obispo auxiliar de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino. "Me siento muy orgullosa de los valores de perseverancia, dedicación y fuerte compromiso con el trabajo que se han mantenido a lo largo de las generaciones en nuestra familia", asegura Sara Martínez del Río, hija de José, que encabeza la cuarta generación.
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