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Entrevista | Miguel Ánxel Montenegro Presidente de la Asociación Amigos del Roble

"La gente de Pola de Siero mira por su identidad, y el que llega se empapa rápido de ella"

"Entre los jóvenes se está perdiendo el arraigo y es un problema"

Miguel Ánxel Montenegro, ayer, en el quiosco de la música del parque Alfonso X el Sabio de Pola de Siero. | P. A.

Miguel Ánxel Montenegro, ayer, en el quiosco de la música del parque Alfonso X el Sabio de Pola de Siero. | P. A.

Pablo Antuña

Pablo Antuña

Pola de Siero

La Asociación Amigos del Roble, que tiene 23 años de vida, acaba de firmar su convenio de colaboración con el Ayuntamiento de Siero, por valor de 1.400 euros. Una ayuda para una entidad que busca preservar la cultura y tradición en Pola de Siero, con iniciativas como al de plantar el roble por San Pedro y otra serie de propuestas con las que dinamizan la capital del concejo durante el año. Miguel Ánxel Montenegro es desde inicios de año el nuevo presidente, tras tomar el relevo de Enrique Meoro, y detalla el panorama actual y líneas de actuación del colectivo de cara al futuro.

-¿En qué momento se encuentra la asociación?

-La asociación nació para dar cobertura legal a lo que hacía la gente desde hace años, con la plantación del roble. Cuando cogimos la presidencia en febrero, había 166 asociados y ahora mismo estamos cerca de los 400. Es un muy buen momento. Pudo haber épocas por encima de los 300, pero seguramente no tanto como ahora. Y estamos muy contentos especialmente porque hemos dado relevo generacional a la asociación, ya no es solo que tengamos gente mayor. Tenemos casi 30 menores de edad como socios.

-¿Qué objetivos se marcan en esta nueva etapa?

-Quisimos en primer lugar conservar los proyectos de la planta del roble o la entrega del personaje y chigreru del año. Pero queríamos potenciar actividades a lo largo del año. Y creamos "El mes del roble", ahora en noviembre, para hacer actividades, como esa entrega de los galardones este mes, ir a la gueta y disfrutar de un amagüestu, hacer una excursión, y un acuerdo con una veintena de establecimientos hosteleros de la Pola, Nava, Lieres o Gijón, que dan promociones de descuento para los socios, o bien una promoción con consumiciones. En este mes le hemos dado dinamismo a la asociación. Y eso también ayuda a visibilizarnos, captar nuevos socios a los que propondremos talleres y otras propuestas en nuestra sede, y mantenernos activos todo el año.

-¿Por qué sigue siendo necesario un colectivo de este tipo?

-Pues por la importancia de conservar las tradiciones. Especialmente plantar el árbol, que es algo que formaba parte desde no se sabe cuando de la idiosincrasia de la Pola. Para empezar, es necesaria esta asociación para preservarlo. Pero también para promover y dar a conocer "Les Sampedraes". Este mes de noviembre, el sábado 15 por la mañana, haremos una mesa redonda para analizar esta parte de la cultura popular y que se entienda que no es el señor mayor de turno que cante solo la víspera de San Pedro, que tiene una finalidad y que es algo que puede cantar cualquiera, que no es propiedad de nadie.

-¿Le interesa a los jóvenes promover y conservar las tradiciones?

-Es un problema que se pierda el arraigo. La cuestión de la globalización trae cosas buenas, pero también malas, como que los jóvenes se identifican más con "Bad Bunny" que con el gaitero de Llibardón. Es clave que sigan atendiendo lo propio, porque corremos peligro de que desaparezca la identidad.

-¿Los polesos cuidan y miran por su identidad?

-Sí, mira mucho por su identidad. Y diría más, que la gente que viene a vivir a la Pola se empapa rápido, como le pasó a Enrique Meoro o por ejemplo a mí. Una vez se entra en la Pola descubres que hay una actividad asociativa muy potente.

-En el roble dicen que tiene relevo, para plantarlo los casados, pero a los solteros parece que le cuesta ganar adeptos cada año. ¿Puede haber roble sin álamo?

-Seguramente en los comienzos no había esta competitividad. Y les diría a los casados, que no tienen mucho que hacer, que compita un álamo con un roble... Que se planten los dos ya es parte de la vida social, pero sí que habría roble sin álamo... Dejamos esa pulla para los solteros (ríe).

-¿Les gustaría potenciar más la actividad de plantar el árbol, con más fiesta en torno a la celebración de San Pedro?

-Este año recuperamos que se hiciera por ejemplo una misa, que al final es el patrón de la parroquia y ni la había. No descartamos por supuesto que incluso se puedan hacer más cosas esos días, en torno a ese momento.

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