Emotiva despedida

Muñó y La Collada honran a Manuel Suárez Peñalosa, el cura "cariñoso" que "dejó huella"

Las parroquias sierenses celebran un funeral en memoria de su sacerdote durante quince años

Asistentes al funeral por Manuel Suárez Peñalosa. En el recuadro, el sacerdote, fallecido hace un mes. | L. P.

Asistentes al funeral por Manuel Suárez Peñalosa. En el recuadro, el sacerdote, fallecido hace un mes. | L. P.

Luján Palacios

Luján Palacios

Muñó (Siero)

Un hombre "entrañable, lleno de humor y retranca, que cuando llegó imponía, pero luego fue una persona muy amable y cariñosa que dejó huella". Los fieles de las parroquias de San Juan Evangelista de Muñó y San Pedro de La Collada (Siero) se deshacían este domingo en halagos hacia quien fuera su párroco durante quince años, Manuel Suárez Peñalosa, fallecido a los 82 años de edad hace un mes.

Muñó y La Collada honran a Peñalosa, el cura "cariñoso" que "dejó huella"

Muñó y La Collada honran a Peñalosa, el cura "cariñoso" que "dejó huella"

Ambas parroquias se juntaron ayer en Muñó para celebrar una misa funeral por su eterno descanso, con la presencia de varios familiares y oficiada por el actual párroco, José Santaclara. Fue más que nada una acción de gracias en un oficio cantado por Margarita Pescador y Carlos Antón, un momento para "agradecer el poder haber disfrutado de su presencia y de su buen humor", indicó Santaclara, quien se refirió a Peñalosa como "un compañero y un amigo", con el que compartió no pocas anécdotas. Como el día que, "estando en unos ejercicios espirituales en Celorio ,de repente oigo un ronquido; miro hacia atrás y era Peñalosa, y me dice: ‘No me estoy enterando de nada’. ¡Pero si estás durmiendo!", relató entre risas el sacerdote en la homilía.

Una muestra del carácter campechano del cura, quien visitó Muñó por última vez hace un par de años para casar a dos de sus amigos más entrañables de la parroquia: el sacristán Miguel Fernández y la catequista Sonia Rodríguez. Ambos lo recordaban ayer con afecto antes de enumerar las muchas obras promovidas por Peñalosa: el arreglo del cementerio, de la iglesia o el legado de su belén cada Navidad.

"Y eso que venía por unos días para hacerle un favor al arzobispo, porque ya estaba jubilado del ejército. De hecho, nunca llegó a ser nombrado párroco, siempre fue administrador parroquial", recordaba Fernández.

Natural de La Rebollada (Mieres), Manuel Suárez Peñalosa fue ordenado sacerdote en 1969 y muy joven ingresó en el Vicariato General Castrense, atendiendo a las Fuerzas Armadas en numerosos destinos por toda España y el extranjero. Uno de ellos fueron los Balcanes en plena guerra de Yugoslavia, un destino del que hablaba muchas veces. De hecho, se jubiló como teniente coronel, y podría haber sido coronel "pero dedicó varios años al cuidado de sus padres ancianos y nunca fue una prioridad para él", afirman quienes le conocieron de cerca.

Desde 2018 siguió colaborando en la Unidad Pastoral de Pola de Siero, en la de El Berrón y allá donde se le necesitara. Hasta su muerte hacia las veces de capellán para la comunidad de religiosas de María Inmaculada. Siempre será recordado por "sus bromas, s u potente voz , su cariño hacia los feligreses y todo lo que hizo por estas parroquias", subrayan los fieles.

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