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Lección de vida pakistaní a los niños de Lieres: "Allí no tenemos nada, solo montañas"

La charla de cuatro guías de montaña del país asiático estuvo promovida por el Ayuntamiento de Siero, en colaboración con una fundación impulsada por Sebastián Álvaro, y se repetirá en otros centros educativos del municipio

Los niños del colegio Xentiquina de Lieres (Siero) reciben la visita de un grupo de escaladores paquistaníes que les relatan su vida en las montañas

Luján Palacios

Luján Palacios

Luján Palacios

Lieres (Siero)

Donde viven las hermanas Hafiza Siddiqa Hanif y Amina Hanif no hay médico, ni casi medicinas. Tampoco hay ambulancias, ni colegios ni universidades. Sólo hay montañas, las más altas del planeta. Una inmensidad en un rincón de Pakistán a la que llegan los escaladores más intrépidos del mundo para toparse con una región pobre, en la que las mujeres lo tienen muy complicado para conseguir sus sueños.

Pero existen los pequeños milagros propiciados por almas generosas como las del aventurero Sebastián Álvaro, creador de "Al filo de lo imposible", quien conoce desde hace décadas el remoto valle paquistaní de Hushé: un lugar alejado del mundo y suspendido en el tiempo en el que la ciudad de referencia queda a más de 6 horas en todoterreno por caminos imposibles, en la que no hay agua corriente y la gente se dedica a la ganadería y la agricultura la mayor parte del año: El resto, unos cuatro meses de su verano, trabajan como guías de montaña para los occidentales que aspiran a conquistar los ochomiles, las cimas más inhóspitas del planeta que se agolpan entre Paquistán, la India y China. Álvaro, conmovido por las condiciones de aquella gente, colabora desde hace años con la fundación Sarabastall llevando medicinas, médicos voluntarios una vez al año para chequear su salud, escuelas para que los niños y las niñas aprendan y un refugio de alta montaña cuyos beneficios se destinan íntegramente al desarrollo de la comunidad.

Una historia de colaboración con la cordillera del Himalaya de fondo y que tiene una inesperada conexión con Siero, de manera que Amina y Sidiyya han podido viajar al concejo junto con su padre Hanif Muhammad y un amigo, Mustafá Muhammad, ambos guías de montaña, para contar su historia a los escolares del concejo. Lo harán durante 15 días, gracias al Ayuntamiento de Siero y en todos los centros educativos del municipio. El Alcalde, Ángel García, relata cómo se ha gestado esta aventura: "Sebastián Álvaro visitó Siero hace un tiempo para participar en una actividad del Patronato Deportivo y nos habló de la fundación y de sus proyectos, acabó invitándome y fui hace dos veranos a conocer su labor en el valle de Hushé. Ahora son ellos los que nos devuelven la visita", explica.

Y de esta manera, las dos hermanas, su padre y Mustafá Muhammad han podido relatar a los niños de Lieres, los primeros en recibir la charla, cómo se vive a más de 3.000 metros de altitud. "Allí no hay nada de lo que hay aquí", señalan. Las niñas se casan en Paquistán en torno a los 14 años y ya no pueden estudiar, sino dedicarse a cuidar de sus hijos, de la casa y depender de un marido al que ni siquiera pueden elegir. Estudiar es casi imposible: está muy lejos y es muy caro, y allí "no hay opciones de ocio, Parque Principado ni se imaginan lo que es", apostillaba García.

Los niños, durante la charla

Los niños, durante la charla / Luján Palacios

Pero gracias a la fundación Sarabastall, las cosas han empezado a cambiar para muchos de ellos. Mustafá Muhammad ha podido estudiar en la Universidad de Isalamabad y aprender un español más que aceptable gracias a una beca de la entidad para "trabajar como guía de montaña para los españoles, allí van muchos", relataba. Su labor es la de preparar las expediciones y transportar todo lo necesario, además de cocinar y vigilar que todo salga según lo previsto. Una labor durísima que ellos asumen con una sonrisa, porque para ellos es un sustento económico fundamental.

Amina y Hafiza Siddiqa están rompiendo moldes en su comunidad. La primera ya ha terminado sus estudios de Turismo y Hospitalidad, y ha creado su propia empresa de aventura, a la que ha puesto el nombre de su abuela. Hafiza Siddiqa empieza ahora la formación para ser enfermera. Y aunque les deslumbre el mundo occidental, en el que salir a la calle y ver coches y tráfico es una novedad, "me quiero quedar allí, porque no hay médicos ni enfermeras en las aldeas de montaña. Y quiero ayudar a mi gente", asegura.

Además, las dos son alpinistas, las primeras del país, por empeño de su padre y antes que él, de su abuelo. No en vano, son nietas de un personaje mítico de la escalada en ochomiles: "Little Karim", quien se hizo famoso por su destreza, fortaleza y arrojo, trabajando como sherpa para muchos grandes escaladores. Se lo recuerda por la increíble hazaña de haber subido a las cimas un aladelta desmontado, cargado a su espalda, para un cliente escalador. "Él tenía el sueño de que sus nietas subieran a la montaña, algo que está prohibido por el Islam y que con mejor educación está empezando a cambiar", resume su padre. Las jóvenes son capaces de escalar a alturas por encima de los 6.500 metros, y la aspiración de Amina es la de preparse para subir los 14 ochomiles. "Poco a poco", señala con una sonrisa.

La misma con la que contestaron a las preguntas de los pequeños de Lieres. "¿Cómo habéis llegado a Siero? ¿Cuál es la montaña más alta que habéis escalado? ¿A qué juegan allí los niños?". Porque a 7.000 kilómetros y doce horas de vuelo hombres, mujeres y niños comparten sueños y aspiraciones, y en Siero se escuchan y se aplauden.

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